Hemos podido ver en directo el Toyota Yaris Hybrid-R y os traemos las primeras fotos desde Frankfurt. Como ya os hemos contado anteriormente, se trata de un concept de GTI híbrido elevado a la enésima potencia para alcanzar un total de 420 CV. Su objetivo es mostrale al mundo que la tecnología híbrida puede llevarse al terreno de la deportividad, e incluso ser divertida… tal vez como respuesta a la escasa diversión que un Yaris Hybrid proporciona a día de hoy, salvo a la ahora de repostar como un mechero.
El Yaris Hybrid-R representa lo que podríamos denominar un transplante asimétrico. Toyota ha extirpado la tecnología y la experiencia de su TS030 HYBRID, la bestia híbrida que participó en LeMans, y se la ha insertado en la caja torácica de su pequeño Yaris. El resultado es un vehículo con la forma de un Yaris, los aditivos necesarios para salir en The Fast&Furious, las entrañas de un corredor de resistencia anabolizado y la conciencia medioambiental de un militante de GreenPeace.
Comenzando a destripar este brutal concept, vemos que las ruedas delanteras se mueven impulsadas por un hiper-exprimido (“highly tuned”, según nota de prensa) 1.6 l turbo de gasolina con 300 CV, lo que vienen siendo 187 CV por litro de cilindrada. Mientras tanto, en el eje trasero, cada una de las ruedas es movida por su propio motor eléctrico, a 60 CV la pieza, lo que totaliza una potencia final de 420 CV transmitidos al asfalto mediante los cuatro neumáticos.
Como todo buen híbrido, cada uno de los motores eléctricos recupera energía en las frenadas y aporta propulsión según la demanda de aceleración. Esa energía recuperada se almacena en un supercondensador ubicado bajo el asiento posterior, donde normalmente va la batería. El supercondensador tiene un comportamiento notablemente superior a una batería para uso en competición, pues es capaz de cargarse y descargarse mucho más rápido y con una mayor densidad energética, lo que lo hace también más ligero.
El problema de los supercondensadores (no todo podían ser ventajas) es que pueden entregar toda esa potencia (hasta 120 CV) sólo durante un máximo de 5 segundos. Parece suficiente para salir catapultado de una curva, pero no se puede comparar a las posibilidades de una batería convencional.
Llegados a este punto, Toyota ha visto la necesidad de ubicar un tercer motor eléctrico (y ya van cuatro en el cómputo global de motores) con otros 60 CV, entre el motor de gasolina y la caja de cambios, con el único objetivo de actuar como generador. Este tercer motor eléctrico supone un apoyo en la recuperación de energía en frenada y también actúa como generador durante la aceleración para realimentar los motores traseros, transformándose también en un ingenioso control de tracción.
Puesto que el generador sólo actúa cuando el par motor excede la adherencia del tren delantero y le resta su propia potencia para transmitirla a las ruedas traseras, se convierte en una mezcla entre control de tracción y diferencial central virtual, derivando el par hacia el eje trasero cuando es necesario. Una solución interesante y probablemente eficaz, con ciertos elementos comunes al sistema Hybrid-4 del grupo PSA (Citroën DS5, Peugeot 508 RXH) aunque llevado al extremo más deportivo.
En fin, si además de todo esto tenemos en cuenta que el par de giro de cada motor trasero puede ser controlado individualmente (en aceleración y en retención), que existe un modo “tranquilo” para circular día a día y otro deportivo para desatar toda la furia encerrada en él, y que todo está orientado al comportamiento dinámico de máximo nivel, parece que el deportivo híbrido total está servido.
Ojalá que se convierta en real, aunque no sea dentro de un Yaris.
Fuente: Toyota
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