Conducir por primera vez un Lamborghini es siempre una experiencia especial, de esas que no olvidas con el paso de los años. En general, esto se debe a una mezcla de factores, a la estética del superdeportivo, al diseño de un habitáculo muy enfocado en el piloto, a sus prestaciones – faltaría más – y a la fuerza con que empuja tu espalda contra el asiento, pero sobre todo al tratamiento que sus creadores hagan de la sonoridad del motor y la línea de escape. Y en esto último, los de Sant’Agata saben exactamente lo que buscan sus clientes.
Al preservar su motor de diez cilindros en uve, no nos esperábamos que del Gallardo al Huracán Lamborghini se hubiera pasado del heavy metal al pop mainstream de Justin Bieber. Aquellos que tengan el oído acostumbrado, al sonido de grandes deportivos, no tendrán problema en diferenciar el timbre de las notas que despide el nuevo Huracán de las de su predecesor. El sonido agudo y chillón sigue presente, aunque el bramido agudo sobre las 4.000 vueltas está acompañado por una base de graves, de bajo y bombo, que gana protagonismo y volumen en esta banda de rock pesado. Y aún así, para mí el detalle más característico no está en el sonido del Huracán subiendo de vueltas, sino en la transición entre marcha y marcha.
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Lo que hace diez años hubiera sido uno de los sistemas de transmisión más sofisticados presentes en un automóvil, un cambio automático con accionamiento electro-hidráulico relativamente rápido, hoy en día es una alternativa que nadie hubiera planteado para el nuevo Huracán. Los cambios de doble embrague, por su efectividad, por su eficiencia y por su transición casi instantánea entre marchas, se han convertido en el estándar de toda la industria, y por extensión de los deportivos de Alta Alcurnia.
Aunque el vídeo que os ofrecemos entremezcle el chirrido de los neumáticos con puntuales aceleraciones tratadas en el estudio de montaje, ya podemos ir apreciando que esas décimas de segundo de silencio que se producían anteriormente en el Gallardo entre marcha y marcha, han sido sustituidas por una línea sonora continua y solo alterada por las oscilaciones del cuentarrevoluciones producidas en el paso de una marcha a la siguiente o a la anterior.
Este cambio sustancial en la banda sonora de un deportivo ya lo habíamos experimentado en la última actualización del Audi R8 y aunque agradecimos que Audi hubiera apostado por deshacerse del anterior cambio, vetusto y poco efectivo y eficiente, un servidor no podía evitar añorar aquellos saltos acusados entre marchas, que con un golpe en la espalda y unas décimas de segundo que a un ritmo alto podían parecer una eternidad, nos obligaban a pensárnoslo dos veces antes de efectuar una reducción al límite, a la entrada de un giro o estirar cada marcha hasta prácticamente llegar al corte de inyección.
Y por cierto, aunque no lo hayamos mencionado anteriormente, este vídeo es otra prueba más de que con la potencia suficiente y un diferencial central con un reparto mayor sobre el eje trasero, salta a la vista que un superdeportivo de tracción total como el Huracán no tiene demasiados problemas para quemar rueda y hacer donuts sin parar a golpe de gas.
Y a vosotros, ¿qué os parece el sonido del nuevo Lamborghini Huracán LP610-4?
Fuente: Lamborghini vía Jalopnik
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