Ilusionada, alegre, con una imborrable sonrisa permanente y esa filosofía personal con la que se enfrentó a la dura recuperación posterior al terrible accidente que sufría hace apenas once meses en el aeródromo de Duxford. Así nos encontrábamos hoy con María de Villota para confirmar que tanto en lo personal como en lo profesional quiere seguir muy ligada al mundo de las cuatro ruedas, y que a partir de ahora será la nueva embajadora de la marca Mini y el emblema John Cooper Works.
Entre otras cosas, María de Villota nos contaba la emoción que sintió cuando por fin pudo volver a conducir un coche tras lo acontecido el pasado verano. Actualmente ya está conduciendo un Mini Paceman Cooper S, a la espera de un Mini Paceman John Cooper Works que muy probablemente encajará aún más con el espíritu de esta piloto que durante el último año no había podido disfrutar de una de las grandes pasiones de su vida, la conducción y las carreras.
La labor como embajadora y representante de Mini de María de Villota tiene primordialmente dos focos, el del espíritu Motorsport de la marca, por su condición de piloto; y la responsabilidad social de Mini y de María para con la seguridad vial y el tratamiento de las enfermedades. María de Villota es miembro de la Comisión de Pilotos de la FIA y colabora muy activamente con la Fundación Ana Carolina Díez Mahou que ayuda a enfermos neuromusculares mitocondriales.
Últimamente se ha dejado ver por varias carreras, desde rallys hasta el último Gran Premio de España de Fórmula 1. Sabemos que, más allá de su trabajo con Mini, María de Villota está planificando nuevos proyectos que la permitan seguir tan unida al mundo de la competición y las cuatro ruedas como lo ha estado desde que era niña, cuando nació y su padre Emilio de Villota aún competía en Fórmula 1, cuando no había alcanzado la mayoría de edad y competía en karting o cuando alcanzaba la madurez como piloto en campeonatos europeos, nacionales e internacionales, hasta llegar en 2011 a la Fórmula 1 con los primeros tests en Lotus-Renault y más tarde en condición de probadora a Marussia.
Sin más, también quería recordar el artículo que le dedicó mi compañero Jose Tellaetxe, María, simplemente María, cuando aún se debatía entre la vida y la muerte aquel aciago mes de julio de 2012.