Peugeot vuelve a acoger en su gama las siglas GTi para presentarnos un vehículo que supone un sustancial paso adelante respecto a la anterior generación de variantes prestacionales derivados del segmento B. Las intenciones de Peugeot son claras en tanto que la referencia para desarrollar el Peugeot 208 GTi ha sido el archiconocido e irrepetible Peugeot 205 GTi. En un primer momento esta comparación podría parecer poco favorable para el 208, pero ciertamente, el concepto GTi parece haber vuelto a la marca para vencer y convencer partiendo de un nuevo enfoque.
Hasta la localidad de Niza, Francia, hemos acudido por invitación de Peugeot para conocer su última creación más deportiva, el Peugeot 208 GTi. Se trata de un modelo completamente nuevo desarrollado para plantar cara sin demasiados reparos a la interesante oferta de urbanos de más de 150 CV que puebla el mercado en estos momentos. La competencia es muy dura y la pregunta resulta obligada ¿Confort GTi o carácter RC?.
GTi: un punto intermedio entre track-days y el día a día
A menudo, cuando de un urbano o compacto se pretende extraer una variante de mayor capacidad prestacional, uno de los errores más comunes es encontrar un disfraz que ofrece un ápice más de deportividad, sin llegar verdaderamente a encontrar una distancia en comportamiento, prestaciones y calidad global que justifique la diferencia que pretende su denominación. Este Peugeot 208 GTi va más allá de lo esperado en sus siglas, pretendiendo llegar a más clientes con más y mejores argumentos.
Claro está que el equilibrio no es fácil a la hora de poner en el mercado un deportivo para todos los días, capaz de sacarte una sonrisa en una curva un poco más cerrada de lo normal, permitiéndote después hacer de ese vehículo un transporte habitual para el resto de las jornadas. No es fácil, lo sabemos, pero las siglas GTi bien merecen ofrecer un producto capaz de esto y más. No es radical, tampoco es burgués, Peugeot ha querido buscar un punto medio capaz de ofrecer puntos de referencia a ambos mundos.
Ficha técnica Peugeot 208 GTi
Peugeot había escogido al 205 GTi como maestro de ceremonias, un hecho que prometía marcar diferencias respecto del carácter burgués del Peugeot 207 GTi al que sustituye por denominación que no por concepto. Su motor 1.6 THP con 200 CV a 5.800 rpm es un referente durante el grueso de la prueba entre charla y charla, pero para un servidor, su cambio específico de 6 relaciones, la puesta a punto del conjunto y un peso más contenido, 1.160 kilogramos, eran sin duda los factores clave.
El escenario se muestra ideal, carreteras de montaña con zonas reviradas, poco tráfico y plenas posibilidades para exprimir uno de los grandes secretos del carácter del Peugeot 208 GTi: un turbocompresor de diseño TwinScroll con función overboost y un más que satisfactorio empuje desde apenas 2.000 rpm. Los 275 Nm de par motor a partir de las 1.700 rpm engañan sobre el papel, el 1.6 THP esconde algo más de lo que cuenta. Entre 3.000 y 6.000 revoluciones es donde este GTi muestra todo su potencial sin tener que recurrir en exceso al selector, es agradable en entrega y muy progresivo.
Tras recorrer 44 kilómetros de carreteras de montaña donde engranar tercera es poco frecuente, Peugeot nos emplazó a recorrer algunas de las carreteras míticas que dan esplendor al rally de Montecarlo, ofreciéndonos además la inmejorable oportunidad de recorrer un tramo de carretera cerrado al tráfico para exprimir todo el potencial del Peugeot 208 GTi. Sólo 4,4 kilómetros, y digo sólo porque cuando te dan carta blanca, el tiempo puede pasar muy muy rápido.
Una carretera cerrada al tráfico para exigir el 110%
La carretera cerrada propuesta por Peugeot nos obliga a exigir el 100%, qué menos. Sabemos que este GTi no es radical, por eso no se denomina RC, pero la firma asegura que el equilibrio encontrado no nos hará dudar de su capacidad. El control de estabilidad es completamente desconectable, pero desconectable de verdad, aunque sin conocer este tramo previamente, mejor no aventurarse tras ver como todavía la nieve cubre algunos márgenes y la grava y la lluvia hacen acto de presencia. Esa es la versión oficial, más tarde el ESP sería desconectado para mostrar una trasera muy lograda si se le compromete. Es un coche que muestra una esencia levemente subviradora cuando se quiere ir muy rápido.
