Sabemos que Bugatti sigue valorando la posibilidad de lanzar una superberlina. Desde su presentación en 2009, el Bugatti Galibier se ha paseado por medio mundo para atraer clientes, estimar su previsible éxito comercial y obtener un valioso retorno de aquel público que potencialmente podrá gozar de un modelo tan exótico y caro como este en su garaje. Pero ya en 1999 la recién renacida Bugatti Automobiles S.A.S. había valorado la posibilidad de un sedán de estas características, mucho antes incluso de que se presentase el Bugatti Veyron tal y como lo conocemos ahora.
Desconocemos en qué momento decidió Bugatti que la mejor forma de resurgir de sus cenizas pasaría por un superdeportivo y no una berlina. En cualquier caso el Salón de Ginebra de 1999 vería el nacimiento de un prototipo, el Bugatti EB 218, que a priori tenía mucho sentido y añadiría un soplo de aire fresco en una categoría en la que los Bentley Arnage y los Rolls-Royce Silver Seraph, eran prácticamente las únicas opciones que podía encontrar el cliente que buscaba una berlina extraordinariamente lujosa y confortable, pero también muy potente.
Aunque el Veyron definitivo corrió a cargo de los diseñadores de la casa, Bugatti llevaba años recurriendo a Giorgetto Giugiaro para perfilar el renacer de la marca, mucho antes incluso de que el Grupo Volkswagen se hiciera dueño y señor de los derechos del emblema de Molsheim. En 1993 se presentaba el Bugatti EB112 y seis años más tarde el Bugatti EB218 rescataba aquella idea original de la limusina recuperando los rasgos de otro prototipo muy representativo durante aquellos años, el Bugatti EB118.
Hablamos de una berlina con 5.375 milímetros de longitud, prácticamente un metro más larga que el Bugatti Veyron. Este prototipo aprovechaba un motor de dieciocho cilindros, un W18 con tres bancadas de seis cilindros, 6.300 cm3 de desplazamiento y una potencia total de 550 CV. Como no podía ser menos, también gozaba de tracción total.
¿Y por qué Bugatti se centró única y exclusivamente en el Veyron y no optó por esta limusina? Probablemente en el Grupo Volkswagen se percatarían de que lanzar un automóvil de estas características no tendría demasiado sentido. Por aquel entonces Volkswagen acababa de ceder Rolls-Royce, que pasaría al Grupo BMW, para centrar su ataque en el segmento de lujo con Bentley. Sin ir más lejos, actualmente, los Bentley Continental Flying Spur y Bentley Continental GT deben buena parte de su diseño a aquellos prototipos EB218 y EB118 jamás lanzados por Bugatti.
Fuente: Bugatti | Italdesign-Giugiaro
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