El Lexus IS 300h F SPORT es uno de los coches más interesantes que creo haber probado nunca. Su interés está basado en la originalidad del modelo y del concepto, que pretende enfrentarse al eterno trinomio de berlinas germanas (Clase C, A4 y Serie 3) inventando una nueva forma de hacer las cosas en lugar de jugar a su mismo juego. El Lexus representa un concepto diferente de berlina de lujo, llevando hasta el límite el difícil maridaje entre deportividad y eficiencia.
Con una potencia máxima de 223 CV y un consumo medio homologado de 4,3 l/100km, la verdad es que cuesta imaginar a priori cuál será el comportamiento real del coche. Después de probar otros híbridos de menor potencia, siempre se echa en falta el punto de diversión que roban la transmisión por variador continuo y la respuesta algo anémica de los motores de ciclo Atkinson. Con este caballaje y todos los trucos de un videojuego la cosa debería mejorar bastante pero, como veremos, no es tan fácil convertir a un gato en guepardo.
Diseño exterior del Lexus IS 300h F SPORT: más japonés que el sushi
La estética del IS es un factor diferenciador. Partiendo de la base de que la belleza está (en gran medida) en el ojo de quien la contempla, en este caso puedo afirmar con certeza que el Lexus no deja indiferente a nadie. Su línea deportiva y agresiva a la par que elegante resulta difícil de clasificar. Sus curvas enamoran a la gran mayoría, y su aspecto se sitúa en el mágico punto medio entre el coche de un refinado marqués y el de un narcotraficante cañí.
Comenzando por el frontal, la parrilla en nido de abeja con forma de reloj de arena gigante, las luces led que nos recuerdan inevitablemente al anagrama de cierta marca deportiva y la combinación de superficies en diferentes planos verticales y horizontales con esculturales entradas de aire, nos hacen pensar en un coche con un punto picante y otro punto elegante.
El perfil, aparentemente clásico en tres volúmenes, está lleno de detalles y matices que lo hacen original, especialmente la línea que recorre la parte inferior y asciende hasta la óptica trasera. Esa línea marca un corte entre superficies, y el coche tiene un relieve aerodinámico, como una pequeña ondulación hacia fuera que se sale del perfil de las puertas, con un juego de reflejos muy especial.
En la trasera, rotunda, encontramos de nuevo el mismo lenguaje de diseño con ópticas muy estilizadas, un plano inferior en ascenso con reminiscencias de efecto suelo y de nuevo el predominio de las aristas sobre las curvas. En conjunto, el Lexus no cae en la tentación de europeizarse y, muy al contrario, reivindica su propia personalidad de deportivo nipón puro y duro. No pretende parecerse a nadie sino marcar su propio territorio estético.
Bonito o feo, ahí están las fotos para que cada cual saque sus propias conclusiones.
Diseño interior del IS 300H: la forma sobre la función
Lo primero que llama la atención dentro del IS es el nivel de calidad en los materiales. Una piel sin parangón en volante y asientos nos da la bienvenida. El cuadro de mandos mediante pantalla, que se va transformando de acuerdo con los modos de conducción, es una chulada y el coche te engancha a primera vista como pocos. Creo que es uno de esos modelos que tienen un sex-appeal muy potente, y convencen nada más sentarse.
El tacto de todos los elementos está a un nivel muy bueno, y el plástico de la consola central nos recuerda e un equipo de sonido entre caro y muy caro. Ergonómicamente, encontramos todo al alcance de la mano y la postura de conducción se encuentra fácilmente gracias a la regulación eléctrica del asiento. Resulta original y atractiva la regulación del climatizador mediante dos barras táctiles por las que podemos arrastrar el dedo para subir o bajar la temperatura rápidamente. Funcional y atractivo.
Funcional y atractivo, pero sobre todo atractivo, es el cuadro digital. Es el típico detalle que te convence (de forma totalmente irracional) para comprar un coche. El reloj central se desplaza lateralmente para dar paso a una pantalla multifunción ampliada a la izquierda o dos más pequeñas y simétricas a ambos lados. Está tan bien hecho que habrá quien se compre el coche sólo por eso, estoy seguro de ello, aunque la lectura no es de las más sencillas y su utilidad real tampoco está verdaderamente clara (más sobre esto en la segunda parte).
