Reunidos todos llega el momento de sacar conclusiones…
Hay dos que no han superado las expectativas. Y son los primeros que vamos a dejar fuera. El primero en caer de la lista es el Peugeot 208 GTI, que ha cedido a un carácter muy conservador. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”… y para lucir las siglas GTI debe cumplir esa premisa. Es un vehículo sobrio en todos los aspectos, apenas nadie percibirá la diferencia respecto a cualquier otro 208.
Su diseño es elegante, pero no resulta especial —deportivamente hablando—, las suspensiones son excesivamente confortables, el cambio demasiado flácido —con recorridos muy largos— y la posición de conducción elevada de más. El interior transmite modernidad, pero con un diseño poco convincente. Sin duda, su punto fuerte es el motor, por prestaciones… pero el conjunto no le acompaña. Hay que decir que el resultado no es malo, en absoluto. Es un vehículo muy confortable. Hasta el punto de ser el más apto para el día a día. Pero está un escalón por debajo del resto del grupo en deportividad. ¿Estará guardando Peugeot sus mejores cartas para un futuro 208 R? Parece que sí…
El segundo que no entra en el top 3 es el Volkswagen Polo GTI. Efectivamente, nuestros presagios de que no tenía un chasis que fuese, ni por asomo, tan bueno como el del Golf GTI se han cumplido… Es otro vehículo que prima el confort, pero de una forma más equilibrada que como lo hacía el Peugeot. En tramos revirados resulta algo más efectivo… De hecho, afrontando giros a velocidades por debajo de 60 km/h es bastante divertido y ágil.
El cambio DSG funciona a las mil maravillas. Sin embargo, a veces, le cuesta transmitir toda la potencia al asfalto y, con frecuencia, tiene bastantes pérdidas de motricidad: la dirección mete demasiados vaivenes y cuesta llevarlo por su sitio. También es excesivamente seco en términos de diseño, le falta un sonido un poco más profundo y un toque más picante, además del ya concedido por las llantas con diseños a pétalos de 17 pulgadas y las pinzas de freno rojas… que son sus elementos más llamativos. Al igual que el Peugeot no es un GTI al 100%, digamos que simplemente es un utilitario rabioso y muy apto para el día a día. Volkswagen también ha reservado lo mejor para el Polo R WRC, muy limitado (solo 2.500 unidades) y demasiado caro (34.650 euros) como para ser digno rival en esta comparativa.
Por tanto nos quedamos con los tres mejores que, en estricto orden alfabético son el Ford Fiesta ST, el MINI John Cooper Works y el Renault Clio RS.
Tercera posición: MINI John Cooper Works
La tercera posición se la hemos adjudicado al MINI John Cooper Works. En deportividad apenas tiene nada criticable. El feeling al conducirlo rápido es total. Es un coche sensacional en el sentido de que hace sentirte totalmente conectado con él. La filosofía de conducción tipo kart que Mini intenta aplicar a sus modelos está ahora mejor plasmada que nunca. Sientes que el Mini responde a la perfección a las indicaciones de la dirección, con rapidez y buen hacer. Los recorridos de la palanca de cambios son perfectos… y el grosor del volante o la ubicación de los pedales es de diez. El interior es, sin duda alguna, el mejor entre todos los presentes por calidad de materiales. Suena de miedo, incluso se permite el lujo de hacer algún petardeo cuando se le provoca… Además, desde el primer momento la gente lo reconocerá como un MINI especial, puesto que sus carnes presentan kits exclusivos de carrocería.
¿Algo criticable? Bueno, el ESP no es completamente desconectable, el ambientador que acompaña al sistema de ventilación acabará hartándote y la suspensión resulta algo “rebotona”, tornándose en incómoda para las plazas traseras, donde una banqueta —casi sin mullido—, apenas ajustará a sus pasajeros. Entonces, si su conducción es entusiasmante… ¿por qué es el tercero? Sinceramente, mirando la relación calidad/precio, está lastrado por el segundo factor. Resulta 10.000 euros más costoso que el Ford Fiesta ST… y, el Fiesta, con 30 CV menos es aún más divertido de conducir.
