Harley J. Earl fue uno de los más prominentes diseñadores de General Motors. Comenzó a trabajar en General Motors en el año 1928, y será siempre recordado como uno de los diseñadores más influyentes del Siglo XX. De su pluma han salido muchos de los vehículos del Motorama de General Motors durante los años 50, el primer concept car de la historia – el Buick Y-Job de 1938 – o el Chevrolet Corvette de primera generación. El primer paso en la historia del deportivo americano por excelencia. Un honor como pocos.
Aunque se retiró en 1959, en 1963 fue obsequiado por General Motors con un Corvette Stingray muy especial, en reconocimiento a sus méritos. Esta unidad – de las primeras producidas con carrocería descapotable – tenía varios elementos únicos. En primer lugar, una línea de escape lateral, que dejaba ver parte de los colectores junto al paso de rueda delantero. Este escape personalizado era parte del pedido especial Shop Order 10323 (S.O. 10323), que identifica a esta máquina única.
Por si esto fuera poco, en su habitáculo el Corvette fue dotado con un juego extra de relojes para la instrumentación. Instalados frente al copiloto, se sirven de la simetría del salpicadero del Corvette de segunda generación. Los relojes son una réplica de los situados frente al piloto, supongo que con el objetivo de asustar un poco a su mujer o algún acompañante aprensivo. Los asientos de cuero tenían un diseño personalizado y las alfombrillas eran metálicas, en lugar de textiles.
La pintura bitono – azul y blanco – fue también una de las contribuciones de Earl a los vehículos de producción, y así quedaba reflejado en este coche homenaje. Bajo el capó, un V8 de 5.3 litros y una potencia no conocida, aunque posiblemente de 340 CV. Curiosamente, disponía de frenos de disco en las cuatro ruedas, un detalle que no entró en producción masiva hasta 1965. El propio Harley J. Earl condujo este mismo Corvette en la Daytona 500 de 1965, que protagonizó como Grand Marshall, gran juez si lo traducimos malamente al castellano.
Es más, hoy en día, a la Daytona 500 aún se le conoce como Harley J. Earl Trophy. Como curiosidad, el trofeo de la Daytona 500 es un modelo plateado del General Motors Firebird I, uno de los diseños de Earl para los Motorama de los años 50. Volviendo al Corvette, parece que será subastado por una cifra cercana al millón de dólares, teniendo en cuenta su relevancia histórica y su excepcional estado de conservación, una vez restaurado. Será vendido el próximo 10 de octubre en Chicago.
Fuente: Newspress USA
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