Estados Unidos se ha unidado a la Unión Europea en una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). El destinatario de la queja ante la OMC no es otro país que Rusia, cuya industria automovilística se encuentra floreciendo a niveles espectaculares. Es más, se estima que para el año 2020 Rusia sea el quinto mercado automovilístico mundial, con unas ventas internas de 4,4 millones de unidades anuales. La queja no es la buena marcha de su industria, sino sus trabas no arancelarias a la importación de vehículos extranjeros.
El proteccionismo es una táctica habitual para salvaguardar a la industria de un país, encareciendo de manera artificial los productos foráneos para que el público deba comprar producto nacional. El proteccionismo podría justificarse en algunos casos puntuales, pero a la larga es perjudicial para la competitividad de la industria protegida, sobreprotegida y desincentivada a mejorar. La entrada de Rusia en la OMC a mediados del año pasado tendría que haber evitado la adopción de una polémica tasa para el reciclaje de vehículos.
Una conflictiva entrada de Rusia a la OMC en clave automovilística
Sólo 9 días después de la entrada de Rusia en la OMC y la reducción de los aranceles a la importación de vehículos, esta barrera no arancelaria fue establecida. Cada coche importado a Rusia debe pagar una media de 3.500$ como tasa “ecológica” para su futuro reciclaje al final de su vida útil. Muy irónico, debe ser que los vehículos fabricados en Rusia se reciclan a si mismos al terminar su ciclo de vida. Se estima que esta medida comercial de dudosa legalidad habría reportado a las arcas rusas más de 1.660 millones de dólares.
Sirve como obstáculo a la entrada de vehículos extranjeros, algo muy beneficioso para Avtovaz, GAZ y los demás fabricantes rusos. Rusia se defiende argumentando que la medida es legal, porque la Duma rusa aún no ha tenido tiempo para implementar el mismo esquema para los coches fabricados en Rusia. La entrada en vigor de esta “tasa ecológica” – un arancel encubierto en toda regla – coincidió con una caída en la demanda de vehículos rusos de primera mano, cuya calidad, seguridad, prestaciones y acabados son inferiores a las de los vehículos foráneos.
Estados Unidos y la Unión Europea han presentado una queja forma a la OMC, ante la que Rusia deberá responder en un periodo de dos meses si no quiere hacer frente a sanciones, acompañadas de una pérdida de credibilidad. Algunos analistas opinan que la entrada de la Federación en la OMC ha sido un error, y que debería haberse pospuesto para evitar episodios como este.
Fuente: Rusia Hoy
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