Segunda posición: Renault Clio RS
La medalla de plata se la lleva un francés. Es una pena por otra parte, ya que unos años atrás habría sido, sin duda, el número uno. El Renault Clio RS aún tiene un diseño al que no nos hemos acostumbrado, pero no es anónimo, ni siquiera podrán tacharlo de poco deportivo. No tiene el mejor de los interiores en cuanto a calidad aparente, y los componentes mecánicos me producen cierta duda. Durante la presentación en el circuito de Guadix la caja de cambios del Clio RS que probaba sufrió un colapso cuando intenta digerir todo lo que le pedía. Y ahora, esta unidad, con poquitos kilómetros, ya hace algún ruido extraño… La caja de cambios no es tan divertida como una manual y el molesto “bip” que te funde el tímpano cuando te acercas al límite de revoluciones acaba sacándote de quicio. Además, cuando no le parece bien no efectúa las reducciones que le pides…
El Clio RS tiene 11 CV menos que el John Cooper Works, pero es 60 kg más liviano… por lo que igualmente se mueve de forma soberbia. Es divertido, muy temperamental, suena muy bien y, encima, es el más práctico gracias a sus cuatro puertas. Es por ello que se lleva esta segunda posición. La velocidad de paso por curva es de la mejor de la clase. Y la suspensión, junto con el Chasis Cup, proporcionan un agarre sobresaliente, marcando las diferencias respecto a la competencia y dejando un margen de divertido deslizamiento si deseas jugar.
Sin lugar a dudas, resulta mucho más deportivo y divertido que el Volkswagen o el Peugeot. Además, ahora tiene turbo y eso permite que sea extremadamente sencillo sacarle todo el jugo: es muy aprovechable en la parte media del cuentavueltas y sale de las curvas escupido como un cohete, gracias a un par de 240 Nm desde sólo 1750 rpm, sólo superado por el MINI. Esa patada es lo que marca la diferencia.
Primera posición: Ford Fiesta ST
El Ford Fiesta ST no es el más cómodo, ni siquiera es de los más potentes. El interior es “muy Ford” y los asientos Recaro son demasiado racing para salir a comprar el pan. Pero, a pesar de esos 180 CV, lo hemos nombrado vencedor por unanimidad. No lo hemos elegido por ser el más barato; es uno de esos vehículos que basta tomar una única curva para saber que va a ser el ganador de la comparativa.
Tiene una agilidad y realiza unos cambios de apoyo de una forma que ningún otro consigue superar. Hasta el par puede subir a 290 Nm con la función overboost, más aún que el Clio RS. Es duro como una piedra, lo que le asemeja más al pequeño coche de carreras que todos desearíamos tener. El motor es muy elástico y disfrutas cada vez que estiras una marcha hacia arriba…. en definitiva, es el más eficaz de los cinco presentes. Es difícil entenderlo si no lo has conducido, pero tiene una magia especial, un sonido que enamora, un espíritu más parecido a un GTI de los ochenta que a un utilitario rabioso de nuestro tiempo.
“El Fiesta es la compra perfecta para aquellos que quieren tener en el garaje uno de los mejores coches para track-days sin que la novia se de cuenta cuando se sube a bordo. Discreto, pero muy efectivo.” David Clavero
“Es el coche más divertido por Euro invertido de la comparativa, y tal vez del mercado. Además, es práctico y sensato, ¿quién da más?” David García Artés
“El Fiesta ST es el que mejor equilibrio guarda con los desequilibrios que debe tener un GTI”. Óscar Miguel
“Partía con el 208 GTI como favorito, pero he de rendirme a la dinámica del Ford Fiesta ST. El tacto de su dirección y de su cambio hace que te olvides del pobre aspecto de su salpicadero.” Mario Herraiz
“Un excelente tacto de la dirección y el cambio para el conjunto más divertido y comprometido con el concepto de GTI de la comparativa. Bien se merece estar en lo más alto del podio” Daniel Seijo
“El espíritu más racing del pequeño GTI de toda la vida, aunando lo más práctico y económico de un utilitario del Siglo XXI.” David Villarreal
En Diariomotor: Comparativa “Pequeños GTI”