En la F1 todo está calculado al milímetro, sobre todo la logística que permite que para cuando un equipo llega a un circuito, la práctica totalidad de su material correspondiente ya esté allí, esperándole.
En la definición de la composición del calendario de pruebas de la temporada, uno de los aspectos más importantes que intervienen es precisamente, la necesidad de organizar los grandes premios en paquetes, de tal manera que acercando la celebración de unos y otros, se pueda conseguir reducir los abultados costes que suponen tanto el transporte como la contratación de señal para que las escuderías mantengan contacto permanente con sus respectivos cuarteles generales en Europa.
Así, tenemos una primera gira asiática en la que se integra el G.P. de Australia (éste, el G.P. de Malasia, el de China y el de Bahrein), otra posterior que se celebra en el viejo continente con un breve salto a América (España, Mónaco, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Hungría, Bélgica e Italia), más tarde la segunda gira asiática (Singapur, Corea, Japón, India y Abu Dhabi), y para terminar, la gira americana (USA y Brasil), con la que finaliza la sesión y se da el campeonato por cerrado.
En este orden de cosas, la celebración del Gran Premio de Australia y el de Malasia casi coinciden en el tiempo porque pertenecen al mismo grupo de pruebas, la primera gira asiática que mencionábamos en el párrafo anterior, y dado que entre uno y otro sólo transcurre una semana, las escuderías de la parrilla suelen preparar sus vehículos en base a una solución de compromiso que permita resolver lo mismo las exigencias de Albert Park que las de Sepang, circuitos por otro lado muy diferentes tanto en lo que a sus respectivos trazados y asfaltos se refiere, como a las condiciones meteorológicas bajo las que se desarrollan sus carreras.
Esta situación de escasez de tiempo y de enfoque amplio ante las dos pruebas, obliga a los equipos a trabajar en Malasia, practicamente con el mismo material utilizado en Melbourne, lo que nos propone un escenario con muy pocas o nulas novedades en el apartado técnico, y a que sean las características del circuito malayo las que impongan a la parrilla las necesarias modificaciones en los vehículos a la hora de intentar resolverlo adecuadamente.
Sin descartar la posibilidad de que algún equipo acerque a Kuala Lumpur algún componente nuevo, éste sin duda será de carácter menor, porque en principio, los fondos planos, los difusores, los alerones, los motores y elementos mecánicos, y por supuesto las propias carrocerías, van a presentar en Malasia las mismas soluciones o si acaso unas muy parecidas, a las que pudimos ver desplegadas sobre Albert Park.
En todo caso, los ingredientes que ofrece Sepang: alta temperatura y humedad, asfalto abrasivo, previsión de lluvia, etcétera, nos harán olvidar bien pronto lo visto sobre la pista australiana, permitiéndonos disfrutar de un nuevo teatro de operaciones en el que sin duda, descubriremos alguna que otra agradable sorpresa.
En Diariomotor: G.P. de Malasia. Previsión de lluvia para el fin de semana