Corría el año 1954 y Estados Unidos era un país sumido en la evocación del futuro. El estilo primaba sobre la forma, se hacían los primeros ensayos atómicos y la era espacial comenzaba a dar sus primeros pinitos. Fue durante los años 50 cuando se imaginó que para el año 2000 viajaríamos en coches de levitación por superautopistas en el cielo. O que nuestra dosis diaria de comida sería administrada mediante una simple pastilla. Los locos años 50 miraban al futuro con optimismo, por lo que no nos extraña que naciesen máquinas como el 1954 Ford Atmos Concept.
El propio nombre evoca la era atómica – aunque para locura radioactiva echad un ojo al descabellado Ford Nucleon Concept – y su aspecto me recuerda poderosamente al coche volador que conducía la familia de “Los Supersónicos” (The Jetsons, para los angloparlantes). Forma sobre función en estado puro, con un aspecto de ciencia ficción, ideado en una época en la que la electrónica estaba en pañales y los coches sólo montaban frenos de tambor. El mañana de ayer, hoy. Un pequeño juego de palabras, en el que os animo a indagar tras el salto.
Comenzamos con un aspecto de escándalo. Su frontal está dominado por dos protuberancias donde se encontrarían las ópticas delantera. Supuestamente se trata de dos antenas de radar, que mandaban su señal a una televisión en el interior. Desconozco si se trataba de un sistema precario de ayuda al aparcamiento. Su carrocería estaba construida en plástico, decorada en color blanco con partes en color rojo. La idea era comprobar la reacción de los potenciales clientes de Ford a carrocerías construidas en plástico, algo revolucionario para la época.
La verdadera locura y principal atractivo del Ford Atmos Concept es su radical diseño, con voladizos extremadamente largos, coronados por aletas de infarto. No hay más que ver la parte trasera del coche e imaginar que los vehículos de producción hubiesen acabado siendo tan exagerados. El motor estaba ubicado en la zaga, con escapes dignos de un caza a reacción, otro de los iconos mecánicos de una época avantgarde. Nunca se llegó a especificar qué propulsor habría montado, algunos dicen que un potente V8… otros dicen que un pequeño reactor nuclear.
Visto el desarrollo del Ford Nucleon Concept no me extraña que hubiese sido lo segundo, a riesgo de convertir en un pequeño Chernobyl los accidentes de tráfico. Los dos ocupantes iban recluidos en una burbuja de plexiglás que no debía ser muy segura en caso de accidente o en caso de vuelco. No obstante, la visibilidad desde su interior tendría que ser fantástica y como no podía ser de otra manera, estaba climatizada. En lugar de volante, la dirección se accionaba mediante un joystick.
Biplaza estricto, el asiento del pasajero no era simétrico con el del conductor, situándose ligeramente por detrás. El concept nunca llegó lógicamente a producción, no fue más que un ejercicio de diseño, una curiosidad histórica enmarcada en una época muy especial. La saga de futuristas prototipos por parte de Ford fue continuada por prototipos como el Futura Concept, del que os hablaremos en otro momento. El Ford Atmos Concept fue presentado en el Salón del Automóvil de Chicago, en marzo del año 1954.
Fuente: Mechanix | Motor Trend
En Diariomotor: Ford Nucleon, proyecto olvidado de coche nuclear