Reconozco que siempre he estado un poco obsesionado con los peligros de aparcar el coche a la intemperie. Siempre evité los árboles y las fachadas en días de viento, lo último que hubiera querido es encontrarme al día siguiente un geranio estampado en el parabrisas. Los rayos de sol también me preocuparon, pero por suerte la protección de la pintura de los automóviles de hoy en día es suficientemente resistente para soportar sin problemas bastantes veranos, de los de cuarenta grados a la sombra. Pero lo que jamás se me hubiera ocurrido es que algo tan aparentemente inofensivo como un rascacielos acristalado pudiera ser tan peligroso para la integridad de un coche.
Según publicaba estos días la BBC, esta fue la desagradable sorpresa que se encontró el propietario de un Jaguar XJ al recogerlo de un aparcamiento junto a un famoso edificio de Londres, el 20 Fenchurch Street, conocido coloquialmente por los londoners como el Walkie-Talkie. Su elegante berlina británica había quedado un tanto deslucida al derretirse algunos de los plásticos que recubren su carrocería, incluyendo los retrovisores y el característico pilar posterior de la última generación del XJ.
Aparentemente el culpable de este desaguisado era el famoso Walkie-Talkie.
Esta noticia tan peculiar, y con tintes de leyenda urbana, no tendría mayor credibilidad si no fuera porque la constructora responsable del edificio ya ha reconocido los problemas que entraña la fachada acristalada con forma cóncava. Incluso se habrían ofrecido en el momento a pagar los desperfectos al propietario del Jaguar XJ, una factura que habría ascendido a 1.000 libras (unos 1.181 euros según el cambio actual). Esa misma concavidad es la que causa que los rayos de sol se concentren y tras una exposición prolongada causen los daños tan importantes que ya se han producido en numerosos automóviles aparcados en los alrededores.
La explicación científica es bien sencilla. El arquitecto encargado de concebir esta inmensa mole de hormigón y vidrio, el enemigo número uno de los automóviles de la zona, aplicó muy a su pesar la técnica que utilizan los concentradores solares, pensados para aprovechar la energía de los rayos del sol alcanzando temperaturas muy altas en un punto determinado y logrando una gran eficiencia en calentadores y hornos solares.
De momento los londinenses ya se han tomado la acechante presencia del Walkie-Talkie con filosofía y han encontrado sus propios motes para el edificio tras lo sucedido en los últimos días. Por suerte para ellos, en las fechas que estamos no tendrán que lidiar con tantos días de sol como en muchas ciudades españolas y el temido Walkie-Talkie difícilmente encontrará suficientes rayos que concentrar, para tranquilidad de los transeúntes y los conductores del barrio.
Fotografías: 20 Fenchurch Street | The Daily Express
Más información: BBC | CNN | The Independent vía Menéame