Cuando hablábamos hace tan solo unos días de las cifras de víctimas mortales en las carreteras españolas en 2013, acogíamos con relativo optimismo que en la última década los registros no hayan dejado de disminuir, de que varios factores hayan confluido para que de alguna forma los desplazamientos en coche sean objetivamente más seguros en estos días. En Polonia aún existe una altísima siniestralidad en las carreteras y una tasa de fallecidos por cada millón de habitantes muy superior a la media europea. Si en España fallecieron 1.128 personas en 2013, en las carreteras polacas habría que multiplicar esa cifra por tres, lo cual es un dato excesivamente alto para una población menor que la española.
Los problemas que acucian resolver los dirigentes polacos pasan por infraestructuras, renovación de unas carreteras que siguen siendo precarias y cuya situación se agrava con la climatología invernal; cultura de la seguridad vial y concienciación de los conductores, una asignatura pendiente que salta a la vista con la conducción anárquica por doquier que se aprecia en sus carreteras; renovación del parque automovilístico, que por desgracia exige que sus habitantes mejoren su poder adquisitivo y por último rigidez de las autoridades. De momento, y para solucionar esto último, Polonia establecerá algunos de los castigos más severos de Europa para los conductores ebrios.
Desde hace años la etiqueta de las cervezas incluye un mensaje de “si bebe, no conduzca”
En las carreteras de Polonia el límite de alcohol legal en sangre es de 0,2 gramos/litro, lo cual es prácticamente una tasa cero de alcohol si tenemos en cuenta que el límite español es de 0,5 gramos/litro. El ejecutivo polaco ha anunciado penas de como mínimo tres años de retirada del carné para aquellos que den positivo en un control. Para los reincidentes la retirada podría extenderse entre cinco y quince años y para los responsables de un accidente mortal la retirada sería de por vida. El mínimo de alcohol en sangre se alcanzaría fácilmente con tomar una o dos bebidas en las cantidades que se sirven en los bares del país.
Las sanciones económicas también crecerán en consecuencia, siendo incluso superiores a las que propone la nueva Ley de Tráfico española, de entre 5.000 y 10.000 zloty (entre unos 1.200 y unos 2.400 euros). Teniendo en cuenta el nivel adquisitivo del polaco medio estas multas supondrían un verdadero dineral.
Sin duda alguna es una medida radical, pero probablemente necesaria en un país con una accidentalidad tan alta. En cualquier caso, no dejan de ser medidas que si no van acompañadas de otras, como renovación de las carreteras o inculcar concienciación sobre seguridad vial, no harán otra cosa que maquillar ligeramente los resultados de las estadísticas anuales.
Fuente: La voz de Galicia | TVN24.pl
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