Una amable señorita nos da la salida con un “enjoy” a pie de carretera y, por no llevarle la contraria, vaya si disfrutamos; hasta en tres ocasiones. El control de estabilidad mantiene la trasera siempre en su sitio, no llega a ser molesto por intromisión, pero se hace notar de forma tajante al forzar el sobreviraje. El propulsor se destapa como lo mejor de este GTi con diferencia, su progresividad y disponibilidad de par no echan en falta un diferencial más elaborado, aunque ciertamente un autoblocante aportaría un extra a la hora de digerir cambios de apoyo o una rectificación durante una curva en pleno vértice
El cambio manual de seis relaciones acierta en desarrollos aunque un menor recorrido del selector facilitaría el trabajo a la hora de ir rápido, este GTi no necesita de manos expertas para extraer gran parte de su potencial, resulta fácil de conducir demandando mucho más de lo legalmente debido. El pomo queda muy a mano y está fabricado en Aluminio otorgando un tacto frío muy agradable. Los amantes del punta-tacón echarán de menos una mayor proximidad entre pedales por altura, en longitud se notan correctos. Calzo un 45 de pie.
Los frenos sorprenden por capacidad y aguante tras alrededor de 150 kilómetros demandando mucho de su funcionamiento, cuentan con discos de 305 mm delante y 249 mm detrás, aquí Peugeot ha sabido evolucionar muy bien. Tan sólo se echa en falta un poco más de mordiente para afrontar con más decisión según que zonas. Los neumáticos, unos Michelin Pilot Exalto en medidas 205/45 montados sobre llantas de 17 pulgadas, muestran un alto grado de tracción y se convierten en parte responsable de la buena motricidad del Peugeot 208 GTi pisando a fondo.
Un chasis más deportivo que no se olvida del confort
Llegamos a suspensiones afrontando quizá uno de los puntos donde ese objetivo de neutralidad del Peugeot 208 GTi se hace notar, me explico. El Peugeot 208 GTi cuenta con un ensanchamiento de vías de 10mm para el eje delantero y 20mm para el eje trasero. El aumento de rigidez es notable en suspensiones respecto de otras versiones del 208 y, sin mostrar un balanceo exagerado, los cambios de apoyo son perceptibles en el habitáculo. Esto es bueno y malo según se mire, en el día a día se agradecerá con un confort mayor, en los días que nos apetezca devorar curvas, no agradeceremos tanto ese punto de comodidad.
En dirección sucede algo similar al campo de suspensión, donde encontramos mejoría respecto a la gama 208, pero donde dicha mejoría podría ser mayor. Encontrar una correcta posición al volante es fácil, sólo que la ubicación del cuadro de mandos sobre el salpicadero sigue resultando peculiar. El volante hace gala de un tamaño reducido, un muy agradable tacto y permite ser regulado en altura y profundidad, aunque siempre queda algo bajo en altura. La asistencia de la dirección es eléctrica y, aunque encuentra una mejor puesta a punto en el acabado GTi, sigue necesitando de un poco más de peso para ofrecer un comportamiento más directo.
A grandes rasgos podemos decir que el Peugeot 208 GTi rompe con la evolución de los modelos 206 y 207 posicionándose como un producto, justamente, a medio camino entre las variantes GTi y RC. No es radical y mucho menos burgués. El motor 1.6 THP brilla por encima de todo el conjunto, haciéndonos soñar con una variante RC que podría arrasar con el segmento B a poco que Peugeot quisiera dar un golpe contundente encima de la mesa, y no, no hablo de más potencia.
Conocidas las claves que definen a este nuevo Peugeot 208 GTi, es un buen momento para descubrir otros aspectos de los que hace gala este acabado único y enfrentarlo a sus rivales más directos: Renault Clio RS y Ford Fiesta ST. Pero eso, claro está, será en la segunda parte de esta prueba…
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