Audi confirma de forma definitiva que el Audi R8 e-tron no abandonará la etiqueta de prototipo por los mismos motivos que llevaron a la marca a aplazar indefinidamente su comercialización a principios de este año 2013. La idea de superdeportivo eléctrico sigue enamorando a la marca como argumento tecnológico y repercusión a nivel de ventas, pero la tecnología no ha evolucionado lo suficiente como para ofrecer más por menos.
Los costes del desarrollo del Audi R8 e-tron son muy altos, motivo por el cual se canceló su primera fecha de comercialización fijada en Enero de este año 2013. La apuesta en tecnología de propulsión alternativa de Audi pasaba por ser encabezada por este Audi R8 reconvertido a eléctrico a baterías, pero llegado el momento de colgar el cartel de “se vende”, la no rentabilidad había pasado a convertirse en una inversión desmesurada para con un modelo que sólo serviría para mejorar la imagen de marca.
Deportividad, autonomía y peso… difícil relación a tres bandas
El Audi R8 e-tron, desde que fue presentado como idea atípica, enseguida encabezó numerosos titulares repartidos entre la etiqueta de la valentía y el sinsentido. Ciertamente algo de ambos guarda este eléctrico con aspiraciones de superdeportivo, pero nadie dudaba de que si Audi quería recuperar el terreno perdido en propulsión alternativa, el ver a un R8 eléctrico girando en Nürburgring con ciertas cualidades serviría como reclamo de alto valor.
El desarrollo del Audi R8 e-tron comenzó en 2010 y no han sido pocas las evoluciones sufridas por el prototipo desde la idea original, buscando siempre el menor peso y la mayor autonomía posible en relación a un nivel de prestaciones que permitan hablar de cierto nivel de deportividad. De este modo, llegados a finales de 2012, el Audi R8 e-tron se olvidaba por completo de la denominación quattro al ser inviable la implementación de cuatro propulsores eléctricos, uno por cada rueda.
Audi R8 e-tron: el superdeportivo eléctrico tendrá que esperar
El resultado final del Audi R8 e-tron MY2013 era la inclusión del restyling llevado a cabo en la gama R8 convencional. Además, se instalaba un sistema de propulsión trasera mediante dos motores eléctricos de 190 CV y 410 Nm cada uno, alimentados por una batería de Ion-Litio con 48,6 kWh. El 0-100 Km/h caía entonces en los 4,2 segundos y la velocidad máxima alcanzaba los 200 Km/h estando limitada electrónicamente.
¿El problema entonces? Una autonomía máxima que habla de 215 Kilómetros por carga y unos tiempos de recarga que necesitan de alrededor de 12 horas en conexión convencional de 230 voltios y menos de una hora a través de un sistema de carga rápida en corriente continua. Estos datos, unidos a los altísimos costes de fabricación, obligaron a Audi a replantear sus previsiones de evolución de la tecnología, confirmando que ni las baterías han mejorado tal y como se esperaba, ni su precio se ha reducido tanto como la industria pronosticaba confiando en un boom de la movilidad eléctrica.
Fuente: WCF | Audi
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