El canal de Youtube de la escudería Mercedes AMG Petronas ponía esta semana a disposición de los aficionados, dos videos en los cuales se pueden observar al piloto británico Lewis Hamilton (más abajo) y a su compañero Nico Rosberg, explicando los pormenores de sus respectivas posiciones como conductores en el habitáculo del W04, vehículo con el que disputa esta temporada 2013 el equipo germano-británico con sede en Brackley.
Muy similares al que ya nos ofrecío Mercedes AMG el año pasado —en aquella ocasión con el hijo de Keke Rosberg impartiendo docencia y haciendo un bonito ejercicio de divulgación—, ambas muestras permiten que nos acerquemos de nuevo a las peculiaridades que rodean la conducción deportiva en Fórmula 1.
En este sentido, cabe decir que la explicación es en cierto modo sencilla, ya que debido a la importancia que tiene el fondo plano en el diseño de vehículos de competición, entendido éste desde su inicio en el T-Tray (bandeja delantera del Splitter) hasta su terminación en el difusor, es lógico comprender que el caudal de aire que le afecta resulte crucial, y que por tanto se le otorgue una importancia extrema.
En aras de circunscribirse a las dimensiones que permite el reglamento técnico de la FIA, los ingenieros trabajan sobre el fondo plano y áreas circundantes exprimiendo cada milímetro, porque del enfoque utilizado dependen las prestaciones del conjunto en términos de downforce y equilibrio dinámico. Lógicamente, evitar el volumen de las piernas del piloto, al estar estas colocadas en posición casi horizontal dentro del habitáculo, supone una enorme ventaja pues amplia las posibilidades de modular el caudal de aire que pasa por debajo del morro, para llevarlo a la velocidad y presión adecuadas hacia el difusor, previo paso por la superficie lateral de los pontones.
Esta utilización aerodinámica de la parte inferior del monoplaza lleva ya unos años instalada en la Fórmula 1. Hace unos días mencionábamos cómo Adrian Newey (hoy en Red Bull), a su paso por Leyton House, conseguía aplicar por primera vez este concepto a finales de la década de los 80 del siglo pasado sobre el March 881 [Adrian Newey, el genio de la Fórmula 1 que camina en zapatillas], aunque en aquel momento y como se puede observar en la imagen de más arriba, se puede decir que el piloto todavía iba «sentado» en el cockpit de su coche.
Obviamente, la consecuente exploración de las enormes posibilidades que presentaba la aerodinámica inferior a lo largo de los años posteriores, ha ido definiendo un escenario en el que la posición del piloto, cada vez más tumbada, permitía por un lado bajar el centro de gravedad del vehículo, y por otro, facilitar la labor de los equipos de diseño de las escuderías, sacrificando eso sí, algo de comodidad —es justo reconocer que los pilotos nunca han conducido entre algodones—, en favor de ganar unas milésimas esenciales cuando se disputa la prueba.
Como insinuábamos hace unos párrafos, el piloto ha tenido la obligación de ir acostumbrándose a esta postura que ya viene siendo utilizada también en otras modalidades del motorsport, como lo ha tenido que hacer ante la complejidad creciente de los modernos volantes, etcétera, para ir adaptándose a las nuevas exigencias de su trabajo profesional.
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