Hace un siglo los automóviles estaban hechos de otra pasta, también los intrépidos conductores que se aventuraban a recorrer miles de kilómetros en aquellos albores de la competición. Fueron los pioneros, los que darían origen al reto entre la máquina y su piloto para llegar primero a la meta, lo que entendemos hoy como el automovilismo profesional. En 1913 cuatro Rolls-Royce se enfrentaron a una de las carreras de resistencia más exigentes de la época, la Alpine Trial, un evento que comenzó a disputarse mucho antes de que llegase incluso a definirse el término rally.
Aquello era aventura. Hoy en día viajar miles de kilómetros en un Rolls-Royce puede ser una experiencia tan confortable, o probablemente mucho más que cruzar el Atlántico en avión en un asiento de primera clase. Por aquel entonces la Alpine Trial recorría los Alpes y algunas de las vías más complicadas y exigentes del antiguo Imperio Austrohúngaro.
Para conmemorar aquella hazaña este Rolls-Royce Silver Ghost “Silver Dawn” de 1908 llegó a recorrer cerca de 3.000 kilómetros en apenas un par de semanas.
El viaje formaba parte del evento organizado por Rolls-Royce con clientes y embajadores de la marca en el que se dejarían ver 47 flamantes Silver Ghost históricos y participantes de doce diferentes países. Las carreteras hoy en día nada tienen que ver con las de hace un siglo, pero algunos de los ascensos por los que discurría la comitiva, como el Stelvio o el Loibl, siguen siendo un reto para la vetusta mecánica de algunos de los centenarios participantes.
El que se aprecia en las imágenes es un Rolls-Royce Silver Ghost restaurado por un taller especializado y autorizado por Rolls-Royce. Este clásico conserva la mayoría de sus piezas originales, desde su matrícula hasta el chasis completo, el motor, la caja de cambios y ambos ejes. No nos extraña por lo tanto el entusiasmo con que la marca ha acogido que este vehículo histórico, uno de los primeros Silver Ghost y de los más antiguos que se conserven actualmente, completase su empresa.
El Silver Dawn reposa actualmente en el cuartel general de Rolls-Royce en Goodwood. Desde allí recordará a los asistentes esta nueva hazaña que rememora como la marca cimentó su reputación demostrando la resistencia y fiabilidad de sus coches.
Fuente: Rolls-Royce
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