Aunque ya os habíamos contado todo, o casi todo, acerca del nuevo Mazda 3, hasta ahora no habíamos tenido ocasión de probarlo y constatar la certeza de que estamos ante un salto cualitativo respecto a su predecesor y ante un rival realmente digno para la categoría de compactos. Han sido dos días intensos de pruebas por los alrededores de Barcelona y las carreteras del Parque Natural de Montserrat y el Garraf, un paisaje bello, unas carreteras que invitan a disfrutar de la conducción y sobre todo una gran oportunidad para probar este coche que llegará a los concesionarios en la segunda quincena de octubre.
He de reconocer que mi idilio con este nuevo Mazda 3 comenzó cuando nos llegaron sus primeras fotografías. Soy amante confeso de la nueva línea estética de Mazda y sinceramente me parece que este compacto está a la altura de sus dos últimos modelos, los Mazda 6 y CX-5. En cuanto a diseño, el Mazda 3 supone un soplo de aire fresco llegado directamente desde Hiroshima, la base de Mazda en Japón. Pero precisamente por esa fascinación que me causó su estética y también su mecánica, con la nueva generación de motores SKYACTIV, mis expectativas estaban muy altas mucho antes de que me enfrentase cara a cara con el nuevo Mazda 3. ¿Habrá logrado convencernos?
De su estética no hay mucho que podamos decir que no os hayamos contado previamente. Mazda ha impuesto una línea con todo el atrevimiento nipón, con faros alargados y superficies que se cortan para captar nuestra atención. Pero también se han respetado esos cánones de belleza tan apreciados en Europa y habitualmente explotados por los italianos, muchas curvas, rasgos musculosos que se aprecian en el volumen de los pasos de rueda y un capó alargado y generoso que culmina en una parrilla muy característica.
Para gustos están los colores, pero sinceramente este Mazda 3 me parece muy bello. Tal vez por eso no sería capaz de imaginármelo con llantas de acero, las que originalmente equipa la gama de acceso Pulse. Incluso con las llantas de aleación de 16” del acabado Style, la versión que probamos, tuve siempre la impresión de que algo no cuadraba y de que tanta goma no encajaba en su perfil general. Ni mucho menos estoy obsesionado por las llantas grandes y rara vez volvería a recomendar – por cuestiones puramente estéticas – optar por unas llantas de 18” en un compacto.
Por suerte un Mazda 3 con llantas de acero será rara avis. Mazda España reconoce que venderán muy pocas unidades con acabado Pulse y que prácticamente todas las ventas girarán en torno a los acabados Style y Luxury.
Sin dejar que el espectáculo visual que apreciamos en el exterior condicione el resto de nuestra prueba, nos subimos a bordo para sorprendernos con un habitáculo realmente conservador. Mazda ha optado, como de costumbre, por un salpicadero horizontal, aunque orientado a su conductor. Todos los elementos encajan a la perfección y no hay más añadidos artificiales que la pantalla de 7” del equipo multimedia MZD Connect sobre el salpicadero. Aún así su posición me parece excelente para facilitar su visión y tan solo echamos en falta que cuente con un dispositivo escamoteable para esconderla cuando aparquemos y disuadir a los amigos de lo ajeno. Lo mejor es que leáis nuestro análisis en Tecmovia sobre el sistema MZD Connect de Mazda.
Mazda nos confiesa que se han propuesto mejorar la calidad de los materiales y los acabados. La calidad percibida es excelente, materiales mullidos en la superficie del salpicadero y revestimientos que sin ser nobles denotan cierta calidad. Incluso, con estos asientos de serie y tapizado completo de tela, tenemos la impresión de estar en un automóvil de cierto nivel. Pero tampoco nos olvidemos de que estamos probando un modelo con acabado Style y que en el nivel inferior, Pulse, tampoco contaremos con un volante y el brazo del freno de mano forrados en piel. Si la referencia está en el Volkswagen Golf (tal y como reconoce Mazda), la calidad percibida de este Mazda 3 está como mínimo a su altura.
