La Fórmula 1 no me apasiona, he de confesarlo. Pero ello no me impide admirar la técnica y la tecnología empleada en dicha competición, que hace parecer a cualquier coche de calle una máquina de vapor. La Fórmula 1 vuelve al downsizing en 2014, con motores de seis cilindros y 1,6 litros de cubicaje máximo, volviendo a la utilización de turbocompresores y soluciones híbridas como el KERS. El resultado son cientos y cientos de caballos, desbocados en un torrente de tecnóloga punta.
En algunos aspectos, la F1 es un laboratorio de pruebas para tecnologías que terminan por llegar las calles, como la construcción de automóviles con fibra de carbono o las soluciones híbridas de alto rendimiento, por citar dos ejemplos rápidos. Puede que aún así siga sin decirnos mucho esta competición. Por ello recogemos a continuación nueve breves cifras de asombro que nos permiten comprender y apreciar la excelencia técnica de los Fórmula 1, siempre en busca de esa centésima de segundo de ventaja.
1. A máximo régimen de giro (unas 18.000 rpm), el motor de un Fórmula 1 consume 0,4 kilogramos de aire por segundo. 24 kilos de aire por minuto, una cantidad de aire suficiente para inflar 600 globos de fiesta. Imaginad el tamaño de 600 globos juntos y comparadlo con el compacto tamaño de un bloque motor de un coche de Fórmula 1.
2. Bajo una frenada de máxima intensidad, los frenos carbonocerámicos de un F1 hacen que el piloto sufra en sus carnes una deceleración de 5g – cinco veces su peso. En curva pueden generarse hasta 4g. Un deportivo como el Chevrolet Corvette Stingray genera poco más de 1g en curva, y un coche convencional ronda 1g en la frenada más intensa de la que es capaz.
3. Los gases de escape que emana el coche por su parte trasera están a una temperatura de entre 950 y 1.000 ºC. Los escapes están sin silenciar, produciendo un sonido atronador en directo. La temperatura a la que los gases de escape se evacúan es suficiente para fundir el aluminio.
4. Las pistolas neumáticas que se emplean para cambiar las ruedas del Fórmula 1 en boxes – en ocasiones en tiempos inferiores a los 3 segundos (!) – consumen unos 20.000 litros de aire por minuto, mucho más que el motor del coche a máximo régimen. Una persona consume unos 150 litros de aire por minuto al practicar ejercicio intenso.
5. A 330 km/h – prácticamente a velocidad punta – el monoplaza se pega al asfalto con una fuerza equivalente a 2,5 toneladas métricas. Una carga aerodinámica casi cinco veces superior al peso del coche, lograda gracias a horas y horas de trabajo en el túnel de viento. Entre otras cosas, explica el arrollador paso por curva de estos coches. Extrapolar esta cifra a un vehículo convencional sería físicamente imposible.
6. El sistema de adquisición de datos de un Fórmula 1 tiene unos 250 canales, 250 variables que se monitorizan simultáneamente por el equipo desde su box. En caso de ser necesario, dichos 250 canales pueden registrar información 1.000 veces por segundo, lo que generaría más de 1.000 millones de datos durante cualquier Gran Premio.
7. El espacio disponible entre los bajos del coche y el suelo es muy escaso. Incluso a velocidades medias es de entre 10 y 50 mm – 1 cm y 5 cm. En los momentos más cercanos al suelo el espacio entre el coche y el asfalto impediría deslizar un smartphone bajo el vehículo.
8. La lubricación de un motor sometido a un régimen de giro elevadísimo y enormes fuerzas G es muy importante. Siete bombas de aceite hacen fluir el aceite por el motor, evitando una falta de lubricación que destrozaría el propulsor en segundos. Siete bombas tan eficientes que consumen la misma energía que una bombilla doméstica. El groso de la capa de aceite que lubrica los cilindros es de sólamente 20 μm, la mitad de delgado que el pelo humano más fino.
9. Las cajas de cambio de los coches de Fórmula 1 deben soportar entre 2.500 y 4.000 cambios de marcha – arriba y abajo – en un Gran Premio. Son cajas secuenciales con cambios de marcha virtualmente inexistentes. En Grandes Premios como el de Canadá los pilotos cambian de marcha – en promedio – una vez cada 1,3 segundos. Imaginad algo así con un coche manual…
Fuente: McLaren F1
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