El nuevo Mazda 6 diésel de 150 CV está en boca de todos últimamente. La razón es el consumo medio homologado de 3,9 l/100km que consigue en su versión sedán (4,4 con la carrocería Wagon que hemos probado) combinado con unas emisiones bajísmas y nada menos que 150 CV de potencia. Normalmente, estas cifras de consumo homologado se quedan en un valor comparativo de laboratorio, pero siempre despiertan nuestra curiosidad acerca del consumo real del coche. En este caso, invitan a pensar en un mechero.
Además de su prometida eficiencia, el Mazda 6 se presenta con una buena colección de argumentos de venta. Entre ellos podemos citar su estética moderna y curvilínea (en formato bajo, opuesto a monovolúmenes y SUV) así como su equipamiento cargado de sistemas de seguridad. Con un planteamiento de coche amplio y rutero para toda la familia, para papás que no quieren renunciar a la deportividad, nos disponemos a responder a todas las preguntas que plantea este interesante modelo.
Carrocería del Mazda 6 Wagon: una cuestión de prioridades
Para centrar la prueba, creo que merece la pena detenerse en dos cifras clave que definen el formato y el planteamiento del Mazda 6: altura 1.455mm y longitud 4.799mm. Un coche muy bajo y muy largo, en el que pasajeros y equipaje deberán distribuirse longitudinalmente (piernas más bien estiradas, maletero largo y ancho pero no muy profundo). Tirando de este hilo, llegamos a la filosofía del Mazda 6: amplitud, deportividad y eficiencia a cambio de que el coche sea difícil de aparcar y su acceso nos quede un poco bajo desde una acera.
La forma del coche reduce al mínimo la superficie frontal, uno de los dos factores que condicionan la resistencia aerodinámica relacionados con la forma del coche, aunque el más conocido sea el coeficiente Cx, el otro factor. Esto hace posible que el Mazda tenga un consumo menor que un SUV o un monovolúmen equipados con el mismo motor, porque la superficie frontal determina la cantidad de aire que tiene que apartar a su paso.
La altura reducida tiene otras contrapartidas positivas, como es un centro de gravedad bajo que redundará, como veremos, en un comportamiento dinámico de primera fila. Consumo y comportamiento dinámico también se ven favorecidos por un peso en orden de marcha de tan solo 1.420 kg (que se irían a 1.345 kg sin nadie a bordo), una cifra increíblemente baja para un coche de semejante tamaño.
En conclusión, el formato de coche bajo nos da mejores cualidades dinámicas, en general, y un consumo menor. Por contra, nos resta algo de practicidad y comodidad a la hora de entrar y salir del vehículo. La sensación de amplitud también se ve penalizada frente a un monovolumen por la postura más estirada y el techo más bajo. En el apartado estético, dependerá del gusto de cada cual aquello que nos resulte más atractivo.
Diseño exterior del Mazda 6
Entrando ya en la descripción más detallada del exterior de nuestro Mazda, yo lo veo como un coche moderno y dinámico, lleno de curvas y ondulaciones que le dan un punto (o dos) de originalidad. La forma del capó en curva, los pasos de rueda delanteros que se extienden hacia las puertas… formas ondulantes por doquier que encierran una evidente promesa dinámica.
Para reafirmar e identificar la dirección estética que ha tomado la marca en los últimos años, Mazda ha denominado a este estilo KODO, “alma en movimiento” (cosas de marketing, ya sabéis cómo va esto). En cualquier caso, hay que reconocer que tiene personalidad propia y que transpira dinamismo por todos sus puntos de soldadura.
Por lo que respecta al frontal, el morro característico de la marca está entre lo afable y lo agresivo, con un capó curvo y un parabrisas bastante inclinado. En la trasera, probablemente la parte más crítica en un familiar, se mantienen las curvas y la deportividad, sin perder capacidad de apertura del portón o volumen de carga en el cavernoso maletero.
Sin entrar en valoraciones subjetivas de bonito/feo, creo que el coche tiene una estética coherente por los cuatro costados. Después de pasar unos días con él, también he llegado a la conclusión de que el Mazda 6 tiene un aspecto más bien masculino, e incluso me atrevo a suponer que en la mente de los diseñadores de Mazda estaban los papás tanto o más que las mamás como potenciales clientes, aunque la tendencia hoy en día es muchas veces la contraria.
Ahí están las fotos para que cada cual saque sus conclusiones y los comentarios para que cada cual aporte su visión.
Diseño interior del Mazda 6
El interior del Mazda 6 está totalmente dominado por el color negro. Tapicerías y plásticos se distribuyen grises muy oscuros y negros hasta completar un habitáculo francamente oscuro. Creo que hay que entenderlo como un guiño a la deportividad, un refuerzo a la imagen muscular y un nuevo detalle de connotaciones masculinas.
Desde un punto de vista ergonómico, todo está al alcance de la mano, los mandos son entendibles y la pantalla resulta suficientemente fácil de utilizar. El climatizador bizona es sencillo, el control rotativo de la consola central tiene un tacto agradable y su funcionamiento es bastante intuitivo combinado con la pantalla central, que también es táctil y resulta suficientemente grande.
Mención aparte merecen los mandos en el volante, un tema controvertido y bastante personal. Mi teoría al respecto es que no resulta sencillo enfocar la vista sobre los botones que llevamos tan cerca del cuerpo, por lo que las funciones reunidas en el volante deberían ser pocas, estar agrupadas por temas y tener un funcionamiento estrictamente táctil, nunca visual. El Mazda casi lo logra por completo, únicamente la navegación por las pantallas del ordenador me obligaba a mirar, mezclada entre los mandos del equipo de sonido. Supongo que eso es un notable alto.
Terminando con la ergonomía, la posición de conducción deja bien a las claras el espíritu del coche y, salvando las distancias, nos recuerda un poco al MX-5. Asiento bajo (aunque regulable en altura), piernas bastante estiradas y volante con un largo recorrido posible hacia nosotros, todo ello combinado con un asiento muy deportivo y envolvente. Vamos, que invita a correr incluso antes de arrancar, de nuevo en consonancia con su aspecto externo.
La cabina cuenta con prácticos huecos en consola central (con y sin tapa) y también en las puertas. Dentro del reposabrazos hay una toma USB compatible con dispositivos de memoria externa, aunque el control por voz deja fuera el equipo de audio y se centra en el teléfono y la navegación, con lo que seleccionar música sólo es posible tocando la pantalla. Hablando del control por voz, tiene un nivel de acierto medio-alto aunque de vez en cuando se hace un poco de lío con las instrucciones (todo un clásico) tal vez relacionado con la velocidad y el ruido de fondo.
En lo que respecta a calidades, podemos decir que el Mazda no destaca, ni para bien ni para mal. El nivel de plásticos y tapicerías es suficiente para la categoría, los ajustes de los diferentes elementos están razonablemente bien y el sonido de las puertas, los satélites y los mandos en general, sin ser malo, no acaba de estar al nivel de las mejores berlinas europeas (ojo, el precio también es diferente, a cada uno lo suyo). Alguna mínima vibración detectada en el capó a alta velocidad apunta también en esta línea.
Y hasta aquí por hoy, mañana pulsaremos el botón de arranque y veremos lo que da de sí nuestro Mazda en cuanto a prestaciones y consumos.
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