Como ya ocurriera en el inicio de la presente sesión con la primera y segunda, la tercera y cuarta pruebas del calendario se celebrarán en dos fines de semana consecutivos —concretamente el del 14 de abril para el Gran Premio de China y el del 21, para el Gran Premio de Bahrein—, razón por la cual los 21 días de separación que se han abierto entre el pasado Gran Premio de Malasia y la carrera que se disputará en el circuito chino de Shanghai, están siendo utilizados para poner a punto el primer paquete de evoluciones de la temporada, que si bien no se suele ser tan importante como el que será estrenado ya en suelo peninsular, cuando El Circo desembarque en Europa y se estrene en el viejo continente sobre el asfalto de Montmeló (Gran Premio de España), sin duda nos ofrecerá una bonita cantidad de novedades que podremos comenzar a desgranar a partir de la semana que viene, o quizás antes.
En todo caso, los Grandes Premios de China y Bahrein suponen el cierre hasta el año que viene de la primera gira asiática, y aunque a priori Shanghai y Sakhir parecen dos circuitos muy distintos, gozan de algunas peculiaridades comunes que nos permiten visualizarlos bajo una misma perspectiva, y entender de paso, cómo una prueba que se celebra en el Este del gigante asiático y otra que se desarrolla en mitad del desierto, pueden ser abordadas con muy poco intervalo de tiempo y por tanto, con soluciones técnicas y aerodinámicas bastante parecidas aunque lógicamente independientes.
Así las cosas, cabe decir que los dos circuitos han sido firmados por el arquitecto alemán Hermann Tilke y que a resultas de ello, ambos pueden ser considerazos trazados muy técnicos donde prima la aerodinámica de los vehículos y la respuesta mecánica de éstos en las curvas, cuyo diseño resulta muy exigente a niveles de motricidad y estabilidad, lo que sugiere que como ocurriera en Australia y Malasia, para China y Bahrein, las escuderías elijan una solución promediada para las dos carreras, primero por razones de escasez de tiempo, y segundo, porque a diferencia de Melbourne y Sepang, Shanghai y Sakhir presentan notables semejanzas en cuanto a su diseño y temperatura del piso se refiere.
En cuanto al Gran Premio de China, el pronóstico meteorológico a 15 días vista ha desterrado el riesgo de tormentas que existía hace unas jornadas, presentando a día de hoy una panorama soleado con algunas nubes, lo que en todo caso nos propone una carrera sobre suelo seco en la cual, las Pirelli volverán a ser las protagonistas.
La firma italiana de compuestos ha elegido para la cita china sus gomas medias y blandas (vitolas blanca y amarilla respectivamente), en previsión de que las temperaturas en el asfalto se sitúen entre los 38º y 41º de temperatura (rango normal para esta época del año, muy similar al que ofreció el trazado de Sepang durante el fin de semana que duró el Gran Premio de Malasia), asegurando con ello un notable grado de tracción y agarre para los monoplazas, sobre un piso que suele presentar un grip limpio y en buen estado.
Por otro lado, decir a modo de chascarrillo, que el Gran Premio de China, por la importancia estratégica y económica del gigante asiático y por el vasto mercado que propone a los fabricantes de automóviles, será sin duda uno de los momentos cumbres de la temporada en el cual podremos ver pasearse por el paddock a personalidades del mundo de las finanzas y el motor, tanto en su faceta empresarial como deportiva, entre los que se encontrarán Bernie Ecclestone, quien faltó a la cita malasia, y muy posiblemente, Jean Todt, Presidente de la FIA, famoso por su incuestionable capacidad para evitar a las cámaras y micrófonos.
Sea como fuere, inmediatamente después de la conclusión del Gran Premio de China, El Circo harás las maletas y volará hacia poniente para comenzar los preparativos del Gran Premio de Bahrein.
El pronóstico meteorológico para la cita bahreiní es de los más sencillos de hacer de toda la temporada porque el circuito de Sakhir está plantado en mitad del desierto y lógicamente, no se prevén lluvias. En todo caso, el trazado en su configuración definitiva ofrece otro tipo de alicientes —su sector 2 fue ampliado en 2010 aprovechando parte del Sakhir utilizado en Resistencia, aumentando su recorrido de 5.412 a 6.299 metros, para retornar en 2012 (la carrera de 2011 fue suspendida) a su cuerda original—, como la arena, material abrasivo que durante el transcurso de la prueba afecta lo mismo al estado del suelo que al de los elementos internos de los monoplazas, como así mismo, a las carrocerías y a las prestaciones de los compuestos, y eso a pesar de que en principio está controlada en base a un adhesivo que se rocía en las inmediaciones del circuito, compactándola, y a la disposición de algunas pantallas situadas a distancia del mismo, que impiden sobre el papel que el viento la deposite sobre el asfalto.
En previsión de tan incómodo elemento y puesto que las temperaturas que puede alcanzar el piso encajan en el abanico ofrecido por Sepang y estimado para Shanghai, Pirelli se estrena como quien dice (la prueba de 2011 no llegó a celebrarse y la del año pasado se resolvió con el mismo tipo de gomas usadas en China) con una combinación de compuestos que aunque es la misma que originalmente se propuso para 2011, será esta temporada donde supere su prueba de fuego, de manera que los blandos y duros de la italiana (vitolas amarilla y naranja, respectivamente) serán los encargados de resolver las peculiaridades de un firme que puede resultar deslizante en algunas zonas, precisamente por acumulación de arena, que presentará un aspecto bastante sucio durante todo el fin de semana, y que por su consistencia y grip, puede y debe ofrecer a los vehículos un piso sobre el cual, la motricidad y la estabilidad (lateral, fundamentalmente), resultan primordiales.
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