La ciudad del motor, más conocida como Motor City o Motown por los estadounidenses, la ciudad cuyo equipo de basket se conoce como los “pistones” y el corazón de la industria del automóvil. Así es Detroit, la cuarta ciudad más poblada de los Estados Unidos durante los años cincuenta, que en solo 60 inviernos vio como su población se contraía en un 60%, convirtiéndose en uno de los ejemplos más evidentes de la obsolescencia urbana. Barrios enteros deshabitados y un delicado entramado económico muy dependiente de la industria del automóvil y especialmente de los que denominamos los Grandes de Detroit: Chrysler, Ford y General Motors.
Detroit ha declarado la bancarrota por no poder afrontar el pago de sus deudas, por encima de los 18.000 millones de dólares. Al declararse en quiebra Detroit pretende iniciar una reestructuración, partir de cero, y devolver la calma a sus acreedores, que por cierto no han visto con buenos ojos que se llegue a esta situación. Indirectamente Detroit ya fue rescatada en 2008 cuando los Grandes de Detroit se vieron sumidos en una crisis tan dolorosa que la propia Casa Blanca tuvo que salir en su ayuda, salvaguardando probablemente muchas de las industrias que aún conserva el área metropolitano de Detroit y decenas de miles de puestos de trabajo.
Detroit, seis décadas sufriendo una enfermedad degenerativa: el éxodo de ciudadanos
Por multitud de razones, y no única y exclusivamente la importancia de la industria del automóvil en la ciudad, Detroit se ha visto inmersa en una crisis progresiva. Pero indudablemente la situación no ha dejado de empeorar desde mediados del Siglo XX la ciudad dejó de ser el destino al que anualmente se mudaban miles de norteamericanos para ver como sus calles comenzaban a vaciarse con la desaparición de algunas de sus marcas, el traslado de la producción a otros estados o la crisis del petróleo de 1973 y 1979.
Más allá del análisis de esta bancarrota podríamos sacar a colación muchos temas interesantes. Por ejemplo la situación de una ciudad que no supo adaptarse a tiempo a un descenso demográfico tan acusado, convirtiéndose en un fósil vivo de lo que fuera hace más de seis décadas, elevando la tasa de desempleo hasta límites insostenibles y viviendo la proliferación de áreas marginales y guetos en aquellos barrios obreros deshabitados. Por esta razón Detroit se convirtió también en una de las ciudades más peligrosas del país, proliferaron los crímenes y hoy en día es la ciudad más cara para asegurar tu coche de todos los Estados Unidos.
Para terminar y si aún os interesa la historia del ascenso y caída de Detroit, os recomiendo el siguiente set de fotos en Flickr o este reportaje de Denver Post, con imágenes de los barrios, las casas y las factorías abandonadas de Detroit. Como veréis estas estremecedoras fotografías no son muy diferentes de las que podemos obtener hoy en día en en Prypiat, la ciudad fantasma que fuera abandonada en abril de 1986 tras la explosión del reactor número 4 de la Central Nuclear de Chernóbil.
Fuente: The Wall Street Journal
Fotografias: Ford | General Motors
En Diariomotor: El terremoto resurge a los Tres de Detroit y hunde a las marcas japonesas