Para entender el origen de la estética de los últimos Mazda (CX-5, Mazda 6 y Mazda 3) y todos los que aún están por llegar, nos tenemos que remontar unos cuantos años atrás y recordar los prototipos que nos fueron adelantando esta nueva imagen del fabricante de Hiroshima, el Takeri de 2012, el Shinari de 2010, o incluso el más espectacular de todos ellos, el Furai de 2008. Mazda nos dejó boquiabiertos con un superdeportivo que – evidentemente – jamás llegaría a materializarse en modelo de producción, pero que sorprendía con la base de un prototipo LMP2 de las American Le Mans Series y el “pata negra” de los motores de Mazda, el rotativo de Felix Wankel.
Hasta hace apenas unos días, el Mazda Furai Concept seguía sorprendiendo a propios y extraños con su apariencia exótica y el diseño agresivo que solo podríamos esperar de un deportivo diseñado para las carreras de resistencia, que además era plenamente funcional. Pero por desgracia el Mazda Furai ha pasado a mejor vida y recientemente nos enterábamos de que había quedado completamente calcinado durante la prueba y el reportaje que, a título póstumo, veremos en la revista británica Top Gear Magazine en su próxima edición, la del 20 aniversario de la publicación.
Se trata de una de las últimas obras que se diseñaron con Laurens van den Acker a la cabeza, antes de que se marchase a Renault para dirigir el nuevo rumbo estético de la marca gala hasta nuestros días.
Aunque no se han dado más detalles de las causas del incendio, es probable que la publicación aclare lo sucedido en la edición del próximo mes. Recordemos que un prototipo siempre es una pieza muy delicada y cara, por cierto, que ha sido construida a mano para exhibirse en salones el automóvil y, en el mejor de los casos, realizar algunas pruebas puntuales a las que no siempre tiene acceso la prensa. Nosotros hemos tenido ocasión de probar algún prototipo, como es el caso del Nissan Juke-R.
El caso del Mazda Furai aún es más delicado por lo complejo (y exótico) de su mecánica. Recordemos que este prototipo contaba con un motor rotativo, de tres rotores, y una transmisión secuencial de competición, que para obtener su potencia máxima de 450 CV requería el uso de etanol E100. Cuando se presentó, Mazda anunció que realizaba el 0 a 100 km/h en 4 segundos y que desde el chasis hasta el diseño del habitáculo, muchos elementos los habían tomado directamente del prototipo de carreras.
Una curiosidad más. El dorsal 55 que vestía el Mazda Furai Concept no fue escogido de manera casual y es el mismo que identificaba al histórico Mazda 787B que arrasó en las 24 Horas de Le Mans de 1991.
Fuente: Top Gear Magazine vía Jalopnik
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