Todos sabemos que 2013 marca el 50 aniversario del Porsche 911, y las celebraciones se multiplican por doquier. Desde homenajes en Goodwood a un modelo especial por parte de Porsche, pasando por homenajes de menor calibre por parte de algunos preparadores. Más que menor calibre, debería decir menor calado, porque el homenaje de DP Motorpsort al 911 es espectacular. Llamado “Porsche 911 3.2 Sleeper“, su reinterpretación del Porsche 911 es pura, precisa y muy ligera. Puede que hayan creado el 911 perfecto.
Muchos pensaríamos en un 911 GT3 como el 911 más puro, pero entre los porschistas hay diferentes opiniones. Un “simple” Porsche 911 de segunda generación refrigerado por aire – y no en su versión turbo – es para muchos uno de los 911 más equilibrados y genuinos jamás creados. Y una unidad de 1986 es el punto de partida para la preparación de DP Motorsport. El principal atractivo de su preparación es la ligereza: su peso final es de sólo 905 kg. Son nada menos que 280 kg menos que el coche de serie. ¿Cómo lo han hecho?
Con la ligereza y la pureza por bandera
En primer lugar, han desmontado su carrocería y eliminado todas las capas de pintura y protección, pintando una fina capa verde metalizada en sustitución. Incluso las bisagras de las puertas han sido agujereadas para ahorrar peso. Los cristales son de Perspex, un metacrilato ligero. Otros paneles también son de material compuesto. Se ha eliminado aislamiento acústico y el interior ha sido equipado con asientos ultraligeros, así como unas alfombrillas especiales, manteniendo intacto su aspecto.
Es increíble que hayan reducido casi 300 kg con estas modificaciones. En cuanto a su motor, el bóxer de 3,2 litros mantiene su cilindrada, pero su potencia pasa de los 234 CV originales a unos respetables 270 CV, con 307 Nm de par motor máximo. Para lograr esta potencia han instalado una nueva línea de escape de titanio RSR y dos catalizadores HJS de alto flujo. La válvula de mariposa del acelerador es capaz de admitir un mayor flujo de combustible con una puesta a punto enfocada a las altas prestaciones.
La caja de cambios recibe una palanca de recorridos cortos y un diferencial autoblocante, refrigerado por aire. La suspensión emplea amortiguadores Bilstein, con cojinetes Super Pro. La puesta a punto es muy rígida, más que apta para el circuito. Los neumáticos son semi-slick Michelin montados sobre llantas Fuchs de 16 pulgadas en medidas 225/50 y 245/45. El equipo de frenado también es un equipo de calidad, donado por un Porsche 964 C2 y más que suficiente para los poco más de 900 kg del “Sleeper”.
Una jaula antivuelco también se instala para añadir rigidez y seguridad al conjunto. No sabemos las cifras de aceleración, pero sería sensato un 0 a 100 km/h en unos 5 segundos – o incluso menos – y una dinámica impresionante, fruto de una ligereza fuera de serie. La pureza de sensaciones viene subrayada con la ausencia de dirección asistida, ABS o controles de estabilidad. Este Porsche 911 3.2 Carrera de 1986 se vende tal cual por 89.911€, cuyos tres últimos dígitos no son una coincidencia.
No sé si será el 911 perfecto, pero es seguro que se acerca a dicha utopía.
Fuente: Autoblog
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