Desde que en el año 2004 se comenzase a vender el primer dispositivo portátil TomTom, ya se han vendido más de 70 millones de unidades. Un navegador no deja de ser un dispositivo relativamente sencillo, un hardware asequible y un software con unas funciones muy concretas. ¿Pero cómo se genera y se mantiene una extensa cartografía que cubre millones de carreteras? Los desarrolladores tienen que enfrentarse a obras inesperadas, a modificaciones de la señalización, a carreteras que se abren y se cierran de la noche a la mañana o incluso al permanente cambio de las condiciones del tráfico. Mantener al día a tu navegador supone un reto tecnológico, pero también logístico.
A mi llegada al “cuartel general” de TomTom en España un inmenso mapa de papel cubre la mesa. Así se hacían las cosas hace tan solo unos años. Ahora se trabaja con avanzadas tabletas, con sistemas informáticos en lo que se actualizan los mapas a diario, con unidades móviles (coches y furgonetas) equipadas con sistemas de cámaras en 360º como el famoso coche de Google Street View, con algoritmos que analizan en tiempo real el tráfico en cada calle con actualizaciones al minuto con la información de infinidad de fuentes e incluso predicciones basadas en la experiencia de millones de usuarios de TomTom. La cartografía actualmente también se actualiza de forma colaborativa, gracias a las contribuciones de muchos usuarios que avisan a su proveedor de navegadores de los últimos cambios que se han realizado en las calles de su barrio y en su ciudad.
Qué tiempos aquellos de salir de viaje con el atlas y con los mapas de carreteras por fascículos. Para muchos, entre los que me incluyo, la llegada de los navegadores supuso una auténtica revolución. Quién no ha oído a nadie quejarse de llegar tarde a una cita, de perderse por la ciudad o incluso alguna leyenda urbana sobre un percance por “culpa del navegador”. No procede analizar ahora por qué las responsabilidades de un conductor (por ejemplo el respeto de las normativas y las señales de tráfico) no pueden delegarse en un navegador, pero en cualquier caso sí hay que reconocer que aquellos navegadores primigenios aún necesitaban una profunda revisión cartográfica para evitar la gran frustración que genera en un conductor que las indicaciones del mapa no se correspondan con la realidad.
TomTom lo tuvo muy claro desde el principio. De la aplicación para el PDA se pasó al navegador portátil dedicado y de ahí comenzó el proceso para integrar servicios de tráfico y mejorar la calidad de la cartografía. Y qué mejor forma de hacerlo que adquirir TeleAtlas, una de las empresas líderes en cartografía. TomTom se fusionó con TeleAtlas para supervisar la calidad de tus mapas y extender sus servicios de actualizaciones y tráfico.
Aunque entendamos por TomTom al dispositivo portátil, al integrado o semi-integrado de Renault o del Grupo Fiat (entre otros) y a la aplicación para el móvil, se puede decir que muchos dispositivos de navegación, ya sean portátiles o integrados, de diferentes fabricantes e incluso de navegadores portátiles de la competencia, utilizan diferentes tecnologías de TomTom, sobre todo mapas.
El proceso de mantenimiento de los mapas de TomTom
El proceso por el que se inicia la actualización de una calle o una carretera en un mapa se dispara por diferentes razones. Una marca como TomTom cuenta con relaciones fluidas con la administración pública, ministerios, comunidades y ayuntamientos, y a menudo son estos los que avisan cuando empiezan unas obras de construcción o remodelación. De esta forma podrían garantizar que cuando se realice el lanzamiento de una actualización de la cartografía, las indicaciones están actualizadas antes incluso de que se haya inaugurado el tramo. Pero evidentemente no siempre se cumplen los plazos ni la información de las actuaciones llega a tiempo.
Por esa misma razón TomTom también actualiza su cartografía gracias a los miles de avisos que llegan por parte de sus usuarios, ya sea mediante la funcionalidad de sus navegadores portátiles que permite corregir o añadir una calle (y compartirla con otros usuarios mediante una red social colaborativa) o incluso desde un portal en internet que no requiere suscripción (TomTom Reporter). Los propios responsables de TomTom en España nos comentaban que ellos mismos, en su tiempo libre, mientras salían a pasear o a correr, se encontraban con alguna calle nueva en su barrio y la enviaban al equipo de desarrollo de TomTom para que la actualizase. Es un proceso que puede realizar cualquier usuario.
Los equipos conectados de TomTom también recaban información, anónima por supuesto, de los recorridos que realizan. De esta forma si los sistemas informáticos de TomTom detectan que muchos conductores circulan por lo que en apariencia es una calle inexistente o incluso circulan en una calle, aparentemente en sentido contrario, hay que pensar en un posible cambio para la cartografía.
Las comprobaciones pertinentes para añadir o modificar una calle
Obviamente, un aviso no es suficiente como para modificar toda la cartografía, antes debe realizarse un proceso de comprobación. De nuevo es necesario aprovechar las relaciones con las autoridades para confirmar el cambio. También recurrir a los recursos técnicos disponibles, recabar información de imágenes reales de satélite, a fotografías compartidas por los usuarios o incluso trabajo de campo, desplazarse con la unidad móvil con cámara de 360º para cubrir la nueva carretera. Esta unidad móvil también se utiliza frecuentemente por tramos en obras o sujetos a cambios continuos, en los que se entiende que las actualizaciones deben realizarse con mayor frecuencia que en otros.
La cartografía se representa en los sistemas informáticos de TomTom mediante diferentes capas y parámetros. La información vectorial precisa del trazado de la calle o la carretera, incluso los accesos a edificios importantes, la clasificación por importancia de la vía, el sentido de la circulación, las restricciones, la velocidad máxima e incluso una predicción del tiempo medio de circulación (por ejemplo por la afectación de resaltos y semáforos) basada en la información recopilada estos años.
