¿Qué tiene que ver el prototipo más deseado e inspirador de la historia de Ford y su utilitario más modesto de los años 90? Aunque no te lo creas el antiguo Ford Ka debe mucho a aquel exótico prototipo con el que Ford pretendía rendir homenaje al rey de Le Mans en los 60. El Ford GT90 Concept nació como homenaje de un icono, como el germen de un futuro superdeportivo que jamás llegó a fabricarse, pero también como el arranque de una nueva era de diseño y un espíritu modernista en lo estético, con especial predilección por las aristas y diferentes planos que se cortasen entre sí para captar la atención de aquel que contemplase su silueta.
Más allá de su motor central, su escasa altura y su confección para pasar a los anales de la historia de los superdeportivos más espectaculares, el Ford GT90 Concept nada tenía que ver con el GT40 que marcó un triplete en Le Mans en 1966. Del motor de ocho cilindros se pasó a un doce cilindros en uve capaz de desarrollar 720 CV de potencia con la ayuda de cuatro turbocompresores Garrett.
La inspiración del Ford GT90 Concept llegó de la mano de la aviación y los caza bombarderos, con una cúpula integral transparente de cristal laminado y tintado que cubría el habitáculo, y un chasis monocasco de aluminio revestido con paneles de fibra de carbono. Dicen que la temperatura que despedía el escape era tan elevada que hubiera sido capaz de derretir la pintura y algunos materiales de la zaga de este deportivo. Por esa misma razón Ford optó por revestir la superficie con materiales cerámicos similares a los que cubren los transbordadores especiales de la NASA para no desintegrarse en su reentrada a la atmósfera.
Hoy en día es habitual que nuestros coches estén dotados de iluminación Xenon y LED, también de detectores de otros coches en nuestro ángulo muerto. El Ford GT90 Concept ya equipaba estas tecnologías hace prácticamente veinte años, tecnologías que en un deportivo con una visibilidad tan reducida como este hubieran sido realmente imprescindibles. También contaba con un avanzado spoiler trasero activo que aportaba estabilidad en curva en altas velocidades, algo que hoy en día en superdeportivos de este calibre sigue siendo muy habitual.
Si Ford hubiera lanzado su Ford GT90, aún en una tirada muy limitada, probablemente hubiera reescrito la historia que conocemos. Aunque jamás llegó a superar la barrera de los 400 km/h hay quien asegura que hubiera sido capaz de alcanzar 408 km/h, una velocidad similar a la del Bugatti Veyron 16.4 y muy superior a los 372 km/h que por entonces ostentaba en su récord el McLaren F1.
Por si no lo sabías el Ford GT90 Concept se construyó en un tiempo récord de seis meses y en su desarrollo se “reciclaron” multitud de elementos de otro superdeportivo adelantado a su tiempo, el Jaguar XJ220, por ejemplo suspensiones y su transmisión manual de cinco relaciones.
Aunque en los años noventa llegó a hablarse del posible lanzamiento del Ford GT90 en una tirada limitada al centenar de unidades y el prototipo presentado en Detroit en 1995 se convirtiera en un icono más de la cultura popular gracias a videojuegos de las sagas Need For Speed y Gran Turismo, el GT90 jamás llegaría a comercializarse. Y lo que sucedería años más tardes probablemente ya lo conoces.
En 2002 se presentaría un nuevo prototipo bajo el nombre Ford GT40 Concept, un prototipo mucho más fiel al Ford GT40 original de los años 60 del cual se producirían cuatro millares de unidades para honrar, ahora sí, merecido homenaje al verdadero Rey de Le Mans.
Fuente: Ford
En Diariomotor: Historias de las 24 Horas de Le Mans: los Ford GT40 de 1966