Hoy ha sido un día trágico para el automovilismo español, María de Villota nos ha dejado. Resulta tan difícil dar una noticia como esta como comprender que ya no volveremos a verla en todos los eventos de Mini España en los que nos ha acompañado durante los últimos meses. Recordemos que, tras el grave accidente sufrido en un Fórmula 1 el año pasado, la piloto madrileña había perdido cualquier posibilidad de volver a competir, pero ni mucho menos las ganas de vivir y seguir contribuyendo en acciones de seguridad vial y en competición, con la asociación Ana Carolina Díez Mahou y como embajadora de Mini.
La semana pasada, muchos de nuestros compañeros pudieron pasar un buen rato con ella en uno de tantos eventos, como aquel de mayo en el que fui partícipe de su optimismo, su ilusión y esa sonrisa que a todos nos recordó que en el fondo es una luchadora, por muy manido que sea este cliché. Nada importa ya, salvo la certeza de que María nos ha dejado. Pero la única información que tenemos es que falleció de madrugada, tal y como definen los médicos “por causas naturales”, previsiblemente por las secuelas de aquel trágico choque de 2012.
Esa es la María que recordaremos, aquella mujer cargada de ilusión y esperanza que reconocía haberse encontrado a sí misma tras su accidente. También esa María que vivió el automovilismo desde niña y que lo convirtió en su pasión y su vida pese al descontento inicial de su padre, Emilio, que tuvo que ceder y apoyarla en todo lo que fuera necesario. María como ejemplo de lo complicado que estar ahí, conduciendo un Fórmula 1. Y de que cuando lo logras no todo serán ánimos y alabanzas y es probable encontrarte con el cinismo de los mismos que encumbran a muchos otros. Pero así no es como queremos recordar a María y sin más os remito al excelente artículo de mi compañero Jose Tellaetxe: Simplemente María.
Nos quedaremos con la emoción con que nos contaba en mayo lo que había sentido al conducir de nuevo un coche, con todos los proyectos que preparaba entonces y con esa relación estrecha con la competición que mantuvo hasta estos días, dejándose ver por rallys y Grandes Premios de Fórmula 1.
Nos quedaremos con uno de los mejores reportajes que se han emitido últimamente, el Informe Robinson de María de Villota, una muestra más de que aún se sigue haciendo periodismo humano y de calidad. Sirva de homenaje a María, como también lo será su libro que tenía previsto presentar en unos días bajo el título, ironías del destino, La vida es un regalo.
Nuestro más sentido pésame para Emilio y toda su familia y amigos.
En Diariomotor: Maria de Villota, siempre optimista, será la nueva embajadora de Mini en España