Continuamos con la prueba del Renault Captur tras haber conocido en la primera parte una detallada descripción del exterior y el interior de la unidad de pruebas cedida por Renault, vinculada al acabado superior Zen. De esa primera entrega concluimos que se trata de un coche muy atractivo y juvenil, tanto exterior como interiormente, con un maletero generoso para su tamaño y numerosos huecos para objetos. Por contra, la calidad de los acabados resulta mejorable.
En esta segunda parte vamos a ver qué tal se desenvuelve el Captur con motor 1.5 dCi de 90 CV en las diferentes situaciones que puedan darse en un uso como coche único, de cara a obtener cuál sería el cliente idóneo para esta interesante propuesta de Renault. El motor 1.5 dCi es un viejo conocido de la marca, se trata un bloque que lleva varios años en el catálogo y avalado por el buen funcionamiento y los consumos contenidos que registra.
El Renault Captur es muy manejable en ciudad
La caja de cambios es manual de cinco velocidades, no hay ninguna necesidad de contar con una relación extra dada la potencia del vehículo. La fuerza se transmite a las ruedas delanteras exclusivamente (recordemos que el Captur no puede montar tracción total en ninguna variante). Una vez ajustado el volante y adquirida una posición de conducción idónea, pulsamos el botón de arranque y comenzamos a circular con el Captur.
La primera sensación que transmite es que el vehículo está bien aislado del motor en cuanto a vibraciones se refiere, pero el sonido del motor resulta demasiado elevado en el habitáculo. Esto es algo normal en los coches diéses en los primeros instantes en los que el motor está frío, pero lo preocupante es que esta sensación de rumorosidad se mantiene cuando el motor ya ha entrado en color y circulamos a una velocidad más alta.
Circulando por ciudad siempre se escucha el motor más de lo deseable y sólo se deja de escuchar cuando el ruido aerodinámico lo supera, aunque de eso hablemos más tarde. La posición de conducción es alta, dando una gran sensación de seguridad y aplomo a pesar de su pequeño tamaño. De hecho, quizá esta sea la característica más favorable del Captur, y de los miniSUV por extensión, la de ofrecer una sensación de robustez y seguridad hasta ahora reservada a vehículos de mayor tamaño.
El manejo en ciudad está muy conseguido, gracias a una dirección directa y unas dimensiones compactas que permiten circular con agilidad por las calles y aparcar sin mayores complicaciones. Además, el motor tiene tirón suficiente en marchas cortas para no echar de menos más potencia en ciudad. Las suspensiones son blandas, de un tarado similar a las del Renault Megane, lo cual en ciudad supone una ventaja cuando hay que afrontar baches, badenes y demás obstáculos de las calles.
El consumo que el Renault Captur dCi 90 homologa para el ciclo urbano es de 4,2 l/100 km, una cifra que, como siempre, está alejada de la realidad. En los numerosos desplazamientos realizados por ciudad, las cifras de consumo han estado ligeramente por debajo de los 6 l/100 km. No son consumos brillantes, ni siquiera con la presencia del start-stop, pero son aceptables para un coche de su volumen.
En carretera, consumos correctos pero con gran rumorosidad
Una vez comprobado que este vehículo es muy útil para la vida urbana, toca adentrarse en carreteras abiertas y comprobar qué tal se comporta. Lo primero que hay que tener claro es que se trata de un coche de carrocería alta y suspensiones blandas, lo cual ya limita su capacidad de diversión. En efecto, si nos pasamos de ritmo, el coche invita a ir más relajado puesto que no digiere muy bien los cambios de apoyo y cambios de dirección bruscos.
Si en ciudad la primera y segunda marcha eran cortas para favorecer su respuesta en distancias cortas, la cuarta velocidad se antoja perezosa si circulamos a velocidades de 70-80 km/h. Adelantar en carreteras comarcales y autonómicas a esa velocidad requiere medir muy bien las distancias a la hora de adelantar e incluso sería recomendable reducir a tercera velocidad para solventar la maniobra más rápidamente. Si se rueda en llano a más de 80 km/h, es recomendable circular en quinta velocidad.
En ese tipo de situación es cuando se consiguen los mejores consumos del Captur. Circulando en quinta velocidad a una velocidad media de 90 km/h por una carretera nacional medianamente llana, el consumo conseguido es de 4.4 l/100km. En numerosos trayectos realizados por la M40 madrileña a velocidades de 90-100 km/h los consumos registrados fueron de entre 4.5 y 5 l/100 km. Sin duda, buenas cifras para alguien que tenga que ir a trabajar todos los días usando estas vías.
A velocidades de hasta 100 km/h aún se deja notar el sonido del motor y es que, tal y como decíamos al principio, el Captur no destaca por su insonorización. Si nos adentramos en autopista y circulamos a más de 100 km/h la cosa de cambio, puesto que exactamente a 97 km/h nuestra unidad de pruebas comenzaba a generar un molesto ruido aerodinámico en la zona de los retrovisores que iba in crescendo según se ganaba velocidad.
Si circulamos a 120 km/h, el ruido del motor y el ruido de la rodadura queda totalmente camuflado por ese sonido aerodinámico, que resulta muy molesto aunque con el transcurrir de los kilómetros uno se acaba acostumbrando. Olvidando el ruido, los asientos del Renault Captur son correctos para realizar grandes viajes. Tras unos 800 km realizados por autopista, la principal carencia en autopista de este coche es el elevado ruido aerodinámico transmitido al habitáculo.
En ese kilometraje realizado por autopista, los consumos medios siempre han estado ligeramente por encima de los 5 litros. En el trayecto Madrid-León realizado por las carreteras A6-AP6 y A66, el consumo medido por el ordenador fue de 5.2 litros, mientras que el mismo recorrido de vuelta fue de 5.1 l/100 km, en ambas ocasiones a velocidades de entre 120 y 130 km/h medidas con control de crucero.
Cerramos la segunda parte de la prueba. En la tercera parte veremos las conclusiones finales de la prueba, el precio y un análisis de la gama Captur en España.
Fotografías de David Villarreal
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