El Ford Fiesta ST es la versión más potente del pequeño Ford. A pesar de ello, con “sólo” 182 CV de potencia máxima, se posiciona entre los menos potentes de la categoría mini-GTI, en la que los 200 CV son ya la cifra de referencia. Su aspecto es diferente del resto de la gama en base a diferentes aditamentos específicos, que le dan un aire deportivo y un punto agresivo, aunque quizás sin una distinción extrema frente a sus hermanos de gama.
En lo que respecta al interior, también encontramos elementos diferenciadores en este Fiesta, en especial los asientos Recaro, pero el toque racing es más bien sutil. Si combinamos esta relativa discreción estética con la cifra de potencia “de acceso” a la categoría y un precio muy contenido frente a sus rivales, podríamos pensar que se trata de un GTI descafeinado, una especie de premio de consolación dentro de los mini-GTI. Como veremos a continuación, este perfil discreto no hace sino ocultar tal vez la mayor y más agradable sorpresa que nos brindó la comparativa de mini-GTI con algunos de sus rivales directos.
Una vez en movimiento, el Ford Fiesta ST es una auténtica delicia.
Relativa discreción estética. Así se diferencia el Ford Fiesta ST
El Ford Fiesta ST tiene una estética exterior diferenciada de sus hermanos de gama, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que se trata del modelo más potente y que en esta categoría y nivel de potencia el público no suele aceptar las “medias tintas”. Su credibilidad como deportivo pasa por una parrilla frontal específica en nido de abeja, faldones delantero y laterales integrados, suspensión rebajada, llantas exclusivas de 17”, alerón posterior sobredimensionado, pasos de rueda ensanchados y defensa posterior exclusiva para el ST.
Las siglas ST adornan la parrilla frontal e identifican al modelo también en el portón posterior, mientras que todos los cromados han sido extirpados de su carrocería, en beneficio de un ribeteado en negro en parrillas y marcos de las puertas. Las pinzas de freno en rojo, parte del pack ST, terminan de redondear una estética que, a pesar de la larga lista de modificaciones, se queda en el terreno de lo razonable e incluso discreto.
La integración de todos los aditivos estéticos es excelente, y nada se percibe como forzado o añadido artificialmente; es como si el Fiesta hubiese sido concebido así desde el principio (creo que es lo mejor que se puede decir de un kit aerodinámico). Particularmente, creo que el resultado es atractivo y el hecho de tener un juguete tan potente sin ir gritándolo a los cuatro vientos con megáfono me parece una opción de buen gusto. Dicho esto, no sé si el público objetivo del coche no echará en falta algo más radical y extremo.
Como siempre y para gustos, ahí está la galería de fotos y que cada cual juzgue con su propio criterio.
Un interior con pocos cambios y unos cómodos asientos Recaro
Es en el interior de Fiesta donde, tal vez, existen menos cambios con respecto a un modelo convencional. Básicamente, lo específico del Fiesta ST se centra en los puntos de contacto del conductor con el coche, más concretamente, los elementos que definen la conducción: asientos, volante, palanca de cambios y pedales.
Los asientos Recaro son increíblemente cómodos y envolventes y constituyen una parte esencial de la sensación al volante. La fijación del cuerpo al coche, vital en este tipo de vehículo, es parte integrante de la experiencia porque nos “funde” con la máquina. En este caso, son importantes y resultan excelentes.
Además de los magníficos asientos, encontramos una palanca de cambios en aluminio, a juego con los pedales que son también metálicos y contribuyen a generar una atmósfera especial. En realidad creo que es más práctica una palanca de cuero, porque el aluminio es un material de tacto muy frío y puede llegar a ser desagradable en invierno, pero en el Fiesta ST encaja muy bien y hace su función psicológica de prometer prestaciones.
El volante, de un cuero microperforado muy agradable, diámetro y grosor perfectos y con el anagrama “ST” en su parte inferior, es el elemento final distintivo, que nos permitirá disfrutar de esta máquina de tomar curvas y engullir rectas. Pero no adelantemos acontecimientos.
Cerrando ya el apartado de diferencias estéticas, poco más hay en el interior del ST que nos permita distinguirlo de cualquier otro Fiesta bien equipado, salvo las agujas de velocímetro y cuentavueltas en rojo o unas placas con el anagrama ST que nos dan la bienvenida en el marco de las puertas. El salpicadero y la consola central sí se quedan algo justos en materiales y originalidad, tal vez porque esta estética Ford en interiores se ha repetido ya a lo largo de algunos años y ha perdido un punto de frescura.
Por lo demás, estamos hablando de un Ford Fiesta 3 puertas, con habitabilidad y maletero intactos frente a cualquier otra versión. Es un coche concebido para ser práctico y resultaría perfecto para la ciudad y el día a día. Es otra de las virtudes de estos pequeños GTI, en realidad hablamos de un utilitario compacto y relativamente frugal (si no le pisas, claro) que nos puede servir para ir a hacer la compra sin el más mínimo complejo y en este caso, además, sin “dar la nota” en el parking, donde pasará más o menos desapercibido salvo para el ojo experto.
El motor del Ford Fiesta ST es de los menos potentes de su categoría y aún así muy rápido
El motor del Fiesta nos ha encantado. A pesar de ser de los menos potentes en la categoría, goza de todas las cualidades para convertir a este coche en una pequeña bomba, un juguete balístico capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y lanzarlo hasta los 220 km/h. Estos datos no son muy representativos de nada en la práctica, pero sí nos dan una idea de las ganas que tiene de correr.
