Sin duda alguna, el Renault Twingo fue uno de los iconos automovilísticos de los años 90. El pequeño urbano francés fue todo un éxito de ventas, revolucionando la urbe con su atrevido diseño y una practicidad fuera de serie para un vehículo de su tamaño. El Renault Twingo original estuvo a la venta casi durante más de quince años en Europa, con una producción de más de 2,5 millones de unidades. En su momento, implementó soluciones muy originales como una instrumentación central digital o asientos completamente abatibles.
Sea como fuere, su éxito tuvo mucho que ver con una estética alegre, desenfadada y con un punto chic, además de un precio asequible. Tras cesar su producción europea en 2007, Renault se enfrentaba a la tarea de lanzar un nuevo Twingo. Presentado en el Salón de Ginebra del mismo año, y construido sobre la plataforma del Clio II, el Twingo II fue recibido con optimismo, pero sin el mismo entusiasmo de la primera generación. En su momento, la prensa y el público criticaron un aspecto poco atrevido y original.
Con todo, ha sido un coche con buenas críticas en general, y con una dinámica de altísimo nivel en su versión RS, dotada de un “jugoso” 1.6 de 133 CV de potencia. En 2011 el Renault Twingo recibió un lavado de cara bastante profundo, que remozó al completo el exterior. Puede gustar más o menos, pero es innegable que los galos se han arriesgado en el plano estético, con un resultado que personalmente me parece acertado. Aunque la gama cuenta con un 1.5 dCi de 85 CV, las ventas se centran en los pequeños gasolina de cuatro cilindros.
La versión que hemos probado fue recogida en la sede de Renault con poco más de 3.000 km, y está equipada con el motor que aglutina la mayor parte de ventas de este vehículo eminentemente urbano de cuatro plazas: un sencillo 1.2 de 75 CV de potencia y aspiración atmosférica. Nos ponemos sin más demora a los mandos de este pequeño urbano de 3,60 metros de longitud, comprobemos si tiene lo que tiene que tener para ser un digno sucesor del primer Twingo. ¿Os apetece acompañarnos?
Chic “a la française”
El Renault Twingo siempre ha tenido un halo chic, a pesar de ser un coche barato. Es un equilibrio realmente complicado de conseguir, y su segunda generación no lo ha conseguido realmente… hasta su lavado de cara, y en mi humilde opinión. El rediseño del frontal tiene mucho que ver en ello, ganando personalidad gracias a la calandra en plástico satinado de color oscuro y el doble juego de ópticas, con dos pequeños grupos redondos en una posición inferior. El emblema de Renault tiene un tamaño considerablemente grande.
Nada cambia en su vista lateral, más allá de nuevos juegos de llantas de 15 pulgadas. Nuestra unidad de prensa montaba unas llantas de color negro y plateado. Su escaso tamaño y corta batalla hace inevitable cierto aspecto de “caja”, especialmente con una caída trasera tan marcada. La zaga también ha sido uno de los puntos rediseñados en el lavado de cara, con dos juegos gemelos de ópticas, cuyo diseño puede ser discutible. El portón lleva orgulloso el nombre del modelo, sin alusión alguna a motorización o versión.
El tubo de escape está escondido en la versión de 75 CV, no así en las versiones Renaultsport (RS). El lavado de cara del Renault Twingo II trajo consigo nuevos colores para la carrocería, en un intento de dar más posibilidades de personalización al urbano galo, así como conjuntos de vinilos y un interior más alegre. El resultado final me parece satisfactorio, y realmente se trata de un urbano que sobresale entre una competencia que sabe que una de las claves de éxito en el segmento A es una estética alegre y diferenciada. Sigamos pues.
Interior del Renault Twingo, ¿es tan práctico como dicen?
La prueba de este Renault Twingo duró nada menos que dos semanas, 15 días en los que pude explorar cada rincón del urbano y hacer más de 1.500 km a sus mandos. Hemos podido explorar a fondo su interior, que dicho sea, sólo puede albergar a cuatro personas en sus respectivas plazas homologadas. Otros urbanos pueden llevar a cinco personas, aunque viajen de lo más apretadas en sus plazas traseras. Me acomodo en el asiento del conductor, cuya altura es correcta, otorgándome una visibilidad correcta del tráfico.
No obstante, es un asiento con un respaldo y una banqueta cortos, por lo que alguien de alta estatura no irá demasiado cómodo. Con el asiento en su posición más baja, una persona como yo, de 1,82 metros de altura, tiene sólo dos o tres dedos de espacio hasta el techo. En cuanto a la comodidad de mis rodillas, la forma del clúster donde va encajada la radio hace que no vaya del todo cómodo, ya que lo golpea constantemente. El volante sólo se puede regular en altura, y queda algo tumbado, además de tener un diámetro relativamente grande.
A pesar de ello, la instrumentación en posición central hace que el habitáculo sea diáfano y dé mucha sensación de espacio, en ningún momento podremos sentirnos agobiados. Los controles son realmente sencillos, aunque el manejo de la radio queda un poco a desmano. La instrumentación digital no tiene cuentavueltas, hay que cambiar a oído, como en los viejos tiempos. En cuanto a calidades, los plásticos son vistosos y duros en su totalidad, pero no son de alto nivel, podemos encontrar alguna rebarba cortante y algún ajuste algo flojo.
En el componente práctico, el Renault Twingo no destaca especialmente, pero disponemos de dos posavasos bajo la consola central, una guantera de buen tamaño y huecos en las puertas para dejar botellas pequeñas, documentos, etc. Sí me ha resultado muy práctico el hueco situado en el salpicadero, delante del conductor. Es ideal para dejar por ejemplo el móvil, su piso es de goma y no se deslizará. Eso sí, está muy a la vista: no es recomendable dejar nada si aparcamos el coche en una vía pública, es una golosina para los amigos de lo ajeno.
Acceso y versatilidad de las plazas traseras y maletero
El acceso a las plazas traseras del Renault Twingo es bastante sencillo para tratarse de un urbano de tres puertas, francamente. Los asientos delanteros se desplazan mucho hacia delante, dejando un amplio espacio para entrar. Las plazas traseras son uno de los puntos fuertes del Twingo. Son sólo dos plazas, pero ello permite que las personas viajen sin aprietos, además de tener una altura correcta hasta el techo. No obstante, lo mejor es que son regulables longitudinalmente.
Son asientos cómodos, aunque al ir bajos llevamos las piernas algo flexionadas. Si no llevamos nada en el maletero podemos echarlos hacia atrás y gozar de pleno espacio para las piernas. Si el maletero va cargado y no llevamos a nadie podemos desplazarlos hacia delante y ganar valiosos litros de volumen. El Renault Twingo tiene hasta 230 litros de maletero, cifra líder en su segmento. El acceso al maletero está situado a una altura muy adecuada, aunque hay que tener cuidado con el portón en parkings bajos, sube bastante.
Los asientos traseros tienen un abatimiento muy sencillo, con dos tiradores muy visibles. Aunque no quedan enrasados con el suelo de carga, permiten que la capacidad total de almacenaje sea de unos nada desdeñables 951 litros. Un gran detalle, casi perdido en otros coches: una rueda de repuesto a tamaño completo con sus correspondientes herramientas. Definitivamente, un urbano con soluciones prácticas atípicas, pero muy cómodas sin duda alguna.
Seguid atentos…
En Diariomotor: Renault Twingo, presentación y prueba en Bilbao | Renault Twingo 2012, algo más que un mero lavado de cara