Al comienzo de esta prueba ya os hablábamos de la razón de ser del motor escogido para nuestro análisis, el 2.0 D-4D de 124 CV, conocido comercialmente como Avensis 120D. Se trata de un motor de naturaleza muy ahorradora, de hecho es el único de toda la gama exento de pagar el Impuesto de Matriculación. Antes incluso de probarlo en esta berlina, ya había tenido ocasión de ponerlo a prueba en los nuevos Toyota Auris y Toyota RAV4, por lo que imaginaba que sin unas prestaciones destacables, pero suficientes, sería una apuesta segura por sus consumos.
Este Toyota Avensis recurre a un bloque de gasóleo que no es precisamente pequeño, con un desplazamiento de 1.998 cm3 para 124 CV. No obstante, incluso con una cilindrada mayor que la de algunos diésel de potencia similar de la competencia, no consume en exceso. Este bloque me resultó bastante agradable, suave, no demasiado ruidoso y sobre todo progresivo a un régimen bajo y medio. Si hubiera que encontrar algún defecto quizás sería que se agota pronto, es decir, que aunque el motor pueda estirarse no tiene sentido subir de revoluciones más allá de las 3.000 rpm, puesto que el par máximo lo entrega en un margen muy estrecho entre las 1.600 rpm y las 2.400 rpm.
Los consumos contenidos del Avensis 120D (2.0 D-4D de 124 CV)
Pero lo más importante en este caso es que sus consumos son muy austeros, 4,5 litros/100 kilómetros según homologación en ciclo combinado y una autonomía teórica (y fácil de conseguir a velocidades legales en carretera) superior a los 1.200 kilómetros. En autovia sobre los 120 km/h de marcador, en un recorrido de ida y vuelta y por lo tanto compensando algunas ligeras pendientes, sin carga y sin más pasajeros que un servidor, los consumos se mantienen a raya al filo de los 5 litros/100 kilómetros.
Pensemos que a ese ritmo, en llano y a 120 km/h, el motor no supera las 2.000 rpm, destacando el bajo nivel de ruido que se filtra en el habitáculo. En ciudad lo habitual será estar en 6 litros/100 kilómetros, aunque incluso con la baja potencia de este bloque es cómodo en marchas largas y se puede circular a un régimen bastante bajo con un consumo de gasóleo contenido.
No es ningún secreto que en su afán por desarrollar los híbridos en Toyota han descuidado sus motores diésel, o al menos no han puesto el empeño que otras marcas en desarrollar una gama de motores muy extensa. Recordemos que en Europa los diésel siguen siendo los más demandados. Pero a mi juicio este bloque de gasóleo de potencia media es más que suficiente para cubrir un amplio espectro de modelos del segmento compacto.
Las alternativas diésel del Avensis: 150D, 150D Autodrive y 180 D
En la mayoría de los casos pienso que este motor sigue siendo el más recomendable de la gama Toyota Avensis. Por encima aún existen otros dos motores diésel más potentes y con mejores prestaciones, aunque en este aspecto no suponen un salto cualitativo y sí sacrifican por el camino los consumos, que son considerablemente altos para su potencia.
Los motores diésel superiores, 150D y 180D se derivan del mismo bloque que el 120D con la salvedad de que a diferencia de este último, que es cuadrado con un calibre y una carrera de 86 milímetros, cuentan con una carrera mayor de 96 milímetros y entregan su par máximo a un régimen mayor. El 150D homologa 150 CV y el 180D exactamente 177 CV.
Si deseamos un Toyota Avensis diésel y automático, no tendremos más remedio que recurrir al 150D Autodrive, que cuenta con un cambio automático por convertidor de par con modo secuencial, accionable desde el pomo del cambio en la consola central y desde levas detrás del volante. La arquitectura, las sensaciones y el manejo de este cambio no tienen nada que ver con el Multidrive (un CVT) que probó mi compañero Sergio en el Avensis en 2010.
En toda la gama el Toyota Avensis cuenta con suspensiones independientes, MacPherson delante y de doble triángulo detrás. Si tuviera que destacar algo acerca de su calidad de rodadura tendría que hablar de confort, puesto que al menos con estas llantas de 17” me resultó muy confortable absorbiendo las irregularidades del asfalto y otros obstáculos en la carretera, con la salvedad de que en este último caso el amortiguador quizás rebote demasiado.
Sinceramente esperaba un coche con una sensación de aplomo y agilidad mayor en varios aspectos, rigidez en suspensiones a la hora de gestionar los balanceos y el cabeceo y tacto de la dirección, el embrague y el cambio manual. En una berlina de su categoría normalmente se convierte en una prioridad mejorar estos aspectos pero en el Toyota Avensis destaca sobre todo un tacto muy suave de la dirección, el cambio y el embrague que está más pensado en recorrer muchos kilómetros por inmensas rectas de autopista y los recorridos urbanos.
Y es precisamente en la ciudad donde nos damos cuenta de que este Avensis es un coche especialmente cómodo para el día a día. La suavidad de la dirección nos puede desconcertar en carreteras muy reviradas pero maniobrando en calles y aparcamientos es un detalle de agradecer. La dirección del Toyota Avensis oscila, de tope a tope, 2,7 vueltas y podemos realizar un giro completo en 10,8 metros, una cifra muy decente para una berlina de su longitud.
Para terminar insistir una vez más en que salvo necesidad de un motor con buenas prestaciones, que honestamente no mejorarán tanto como cabría esperar, o un diésel automático, el 120D sigue siendo la opción más recomendable en la gama Toyota Avensis. Con el mismo acabado Advance un 150D es 2.000 euros más caro, 4.600 euros si optamos por el automático Autodrive y 6.000 euros más caro en el caso del 180D, que únicamente está disponible con el acabado tope de gama Executive.
A día de hoy, y hasta que las promociones de mayo finalicen, el acabado más recomendable es el Advance. El 120D también dispone de un acabado de acceso denominado Comfort, pero en estos momentos y gracias a los descuentos de mayo se produce la curiosa situación de que este es 350 euros más caro que el Advance que viene mucho mejor equipado.
En el archivo de Diariomotor: Prueba del Toyota Avensis 1.8 VVT-i Advance [2010]