Hubo un tiempo en que Rolls-Royce rehusaba anunciar la potencia de sus coches. Lógicamente, se presuponía que sus modelos eran rápidos y potentes, muy rápidos y muy potentes, pero la marca siempre evitó la tentación de mostrar su verdadero potencial a sus clientes, tal vez recordándoles que se decantarían por un Rolls para disfrutarlo sentados muy cómodos en las plazas traseras. Pero en los últimos años esa filosofía de Rolls-Royce ha ido cambiando poco a poco, hasta el punto de que ahora las prestaciones se han convertido en una de las prioridades de la marca y una de las claves de su estrategia de comunicación, tal vez con objeto de acercarse cada vez más a la filosofía Bentley.
El Rolls-Royce Ghost V-Spec se presenta como la versión más deportiva y potente de la “berlina de acceso” de Rolls-Royce, un producto descomunal, muy potente y relativamente rápido para su condición, que sigue siendo algo menos exhuberante que el Phantom. Como ya viéramos con el recién presentado Rolls-Royce Wraith, el nuevo coupé, Rolls-Royce vuelve a hablarnos de dinamismo y prestaciones, invitando a sus clientes a dar el día libre a su chófer para salir a conducir.
El motor del Rolls-Royce Ghost V-Spec, del que ya os ofrecimos algunos detalles filtrados hace unos días, sigue siendo el V12 de 6.6 litros, que para los modelos V-Spec verá incrementada su potencia en unos 30 CV, situándose al filo de los 600 CV y logrando el 0 a 100 km/h en no más de 5 segundos. Rolls-Royce nos adelanta que sus motores de doce cilindros no solo son sinónimo de suavidad y confort, sino también capaces de entregar un 80% de su potencia desde el ralentí. ¿Quién dijo downsizing cuando aún nos quedan motores de más de 6 litros?
Los V-Spec estarán disponibles en toda la gama Rolls-Royce Ghost, incluida la versión de batalla extendida. Se ofrecerán cinco colores de carrocería predefinidos y exclusivos para esta versión, que no son nada para los más de 44.000 posibles de la casi infinita paleta de colores de Rolls-Royce. La concesión a la deportividad estética se la dejamos a unos colines de escape cromados y al abandono del multirradio y la construcción sólida en unas llantas de 21” con radios estrechos que nos desvelan que los Rolls-Royce también necesitan unas inmensas paelleras haciendo las veces de disco de freno para frenar el peso de una mole de este calibre.
Lo dicho. Rolls-Royce cada vez nos da más razones para dar un día libre al chófer.
Fuente: Rolls-Royce
En Diariomotor: El Rolls-Royce Wraith nos demuestra en Ginebra que Rolls también se preocupa por el conductor y las prestaciones