Sería demasiado atrevido asegurar que existe espionaje industrial entre fabricantes de automóviles, aunque los casos que se denuncian cada año y las sospechas que trascienden en los medios deberían invitarnos a pensar que efectivamente es una práctica demasiado común. Aunque los robos de información y los trasvases de datos sensibles sean los que realmente preocupan a todos por igual, existen prácticas generalizadas de investigaciones sospechosas sobre los productos de la competencia, de guante blanco o de black hat – como dirían los anglosajones – para mejorar tu tecnología y comprender mejor la de tus rivales.
Recientemente conocíamos el trabajo de General Motors y su equipo de Competitive Benchmarking gracias a la visita que Ars Technica realizó a sus instalaciones. Se trata de un departamento encargado de diseccionar productos descatalogados de General Motors, pero sobre todo los modelos de la competencia, y digitalizar todos los componentes para realizar un registro informático con el que se puedan evaluar los logros de cada automóvil y aquellos puntos de mejora para desarrollar la tecnología del grupo de Detroit. Ingeniería inversa para comprender a tus rivales y mejorar tus productos, una idea brillante y un trabajo que no solo realizan los técnicos de Michigan.
Según publicaba Ars Technica en su visita al centro de ingeniería de General Motors en Warren (Michigan), se encontraron con varios modelos de la competencia – citan algún Mercedes-Benz – en plena disección. No deja de ser un secreto a voces que cuando se produce el lanzamiento de un automóvil muy importante, la competencia se vuelca para conseguir algunas unidades para diseccionar y realizar un estudio y las pruebas pertinentes que lleven a posicionarlo frente a los productos propios.
En ocasiones ni tan siquiera se guarda discreción. Todas las marcas presuponen que la competencia estará tan interesada en conocer a fondo sus productos como ellos mismos de comprender la tecnología de sus rivales. No se trata de ningún secreto inconfensable. Y por extensión lo que sucede en la industria del automóvil no tiene que ser muy diferente de lo que se produce en otros negocios muy diferentes. ¿Acaso no habrá hecho lo mismo cualquier fabricante de refresco de Cola que se precie de serlo? ¿Acaso no habrán destripado smartphones de Apple y Samsung todas las marcas dedicadas a telefonía y gadgets?
Hace falta mucho más que diseccionar un automóvil para poder imitarlo. Incluso en el caso de que se pudieran imitar las virtudes de un producto concreto, el registro de patentes se encargaría de ofrecer protección a sus creadores y en el caso de demostrarse su vulneración ya estaríamos hablando de un problema serio para las partes implicadas, algo que por otra parte no es nada habitual.
Y por último simplemente recomendar este reportaje de Ars Technica que ya hubiéramos querido para nuestro spin off más tecnológico, Tecmovia. En su visita al centro técnico nos descubren que, más allá de lo curioso que resulta encontrarte un Mercedes-Benz desguazado en las instalaciones de General Motors, la digitalización de las piezas y el modelado de prototipos digitales permite realizar innumerables pruebas y simulaciones de rendimiento mucho antes incluso de fabricar un prototipo físico de la pieza o el vehículo.
Fuente: Ars Technica
Fotografías: General Motors
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