Desde el abordaje de Dacia al mercado español – siempre de la mano de Renault, su matriz – han pasado ya 7 años. Nunca se engañó a nadie, desde el principio Dacia ha sido una marca low-cost, enfocada a ofrecer vehículos a precios bajos. La filosofía de Dacia ha implicado aceptar compromisos en la calidad interior o el acabado de los vehículos, así como en su seguridad. El Dacia Duster obtuvo unas escasas tres estrellas EuroNCAP, y hemos tenido que esperar a 2013 para que la gama incluyese ESP de serie.
Podríamos y podemos criticar muchos aspectos de los Dacia, pero su éxito es incuestionable. La situación del mercado español del automóvil ha impulsado a los consumidores a reducir la cantidad de dinero destinada a la compra de un automóvil. Y como dice el refrán castellano, “a río revuelto, ganancia de pescadores”: Dacia ha aumentado sus ventas de manera exponencial, hasta el punto de que un vehículo como el Sandero está en el podio de ventas en el mercado español, con más de 1.000 unidades mensuales.
La receta low-cost sigue funcionando y si cabe, ha sido refinada con mejores acabados, motorizaciones renovadas y una inversión más que necesaria en seguridad. La gama Dacia Logan y Sandero ha sido completamente renovada en 2013, aunque siguen empleando la plataforma modificada del Renault Clio II. Por supuesto, el bajo coste sigue siendo el leit motiv, pero el salto de calidad de este reemplazo generacional los posiciona ya como alternativas serias a utilitarios de renombre.
El Dacia Sandero que hemos probado es una versión Stepway, con un aspecto más campero y una suspensión ligeramente elevada. No podríamos considerarlo un crossover o un SUV, es simplemente una utilitario que quiere “tirar al monte” en la línea del Volkswagen Cross Polo o el Skoda Fabia Scout. La unidad probada equipaba un motor 1.5 dCi turbodiésel de 90 CV, asociado a un acabado único. A la hora de recoger el vehículo en la sede de Renault, su odómetro marcaba poco más de 2.500 kilómetros.
Estética robusta, aguerrida y actual
El Dacia Sandero Stepway comparte con el Sandero la práctica totalidad de su estética, salvo pequeños detalles. El frontal es una de las zonas donde más se nota la evolución con respecto a la primera generación del Sandero. La calandra tiene presencia y personalidad, con un aspecto fuerte rodeado de dos ópticas angulosas. Los faros antiniebla son de serie en los Sandero Stepway, cuyo frontal también está adornado por una imitación de cubrecárter, que no deja de ser plástico plateado en la parte baja del paragolpes.
Es innegable que el azul eléctrico de nuestro Stepway es muy llamativo, así como las bonitas llantas de serie de 16 pulgadas y el vinilo lateral con el nombre del modelo. Los pasos de rueda están guarnecidos en un plástico oscuro de aspecto robusto, otorgando un aspecto fuerte al perfil lateral. El techo cuenta con barras de aluminio y a simple vista se puede apreciar que la altura libre al suelo es mayor que en un Sandero convencional.
El conjunto estético trasero no defrauda, manteniendo un atractivo discreto a merced de unas ópticas de moderno y de nuevo, un símil de protector de bajos. No hay indicativo visible de la motorización equipada por el vehículo, ni tubo de escape visible. Con todo, no es un coche de aspecto ostentoso y realmente no llama la atención para mal: no esconde que no es más que un utilitario de bajo coste con una estética algo más campera. No tiene un diseño espectacular, pero sí actualizado y razonablemente atractivo.
Análisis de habitabilidad y ergonomía: la importancia de las opciones
Aunque el aspecto exterior de esta unidad puede enmascararlo, la unidad probada tenía un equipamiento parco, que influye de manera notable en algunos aspectos de la ergonomía. Un detalle que no me ha gustado es la ausencia de regulación en altura para los asientos delanteros. En el caso del conductor, si mide más de 1,85 metros, su cabeza golpeará con el techo. Los asientos tampoco tienen regulación lumbar, aunque eso no es tan extraño. Lo que no concibo es que el volante no sea regulable ni en altura ni profundidad, es fijo.