Todo esto sirve, entre otras cosas, para generar diferentes rutas a gusto del consumidor, la más rápida o la más corta (que habitualmente no son la misma). Tampoco se descarta en un futuro una ruta alternativa más eficiente en términos de consumo, utilizando factores como la pendiente de la carretera, aunque en principio en TomTom solo están dispuestos a añadir funcionalidades sin añadir confusión o hacer más complicado el manejo. Por ejemplo, en dispositivos específicos para motocicletas, se ha desarrollado una ruta “divertida”, que siempre intenta buscar el camino más complicado e intrincado para llegar al destino, una función muy útil para aquellos moteros que no busquen llegar pronto a su destino, sino disfrutar de carreteras divertidas.
Actualizaciones de tráfico e incidencias al minuto
La cartografía “estática”, aunque actualizada frecuentemente, es de vital importancia, pero el futuro de la navegación está permanentemente conectado y la información al minuto del tráfico en cada calle o en cada carretera nos ahorra tiempo para llegar a nuestro destino. TomTom incluso nos habló de responsabilidad social y de como un parque automovilístico en el que todos los conductores utilizasen un dispositivo con esta tecnología (suyo o de la competencia) podría solventar en gran medida los problemas a los que se enfrenta la movilidad privada en muchas ciudades. En la utópica sociedad del futuro (que no está tan lejos como pensamos), los navegadores deberían encargarse de distribuir el tráfico de nuestras carreteras y nuestras ciudades y si no solventar, al menos aliviar la congestión del tráfico.
Actualmente TomTom dispone de uno de los sistemas de tráfico más avanzados y precisos del mercado. El análisis de la situación del tráfico, calle a calle, se realiza en base a diferentes proveedores, de forma que el nivel de detalle obtenido es sencillamente espectacular. Estas indicaciones se reciben sobre el propio navegador y nos permiten buscar rutas alternativas en marcha, pero también podéis comprobarlas en la propia aplicación web de TomTom (pública y gratuita).
He de reconocer que esta tecnología ha logrado sorprenderme y eso que estoy familiarizado con sistemas similares y conozco de buena tinta lo que muchos fabricantes van a poner a la venta muy pronto (por ejemplo BMW dispone de sistemas de tráfico con un nivel de precisión parecido). Mientras escribo estas líneas ya he visto como algunas calles de Madrid dejaban de estar congestionadas y otras muchas empezaban a congestionarse.
De momento TomTom no se preocupa por el aumento de la penetración de los dispositivos móviles inteligentes, los denominados smartphone. En cierta medida estos se han convertido en un socorrido sustituto de los navegadores portátiles, pero a un nivel primario, muy básico y para un uso muy ocasional. Para el día a día el navegador dedicado, ya sea portátil o integrado, sigue siendo la solución más avanzada técnicamente, más sencilla de utilizar y también más segura por tamaño, facilidad de las indicaciones y manipulación. Los navegadores integrados son cada vez más económicos y el coste de un navegador portátil es despreciable si lo comparamos con el de cualquier otro extra de un automóvil.
TomTom no teme al smartphone y entre otras cosas ha intentado cubrir ese espacio del mercado con su propia aplicación. En un futuro también veremos algún navegador muy sencillo, con cartografía e indicaciones simplificadas, algo así como un “amigo” que de copiloto te vaya “cantando” las indicaciones. Se nos comparaba el caso de los navegadores con el de las cámaras fotográficas compactas. Hemos visto como cualquier teléfono móvil de última generación dispone de una cámara de fotos para salir del paso y aún así las cámaras fotográficas de tipo réflex digital no dejan de crecer y cada vez son más los clientes que adquieren una como alternativa de calidad para determinadas fotografías.
Como ya os veníamos diciendo anteriormente, TomTom no solo vive de los navegadores portátiles, aunque es con diferencia el líder del mercado, sino también de la cartografía, de ofrecer sus productos a otras marcas o incluso de avanzados servicios de telemática para flotas que van mucho más allá de un mero sistema de navegación y geoposicionamiento. TomTom también está comercializando ya relojes deportivos (para runners, escaladores…) con navegación y posicionamiento por satélite.
Por último me gustaría mostraros el funcionamiento de actualizaciones de mapas y tráfico con más detalle en las siguientes capturas.
La información vectorial que almacenan los sistemas de TomTom guarda numerosas indicaciones imprescindibles, por ejemplo el número de carriles y el sentido del tráfico.
Aquí se nos muestran las diferentes capas que determinan el trazado actual, el trazado provisional por obras y el trazado definitivo de una rotonda muy concurrida en Madrid que en los últimos meses ha estado en obras.
La evolución del tráfico en Madrid un día cualquiera:
[13:05] La zona centro de Madrid aparece con numerosas retenciones en algunos tramos de calles importantes. El nivel de detalle es sorprendente, a nivel de tramo entre manzanas y perpendiculares.
[13:07] Dos minutos después la calle Alberto Aguilera ha pasado de tráfico detenido a tráfico lento
[13:09] En dos minutos el tráfico lento del Paseo del Prado (en su prolongación con Castellana y entre Cibeles y Neptuno) ha desaparecido
[13:12] El tráfico se detiene momentáneamente en la calle de Francisco Silvela
[13:12] Algo habitual en cualquier ciudad. El tráfico lento de la calle Alberto Aguilera se extiende a una perpendicular, la calle Vallehermoso
Hoy intentaría evitar el tramo de la M40 entre Avenida de la Ilustración y la A6. Habrá atascos, prácticamente garantizados, por obras en la vía.
Fuente: TomTom
En Tecmovia: TomTom nos descubre el presente y futuro de la navegación GPS