Pero también son numerosas las carencias, aunque pueda parecer extraño. Para empezar, no hay huecos portaobjetos salvo en las puertas, ni siquiera un lugar razonable para dejar el mando del garaje, no digamos el móvil, lo que evidentemente se va a convertir en un problema diario para muchos propietarios. El hueco bajo el apoyabrazos central, con tapa, tendrá que hacer las funciones de transporte de pequeños objetos, pero no es cómodo para el día a día.
Un detalle ergonómico que no me convenció fue el apoyo lumbar, regulable eléctricamente. Donde normalmente una curva más o menos cómoda entra y sale levemente del asiento, aquí es más bien una barra rígida la que se clava más o menos en los riñones. El reposabrazos central delantero, por su parte, tiene dos ceniceros redondos que impiden al acompañante apoyar el codo de forma natural. Punto negativo en ergonomía.
Al acudir a la lista de equipamiento vemos que carece de control de crucero adaptativo, luces largas automáticas o activas en curva, el equipo de sonido no es para tirar cohetes, carece de aviso de vehículo en ángulo muerto, aviso de cambio involuntario de carril, reconocimiento de señales… tecnología que encontramos en vehículos de gama media y marca generalista desde hace algún tiempo.
Abundando aún más, encontramos detalles un poco fuera de lugar, como la cortinilla del techo solar, que es manual, o el freno de mano, que es un pedal mecánico francamente pobre y resulta difícil de entender en un coche tan tecnológico. Parece pedir algo más automático para bloquearlo en parado.
El navegador no es de los más fáciles de operar y el sistema a través de un ratón que recorre la pantalla tampoco me ha convencido del todo. Los menús son algo confusos, y tardé un montón en encontrar el dato de consumo medio y aún más en averiguar cómo ponerlo a cero (confieso que tuve que rebuscar en el manual hasta dar con la clave).
El sistema tiene la propiedad de que el ratón que manejamos cambia el tacto de sus recorridos según los botones disponibles en pantalla, de forma que salta “físicamente” de uno a otro. Parece una buena idea y la ejecución está bastante bien, pero luego resulta que la agenda del teléfono no es capaz de desplazarse por la lista simplemente pulsando hacia abajo: hay que acertar en la flecha de scroll para que baje, pantalla por pantalla. En el navegador (en español) no encontramos la letra Ñ. Son pequeños detalles, pero tal vez que esperábamos más de este coche que parece prometerlo todo.
El gráfico activo de gestión de la energía, que nos dibuja el comportamiento de motores, ruedas y batería es llamativo, pero está un poco saturado de flechas yendo y viniendo y pierde claridad. Por su parte, la pantalla de gráficos de consumo por unidades de tiempo me ha parecido poco útil en la práctica.
Finalmente, en lo tocante a amplitud, los pasajeros delanteros van encajados entre la consola central (bastante ancha) y la puerta. Lo que en el lado del conductor es incluso agradable e incrementa la sensación deportiva y de integración con la máquina, en el lado del acompañante es una cierta estrechez. En las plazas traseras, el enorme túnel central lo convierte casi en un cuatro plazas, aunque un quinto pasajero podría viajar razonablemente con los pies bastante separados.
En resumen, estamos ante un coche que entra por los ojos como un huracán, con personalidad y calidad a raudales por dentro y por fuera. Bajo ese atractivo inicial, sin embargo, encontramos detalles que empañan un poco el producto, como la sencilla ausencia de portaobjetos o una usabilidad del software algo mejorable. Es un caso claro de ordenación de preferencias, entre espectacularidad y practicidad real, finalmente a criterio de cada posible usuario.
En la segunda parte de la prueba, pulsaremos el botón de start y veremos lo que da de sí esta curiosa planta motriz una vez en movimiento.
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