La misma sencillez que se aprecia en el habitáculo está presente en el cuadro de mandos, sorprendentemente minimalista teniendo en cuenta algunas propuestas recientes en rivales del segmento compacto (véase Volvo V40). En el Mazda 3 1.5 de 100 CV comprobamos que el velocímetro analógico, centrado, estaba flanqueado por dos pantallas digitales laterales para mostrarnos la revoluciones (izquierda) y el ordenador de a bordo (derecha). Me dejó más satisfecho el cuadro de mandos de un Mazda 3 2.0 de 120 CV Automático que probé posteriormente con la esfera central dedicada a un cuentarrevoluciones analógico y el velocímetro digital. Es cuestión de gustos.
Buen trabajo de Mazda con la ergonomía y no solo por lo cómodos que me resultaron sus asientos de tela de serie. La base del asiento puede situarse a una altura relativamente baja, y también el volante, sin perder visibilidad (un servidor es bajito, no llega a 1,70 metros de altura). Tal vez esa sea la posición ideal para manejar los pedales simétricos y con acelerador anclado al suelo, de tabla. Tan solo me lamento por las dificultades que encuentro a la hora de ajustar el respaldo con la inclinación idónea mediante un sistema de palanca (sin la precisión de un sistema con ruleta giratoria), más aún teniendo en cuenta que no viajo solo y que en esta prueba intercambio la posición del conductor con el compañero que me acompaña cada pocos kilómetros.
El Mazda 3 ha crecido en longitud y anchura y eso se aprecia en el espacio del habitáculo. Aún así, las plazas traseras siguen sin ser extraordinariamente espaciosas ni en anchura ni en espacio para las piernas, tampoco en altura. El maletero goza con un volumen de 350 litros y cuenta con un doble fondo muy estrecho en el que nos encontramos con un kit de reparación de pinchazos. En España se ofrecerá rueda de repuesto temporal como opción (aún no sabemos su precio), pero ya podemos adelantar que reducirá aún más el volumen de carga puesto que en el doble fondo en el que se equipa el kit de reparación no cabe una rueda de tipo “galleta”.
¿Y qué decir de la dinámica? Mazda busca ofrecernos cierto toque deportivo en sus productos. El Mazda 3 cuenta con un tarado de suspensiones y dirección bastante correcto para un buen compacto, pero ni mucho menos será el más deportivo y radical ni tampoco el más cómodo y manejable. La dirección puede pecar de tener demasiada asistencia y un tacto muy blando en algunas situaciones y además no cuenta con ajustes de dureza o desmultiplicación.
Mazda recurre a la expresión japonesa Jinba Ittai, que alude a la conexión de un jinete con su caballo. Si el caballo es el coche y yo el jinete, diré que con otros compactos he sentido una mayor conexión. Pero lo cierto es que este compacto nos permitió negociar curvas con bastante seguridad y desde los primeros giros nos sentimos identificados con su conducción.
Tras lo dicho anteriormente, aguarden a la segunda parte de esta prueba. Os adelanto que hubo un motor que me sorprendió, para bien, el SKYACTIV-G 1.5 de 100 CV, y eso que generalmente no me parece recomendable para este compacto. Y que tanto el SKYACTIV-G 2.0 de 120 CV como el SKYACTIV-D 2.2 de 150 CV me dejaron muy buen sabor de boca. También que los clientes europeos echarán en falta un motor diésel menos potente y de menor cilindrada, pero que la gente de Mazda nos confirmó que ese motor llegará y aunque no se especificasen plazos ni potencia, será de desarrollo 100% Mazda y lucirá el emblema SKYACTIV, para sustituir a los motores PSA utilizados hasta la fecha. Muy atentos a la segunda parte de esta presentación del Mazda 3.
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