Tratándose de una escudería de mitad de la parrilla, las posibilidades de que Toro Rosso nos sorprendiera con una propuesta arriesgada en su diseño para este año eran bastante limitadas. Así y todo, la presentación oficial del STR9 de 2014 ha sido seguida con bastante interés por la prensa especializada y los aficionados, entre otras cosas porque el de Faenza es el segundo vehículo que se muestra de manera feaciente y real, como ya hiciera el viernes pasado el MP4/29 de McLaren.
Si en el caso de la máquina británica el lugar elegido era la sede del equipo en Woking, Toro Rosso escogía para enseñar su coche el mismo circuito de Jerez en el que a partir de mañana y hasta el próximo día 31, se celebrarán los primeros test de pretemporada.
Dicho lo cual, el STR9 resulta en apariencia continuista con el monoplaza de la temporada 2013, el STR8, habiéndose limitado a plasmar las normas del nuevo reglamento y a dar cobijo a la plataforma propulsora Renault que se utilizará a partir de este año, en sustitución de la anterior planta motriz made in Ferrari.
En líneas generales estamos ante un vehículo de dibujo limpio en el destaca la ausencia de volúmenes reseñables en la zaga, lo que permite que los pontones terminen con cierta prontitud con respecto a los monoplazas que hemos podido ver durante las postrimerías de la semana anterior, recordando acaso las soluciones ofrecidas en esa zona por su hermano mayor, el RB9 (Toro Rosso es filial de Red Bull), aunque sin llegar a su nivel de estilizado.
En la parte anterior, el morro es el área del vehiculo que más recuerda a la saga a la que pertenece el Toro Rosso para este año, concretamente al SRT7, diseño original que sufre la pérdida del escalón característico de 2012 gracias a la reducción de altura a que ha sometido la FIA a la delantera de la célula de seguridad que protege el habitáculo (ahora a 1,20 metros del suelo en su parte más elevada), y que hace ostentación de un generoso apéndice que alberga el obligado espigón de impacto. A diferencia del C33 de Sauber, MP4/29 de McLaren y FW36 de Williams, que carecen de formateado característico en la fusión de éste con la superfice superior de la nose, el STR9 muestra a cambio un delicado torneado que recuerda vagamente la figura de un ave a punto de abrir sus alas.
Obviamente, con un morro en cierto modo elevado y sin apenas estorbos, se asegura la correcta llegada del caudal frontal al splitter y al boat, lo que puede suponer en conjunción con los ya mencionados pontones redondeados y cortos, que el interés de su diseño busque llevar los flujos laterales con velocidad hacia la parte posterior del monoplaza, favoreciendo de paso la rápida extracción de aire de la parte oculta del fondo plano, lo que sin duda ayudaría a lograr una correcta downforce.
Para terminar, decir en cuanto a las aberturas de aireación de los pontones —auténtico aliciente del vehículo italiano, por cuanto aclararía hasta qué punto está afinada la unidad de potencia de Renault—, que el STR9 las presenta de menor tamaño que los Williams y McLaren (ambos propulsados por Mercedes-Benz) y si no idénticas, sí muy parecidas en tamaño a las mostradas por el C33 de Sauber, aunque en todo caso, un poco más grandes que las del F14-T de Ferrari.
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