Has leído bien el titular, así nos lo contó el director de producto de BMW M —Carsten Pries—, cuando estuvimos charlando con él en el pasado Salón de Frankfurt. Una reunión improvisada de 15 minutos bastó para conocer la opinión de uno de los mandamás de BMW.
Cuando parecía que BMW M y BMW i nunca se encontrarían, llega el señor Pries y no cierra la puerta… ¿Debemos ilusionarnos?
“Si me preguntas si un BMW M pudiese tener la tecnología eléctrica o híbrida, pues claro que es posible. Imagínate qué nos obligan a bajar las emisiones aún más… En ese caso la tecnología desarrollada por BMW i tendría un rol importante […]”
“[…] Viendo el resultado final del BMW i8 sabemos con certeza que la tecnología está lista para ser aplicada a un BMW M. Por eso, no pensamos excluir nada. De momento, no tenemos prisa: nuestros esfuerzos están centrados en estudiar, recoger información y aprender en materia eléctrica con el BMW i8.
Obviamente, nuestro foco de investigación está centrado en reducir el peso, por lo que hacerlo en combinación con sistemas eléctricos, que acaban aumentando el peso, no resulta sencillo… Requiere mucho dinero en ingeniería, tiene que ser una solución inteligente.
Los BMW M son vehículos de altas prestaciones, pero no ponemos la eficiencia en el centro de todo. Todo gira en torno al carácter general de los BMW M y su dinámica. BMW Motorsport siempre ha sido importante para la identidad de BMW y así seguirá siendo, porque representa los valores de la marca. La nueva submarca BMW i es atractiva y se introducirá de forma progresiva para aportar sostenibilidad e innovación, bien diferenciada respecto a BMW M, que está más orientada a prestaciones.
Si miramos al pasado, por ejemplo diez años atrás, nunca hubiéramos pensado en tener motores turbo, diésel o con tracción integral. Pero los tiempos cambian, y con ellos la importancia de consumos o de emisiones. Y, sin embargo ahí tienes el éxito de los primeros “M Performance” diésel, como el BMW M550d xDrive, que abrió un nuevo segmento y atrajo nuevos clientes que nunca habrían comprado un BMW M.
Todo lo que hacemos está pensado para contribuir a reducir consumos y emisiones, algo vital para el éxito de la compañía. Lo importante no sólo es la potencia, o la velocidad… también una buena relación de consumo. Muchos de nuestros clientes también se preocupan por la autonomía y el consumo. Este momento es muy importante: ahora tenemos que tomar las decisiones para los próximos diez años.”
Carsten Pries (derecha) durante la charla en Frankfurt
¿Habrá un BMW i8 M?
“De momento, no tenemos pensado fabricar un BMW i M. Ambas submarcas son dos pilares para nosotros y no queremos que haya confusión entre ambas, pero no lo descartamos en un futuro.
Además, el i8 es un deportivo que tiene una complicación adicional: su personalidad “eléctrica” propia. Es un producto que nunca antes se había visto en ese segmento… y no estaría bien que cambiásemos sus motores eléctricos por otros de combustión más potentes. El BMW i8 ha sido concebido de una forma especial, con un motor térmico de 1,5 litros y 231 CV sobre el tren posterior y un eléctrico en posición delantera con 131 CV. Es perfecto así y está pensado para funcionar de esa forma. Cualquier cambio en sus motores rompería la esencia…
Como he dicho antes, queremos aprender con el i8 en materia eléctrica. Pero tampoco dejamos de lado la competición, que es de donde venimos. Por eso, nos fijamos en carreras de resistencia e investigamos en campos típicos de competición como son el sistema Kers, junto a los motores diésel e híbridos y nuevos materiales livianos… Son las áreas típicas donde centramos nuestra atención para mirar al futuro y evolucionar nuestros coches de calle. Es importante para nosotros la transferencia de tecnología de la competición. No sólo nos interesa que la gente que le gusta M se haga fanática de las carreras, sino los enamorados de la competición se compren un BMW M.
A corto plazo tenemos ahí al nuevo BMW M4, uno de nuestros modelos icónicos. Ha sido muy excitante presentarlo en Pebble Beach hace unas semanas y dará una idea de cómo será el producto final que queremos hacer. Tendrá más caballos, más par y menos consumo. No puedo hablarte mucho de él, tendrás que probarlo, pero por lo que me cuentan los ingenieros que están en Nurburgring será fascinante.”
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Nuestra opinión: BMW necesita ya un superdeportivo
Con el BMW i8 recién sacado del horno hemos tenido dos buenas noticias. Por un lado, un nuevo deportivo para la gama, con unas soluciones nunca antes vistas y un aspecto que resulta, en vivo, sensacional. Dicho de otra forma: por aspecto, voluptuosidad y agresividad no tiene nada que envidiar a grandes superdeportivos firmados por marcas como AMG o Ferrari. Ahora bien, tras esas grandes innovaciones tecnológicas, se esconde un carácter manso, una personalidad relajada que asoma por la ficha técnica. Tras ella se esconden “sólo” 360 CV, que están algo lejos de los 500 ó 600 caballos en los que se mueven las marcas la competencia.
Por ejemplo, los 4.5 segundos en los que hace el sprint de 0-100 km/h lo sitúa a la par que el BMW M5, pero quedan algo lejos de la barrera de los 3 segundos en las que se mueven los SLS AMG, R8 y Porsche 911 Turbo de la competencia.
El toque “M”, por tanto, vendría de fábula para conseguir ese plus de prestaciones. A la vista de los estándares de la competencia, ya son muchos los que reclaman que BMW necesita el tan ansiado sucesor del BMW M1. Entre ellos estamos nosotros.
Queda la incógnita para el futuro sería saber si finalmente BMW M decidirá meterle mano al BMW i8, siempre –como comenta Carsten Pries- sin modificar la esencia con la que ha sido concebido. Manteniendo el propulsor eléctrico, siempre se podría suplantar el motor de combustión por otro más potente e igualmente “conservador”, empleando algún propulsor de cuatro o cinco cilindros, que confiriese la potencia necesaria para rebasar la cifra de 500 CV en los que se mueven otros superdeportivos.
La idea no es difícil de llevar a cabo y resulta casi necesaria para alzar la moral y no estar un escalón por debajo del resto. Aún sin conducir el BMW i8 pienso que tiene chasis para soportar mucho más que los 362 CV que declara la ficha técnica… Su concepción de bajo peso —1490 kg—, su coeficiente de rozamiento llevado al mínimo—0.26— y su monocasco en fibra de carbono reforzado con materiales plásticos ayudarían a ello. En resumen: sus innovaciones son tales y su aspecto resulta tan sensacional que su potencia se queda escasa para semejante máquina.
Con estas opiniones sobre la mesa no podemos hacer otra cosa que ilusionarnos con el toque M en el BMW i8. Técnicamente es factible, entonces ¿por qué conformarse con ser uno más pudiendo ser el rey? El tiempo dirá…
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