El propulsor es un 1.6 EcoBoost con turbo. Como ya hemos comentado, su potencia máxima asciende a 182 CV y su par máximo constante es de 240 Nm, que pueden llegar a 290 Nm con la función overboost. Su consumo medio homologado se sitúa en unos meritorios 5,9 l/100km, que son de lo mejor que podemos llegar a tener en esta categoría y potencia. Todo esto está muy bien, pero aquí lo que cuentan son las sensaciones al volante más que los fríos números, y ahí es donde el Fiesta comienza a apuntarse todos los tantos.
Este 1.6 es de los pocos que, con semejante nivel de potencia, empuja con verdaderas ganas desde el mismo inicio del cuentavueltas. Su par a medio régimen es formidable, haciendo que el coche sea muy utilizable sin necesidad de exprimir la mecánica. Al mismo tiempo, también le gusta estirar hasta algo más allá de las 6.000 vueltas con un empuje creciente que sabe a gloria, sin dar síntomas de desfallecer en ningún momento.
Finalmente, el sonido. En un deportivo de este tipo, el rugido del motor es fundamental y forma parte integrante de la experiencia de conducir, especialmente cuando le estamos pidiendo el máximo al propulsor. En el caso del Fiesta, el rugido es profundo, muy agradable, resultando totalmente natural. El único artificio al que recurre es a una caja de resonancia justo detrás del salpicadero, una especie de amplificador del sonido natural del coche.
El resultado es una banda sonora que va de menos a más acompañando al tacómetro, con tonos muy bajos, siempre armónicos, siempre agradables al oído y que no hacen sino animarnos a exprimir una y otra vez el pequeño 1.6 hasta la extenuación. La experiencia, en conjunto, resulta adictiva.
Conducción y sensaciones: su razón de ser
Llegamos al que, a mi entender, es el punto clave de la prueba: la sensación prestacional entre curvas. Siendo este el terreno natural de un GTI que se precie, es ahí donde el Fiesta tendrá que dar lo mejor de sí. Y lo da.
Empezando por la dirección, tiene un tacto excelente para abordar curvas con plena confianza, transmitiendo al conductor la cantidad de agarre restante con mucha precisión. Esta cualidad, que a veces parece ya perdida en las modernas direcciones eléctricas, es la clave de un coche que, lejos de defraudar, sorprende.
El conjunto de suspensiones se podría calificar entre firme y muy firme, lo que en terreno irregular podría resultar un pequeño problema. Pero cuando se trata de abordar curvas a ritmo elevado, la sensación que transmite es de total control de las inercias, pase lo que pase por debajo de los neumáticos y de nuevo esa sensación de control es lo que nos permite disfrutar verdaderamente al volante. Los 1.163 kg de peso en vacío tienen también mucho que ver con esto.
Con un comportamiento neutro por naturaleza, el Fiesta no peca de un excesivo subviraje, que lo estropearía todo, ni de una tendencia natural al sobreviraje, que lo haría peligroso. Básicamente, tiende a deslizar las 4 ruedas a la vez y nos permite controlar la trazada con acelerador y freno, redondeando progresivamente las curvas a demanda del conductor. No hay la más mínima queja o sobrerreacción que nos ponga en alerta o nos haga temer por la continuidad del viaje, sólo la certeza de que hará lo que estamos pensando y dejará corregir lo que sea preciso.
La sensación de frenada acompaña también la experiencia, con un tacto de pedal potente y progresivo, que no dio síntomas de desfallecimiento y sí una capacidad de dosificación muy buena. El conjunto es una máquina afinada y precisa, potente a cualquier régimen y eficaz en cualquier trazado, capaz de hacer bueno a cualquier conductor con un poco de idea sobre apoyos e inercias. Sobresaliente.
¿Qué equipamiento incluye el Ford Fiesta ST?
El precio del Ford Fiesta ST parte de los 21.750 € (si nos gusta en rojo) lo que lo convierte en una de las opciones más asequibles en este nivel de potencia y, tal vez, en uno de los coches con mayor agrado de conducción por euro invertido de todo el mercado. Para que sea blanco, habrá que pagar 150 € extra y los colores especiales “Azul Spirit” (el de la prueba), “Molten Orange” o “Negro Grafito” sumarán 375€.
A partir de aquí, las opciones son pocas y muy asequibles, con lo que creo que merecería la pena equiparlo con el paquete ST Style (detalles estéticos) por 150€, paquete visibilidad (sensor de lluvia, luces y retrovisor interior autocrómico) por 215€, control de crucero por 150 € y poco más, la verdad. El navegador Sony Nav Sync se va a los 950 €, lo que ya empieza a dar un poco de vértigo.
Finalmente y en conclusión, el Fiesta ST se ha revelado como un auténtico juguete racing, con todos los elementos para enamorar a conductores que gusten de las sensaciones al volante. Su relación agrado de conducción / precio es tan buena, que realmente nos hace plantearnos si sería necesario gastarse un solo euro más para disfrutar de verdad conduciendo un coche. Si tener un Ford Fiesta, como otros tantos millones de personas en el mundo, no te supone un problema de exclusividad, mi respuesta es que este es todo el coche que vas a necesitar.
Siendo el modelo de acceso a la categoría, también es el rival a batir.
Ficha técnica Ford Fiesta ST
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