No me parece un fallo excusable, ya que va a hacer que acusemos más el cansancio en viajes largos y según para qué personas puede hacer que las posturas sean forzadas. Tras 500 km de viaje tenía alguna molestia en la espalda. Ni siquiera en opción tendremos asientos regulables en altura o un volante regulable. La ergonomía de los mandos es correcta, ningún control queda a desmano, aunque se me hace un poco extraña la ubicación del botón de los elevalunas delanteros, situados en la consola central, bajo los controles de climatización.
En las calidades he de decir que la evolución con respecto al Dacia Sandero saliente es inenarrable. El salto generacional es más que patente. Los plásticos siguen siendo duros, pero ya no es sencillo encontrar rebarbas cortantes o paneles que no encajan. No son plásticos de alta calidad, pero dan el pego y parecen resistentes al paso del tiempo. El volante es de plástico, pero tampoco parece de mala calidad. Me gusta que el equipo de sonido se pueda manejar desde la columna de la dirección (aunque sea hora de un volante multifunción).
El equipo de info entretenimiento hace gala de una pantalla LCD de 7 pulgadas y manejo intuitivo. Las alfombrillas no son de serie, y su ausencia revela detalles feos, como una tapa de plástico entre los asientos frontales que expone el sistema de cableado del freno de mano. Se sale fácilmente si le damos una patada o los ocupantes traseros arrastran los pies. Los retrovisores son de ajuste manual: o me estiro o doy indicaciones al copiloto para regularlos.
No, en opción tampoco pueden adquirirse retrovisores de ajuste eléctrico. Hay diversos huecos repartidos por el habitáculo. En primer lugar, tenemos un hueco sobre la consola central, simétrico al eje longitudinal del Sandero. Al no tener un fondo de goma los objetos pueden moverse mucho. Creo que es adecuado si podemos encajar una cartera ahí. Bajo la consola central hay dos portabebidas y un pequeño hueco, ideal para un teléfono móvil o que las llaves no anden rodando por el habitáculo.
En las puertas hay más espacio para dejar objetos, no son huecos adaptados para botellas. La guantera es de buen tamaño, aunque no está ni forrada ni iluminada. Es evidente el ahorro de costes en ciertos detalles – lo cual no tiene por qué ser necesariamente algo perjudicial – pero se debería dejar al consumidor la posibilidad de elegir para no incurrir en fallos ergonómicos de envergadura.
Pasajeros traseros y maletero, análisis de espacio disponible y volumen de carga
El Dacia Sandero Stepway es un coche que homologa cinco plazas, aunque la amplitud del banco trasero no es apta para más de dos personas. Tres personas van a ir escasas de espacio. Las plazas traseras no disponen de elevalunas eléctricos, tenemos una manivela manual de toda la vida, así que a ejercitar esos músculos. En las puertas hay un pequeño hueco portaobjetos. Dos adultos pueden viajar cómodamente sin intrusión alguna en sus cotas de espacio, siempre que no superen los 1,85 metros, ya que entonces darán con la cabeza en el techo y con las rodillas en el asiento delantero.
El maletero del Dacia Sandero Stepway tiene 320 litros de volumen, una cifra más que buena para un vehículo de 4,08 metros de longitud perteneciente al segmento B. Las formas del maletero son más o menos regulares, aunque la boca de carga es relativamente alta, con un hueco considerable entre la misma y el piso de carga. Abatiendo los asientos traseros no logramos una superficie de carga plana, pero sí 1.200 litros de volumen disponible. El gato se encuentra ubicado en una esquina poco visible, junto a la luz de cortesía.
Bajo el piso del maletero me encuentro con una agradable sorpresa, una rueda de repuesto a tamaño completo, un extra de 98€ que se me hace imprescindible en estos tiempos.
En Diariomotor: Caso de éxito: así funciona la fórmula Dacia Sandero | Dacia Sandero y Sandero Stepway 2013, toma de contacto. ¿De “low-cost” a “compra inteligente”? | Dacia Sandero 2013, a fondo