Podría ser un viernes cualquiera. Como miles de usuarios del Metro de Madrid voy sentado en el vagón con la mirada perdida hasta que suena el aviso que anuncia que he llegado a mi parada, Chamartín, se abren las puertas y bajo al andén de la línea 10. Pero aquí hay algo que no encaja. Huelo a goma quemada, se aprecia una muchedumbre agolpada sobre las barreras del andén contiguo y entre los murmullos se intuye el sonido del motor de un coche. ¿Qué hace un coche en los andenes de Chamartín y a decenas de metros bajo tierra?
Los culpables: la gente de Mini. La excusa: presentar la gama Mini John Cooper Works en acción y en un escenario difícilmente insuperable. Tal y como aseveraban los organizadores, Mini Metro Race pretendía ser también un homenaje a la película The Italian Job, a la original de 1969 y sobre todo al remake de 2003 en el que unos pequeños Mini, preparados a conciencia, recorren los túneles del metro de Los Ángeles para dar el golpe perfecto. En este caso el gran golpe lo daría Mini atrayendo a los andenes a cientos de curiosos que atenderían a las exhibiciones que se llevaron a cabo desde el jueves pasado y durante el fin de semana.
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El equipo de marketing de Mini en España tuvo la ocurrencia de asfaltar un andén en desuso en la estación de Chamartín, hacer un circuito de conos con dos carriles y convocar a cuatro excelentes pilotos y campeones de la antigua Mini Challenge española, entre los que estuvieron Luis Miguel Reyes y Marta Suria (tándem campeón en 2011), David González Izaguirre (2009) y Javi Villa (2010). El propio Luis Miguel Reyes nos reconocía su sorpresa al conocer el encargo de Mini, puesto que estos pilotos profesionales compatibilizan las carreras con la instrucción de cursos de conducción y otros eventos, en los que habitualmente nos vemos, pero rara vez una exhibición de este calibre.
Estos cuatro pilotos a los mandos de sus correspondientes cuatro Mini John Cooper Works, se encargaron de realizar todo tipo de maniobras para deleitar a los asistentes: slaloms en tren o incluso marcha atrás, cruces imposibles, carreras de aceleración. Pensemos que todas estas maniobras se realizaban en el interior del andén, mucho más estrecho que una calzada convencional y sin escapatorias por los muros que lo delimitan. Durante sus acrobacias y tal y como pudimos comprobar in situ montando en los coches, se alcanzaban más de 100 km/h en una distancia que no llega a los 90 metros. Sabemos que la preparación de estas maniobras se alargó durante varios días de intenso trabajo en el Circuito del Jarama.
Sinceramente Mini Metro Race ya nos había dejado boquiabiertos y eso que el plato fuerte aún estaba por llegar. Para culminar la exhibición, al fondo de un andén aparecía rugiendo todo un World Rally Car, el Mini John Cooper Works WRC pilotado por Luis Monzón, el campeón del último nacional de asfalto, el de 2013. Si ya impresiona ver a cuatro Mini de calle haciendo acrobacias, no os quiero decir lo que impresiona escuchar los rugidos y las detonaciones de un WRC a más de 150 km/h por el andén y haciendo trompos y cambios de sentido imposibles en el espacio mínimo que deja la anchura de dos vías.
Durante estos días también hicieron presencia algunos de los embajadores de la marca, entre ellos María de Villota y Nani Roma, la guinda de un pastel muy bien condimentado para alegrar la mañana y la tarde de algún viajero sorprendido que pasaba por allí.
Fuente: Mini
En Diariomotor: El Mini que salió del asfalto y comenzó a caminar sobre las aguas