Mientras escribo estas líneas, los 11 equipos que componen la parrilla que disputará la temporada 2013 de Fórmula 1 (HRT cesó su actividad al término de la del año pasado), ya se han hecho dueños y señores de sus respectivas localizaciones en el circuito Albert Park de Melbourne, lugar en el que a partir de mañana viernes, se comenzará a desarrollar el Gran Premio de Australia.
El trazado australiano, de 5.303 metros de cuerda, está catalogado como urbano porque su recorrido discurre sobre un asfalto que permanece abierto al tráfico rodado la práctica totalidad del año, y aunque en diferentes lugares suele ser readecuado en previsión de la disputa de la carrera que abre la sesión, ofrece en líneas generales un piso muy deslizante en algunas zonas en las que además, suele haber presencia de baches.
Esta cuestión resulta sumamente interesante para entender la prueba, porque un piso de estas caraterísticas (abrasivo en zonas, deslizante en otras) grava en extremo el comportamiento de los neumáticos, pues estos se ven obligados a soportar grandes esfuerzos dinámicos y por tanto a sufrir mucho estrés.
Al hilo, decir que Pirelli ha optado por traer a Melbourne los compuestos superblandos como option (alternativa), y los medios como prime (recomendado), manteniendo un compuesto de distancia entre ambos para asegurar la diferencia de rendimientos entre unos y otros y favorecer así la posibilidad de que los equipos elaboren diferentes estrategias.
La idea en principio no parece mala, pero dado el carácter manifiestamente consumidor de goma del asfalto, las escuderías albergan serias dudas sobre la elección hecha por la milanesa, toda vez que por primera vez van a ser utilizados los superblandos (distintivo rojo) sobre Albert Park —lo habitual era contar con los blandos como option—. Unos compuestos de rápida degradación, como quedó de manifiesto en las pruebas de pretemporada realizadas en Montmeló (en Jerez no llegaron a utilizarse), más adecuados a priori para pistas con un mejor reparto de grip que el que presenta el circuito australiano.
La carrera, prevista a 58 vueltas sobre una distancia total de 307,574 km. discurre entre zonas arboladas que custodian desde las orillas el lago que da nombre al parque de Melbourne, pero también entre paredes y muros, y aunque dispone de grandes escapatorias en puntos muy concretos del recorrido, son de grava, lo que supone una trampa de la que es mejor alejarse.
Albert Park cuenta entre sus alicientes con una doble zona para el uso del DRS (Drag Reduction System) idéntica a la utilizada el año pasado, cuyos puntos de activación se sitúan a la salida de la curva número 15 (Stewart) y a la salida de la curva número 2 (Brabham), proponiendo un escenario en el cual, quien sea adelantado en la primera de las zonas, podrá devolver el golpe en la segunda.
Al respecto del DRS, este año hay novedades. Si el pasado los pilotos podían utilizarlo a su antojo y en cualquier punto del recorrido en entrenamientos y calificación, para 2013, la FIA ha previsto que sólo pueda usarse en los espacios habilitados para ello durante la prueba, lo que sin duda penalizará los tipos de conducción muy agresiva de cara a la clasificación, entre las que se encuentra la del vigente campeón del mundo, Sebastian Vettel.
Pero por encima de todo, Melbourne significa pocas oportunidades de adelantamiento y muchas de que aparezca el Safety Car, lo que hace que la calificación sea crucial, ya que las salidas en Albert Park suelen ser de las que se recuerdan.
Para terminar, decir que se prevé un fin de semana con muchas posibilidades de lluvia, no tanto mañana viernes o aún el mismo domingo, día de la celebración de la carrera, pero sí durante el sábado, en la tercera sesión de entrenamientos y en la calificación, el momento en que se dilucidará en lucha cerrada quién es quién y qué puesto ocupa en la parrilla de la primera prueba de la temporada, con unas probabilidades de hacerlo sobre mojado, que a estas horas se sitúan en el 45%.
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