Imagina por un momento que tras no pocos esfuerzos, contactos con Lexus y pre-reservas de por medio, consigues que se te adjudique el superdeportivo de tus sueños, el Lexus LFA. Por su exclusividad y su concepción deportiva, estamos convencidos de que no será habitual que cualquier propietario de un Lexus LFA utilice su máquina para el día a día. No obstante y como ya vimos en nuestra prueba de velocidad en el Aeropuerto de Ciudad Real, la máquina más exclusiva y exótica de la historia de Lexus cuenta con un habitáculo suficientemente cómodo y equipado como para hacer posible su conducción diaria sin demasiados inconvenientes de por medio.
Pero por desgracia Rune Berge, un millonario noruego que optó por el Lexus LFA para hacer la mayoría de sus trayectos cotidianos, se encontró con un inconveniente inesperado que no atañe al deportivo en sí mismo sino al propio urbanismo de su localidad, Stavanger (Noruega). Los escasos 11 centímetros de altura libre al suelo del LFA no eran suficientes para lidiar con un resalto, pensado para disuadir a los conductores de circular a una velocidad inapropiada en asfalto urbano, que se le interponía en el camino a casa. Fue entonces cuando decidió ponerse en contacto inmediatamente con los responsables municipales para que atendiesen su queja y resolvieran su problema, tal y como publicaba estos días la televisión noruega TV2.
Rune Berge logró que el ayuntamiento de su localidad se pusiera cartas en el asunto y rebajase la altura del resalto para que el Lexus LFA no rozase con este.
El Lexus LFA no cuenta con un elevador de suspensiones al uso, un sistema que es relativamente habitual en ciertos deportivos para salvar obstáculos sin dañar la carrocería, y no solo en resaltos de la carretera, sino también la rampa del garaje, siendo este un elemento útil y casi imprescindible para acceder a un parking público o el garaje de un hotel.
El bueno de Rune Berge no solo logró ponerse en contacto con un técnico municipal para resolver su situación, sino que la administración pública admitiera su derecho a corregir el resalto y rebajarlo para que su LFA pudiese sobrepasarlo sin rozar bajos ni carrocería.
Imaginamos que para admitir a trámite su solicitud, habría quedado demostrado que la altura del resalto no era legal. Tampoco queremos obviar la suspicacia de que la posición económica de Rune Berge ayudase a agilizar los trámites para resolver su queja. Pero en cualquier caso sigue siendo una muestra clara de las diferencias existentes en la accesibilidad de la burocracia de Noruega y España.
Una normativa de “reductores de velocidad” que no siempre se cumple
Para refrescarnos la memoria, España cuenta también con una normativa específica para los resaltos, denominados oficialmente como “reductores de velocidad” y afectando no solo a las bandas transversales estrechas sino también a los pasos de cebra elevados. En la orden del Ministerio de Fomento con entrada FOM/3053/2008 se especifica con mucho detalle las exigencias técnicas que deben cumplir estos obstáculos, exigencias que si se cumplieran no tendrían porque representar ningún problema para un Lexus LFA ni prácticamente cualquier superdeportivo de estas características.
Ahora bien, estoy convencido de que metro en mano os sorprenderíais (o tal vez no) al encontraros con que es bastante sencillo identificar resaltos ilegales en la mayoría de los municipios españoles. El siguiente paso sería poner una queja ante el Ayuntamiento para resolver el problema y adaptarlo a la normativa vigente.
Pero me temo que, tal y como funcionan las cosas por nuestro país, este trámite no sería tan fácil de resolver y Rune Berge hubiera tenido que optar por cambiar de ruta o comprarse un Lexus RX 450h que, con total seguridad, podría sobrepasar los resaltos sin problema alguno.
Fuente: TV2 | FOM/3053/2008
En Diariomotor: Ya existe el badén inteligente, que se retrae cuando se circula a baja velocidad