Ya hemos visto que el Skoda Spaceback es un atípico compacto que basa su fortaleza en el precio y el espacio que ofrece para los pasajeros y su equipaje. Una muestra más de su enfoque económico la tenemos en la gama de motores que ha escogido la marca para este modelo: dos gasolina de 85 y 122 CV y dos diésel de 90 y 105 CV. Salvo las versiones automáticas, que equipan DSG de siete relaciones y están disponibles en el 1.6 TDI de 90 CV y el 1.4 TSI de 122 CV, el resto emplean un cambio manual de cinco velocidades.
Para nuestra prueba, escogimos un Skoda Spaceback equipado con el 1.6 TDI CR de 105 CV, un motor sobradamente solvente para el día a día, tanto en ciudad como en carretera y extraordinariamente ahorrador en sus consumos. Sinceramente, en un coche como este pensado para viajar con bastante carga, creo que los 700 euros que separan a este motor del diésel de 90 CV merecen la pena. Pero mejor acompañadme y veamos como se desenvuelve este Skoda.
Siendo un derivado del Skoda Rapid, no teníamos la menor duda de que este Spaceback se comportaría y tendría un tacto muy parecido al Rapid y al SEAT Toledo. El tarado de las suspensiones es muy blando, algo que se aprecia en importantes balanceos que – para ser honestos – tampoco llegan a incomodarnos en exceso. La amortiguación también es blanda y absorbe bien los obstáculos, aunque con bastante rebote, lo cual se aprecia cuando sobrepasamos los resaltos de los pasos de cebra que inundan las calles de nuestras ciudades.
La dirección no muestra tanta solidez como el cambio o el embrague, pero en general es un coche con el que te sientes cómodo y – una vez más como decía mi compañero Mario en la presentación – en pocos kilómetros te sientes como si lo hubieras estado conduciendo toda la vida.
Ni mucho menos este Spaceback puede presumir de dinámica frente a los rivales de su categoría, pero sí de confort y aplomo en marcha. A priori sí es claramente más ágil que un Rapid, aunque una vez más destacamos que su conducción, como suponíamos desde un principio, es muy parecida. No tendrá el dinamismo de un Golf o un León, pero en general es un coche cómodo, sin más, al que no pondríamos demasiadas pegas.
El aislamiento acústico del habitáculo tampoco es excelente, pero bastante aceptable, por lo que damos gracias a que su motor TDI, dentro de su condición de diésel de cuatro cilindros, no sea tan ruidoso como otros motores de gasóleo que hemos probado. Únicamente apreciamos una sonoridad muy alta en el arranque en frío, un inconveniente lógico de estos motores.
Aunque cuenta con un cambio de solo cinco relaciones, en carretera y a 120 km/h nos movemos por debajo de las 2.250 rpm, un régimen correcto en el que este motor no nos resulta excesivamente ruidoso en nuestros viajes.
A la hora de hablar de aislamiento acústico nótese que la unidad probada contaba con techo panorámico acristalado, un aspecto que necesariamente debería perjudicar la amalgama de ruidos que se filtran en el habitáculo.
1.6 TDI CR de 105 CV, el motor más versátil y ahorrador
Aunque no nos olvidamos de que por 1.000 euros más tendremos a nuestra disposición un motor de gasolina potente, con 122 CV y cambio automático DSG de 7 velocidades, este diésel sigue siendo uno de nuestros favoritos a la hora de configurar un Spaceback. Si el consumo de combustible está entre tus prioridades, sin lugar a dudas el 1.6 TDI CR 105 CV será un motor que no te decepcionará. El TSI de 122 CV, por cierto, únicamente se comercializa con cambio automático DSG de 7 relaciones.
Sobre el papel ofrece un consumo homologado de 4,4 litros/100 kilómetros en ciclo mixto, cifra que si eres cauteloso con el acelerador y viajas en llano y sin mucha carga, no vas a superar. De hecho, en nuestras pruebas de consumo en recorrido compensado (ida y vuelta), a 120 km/h de marcador y con poco tráfico, hicimos medias en torno a los 4,5 litros/100 kilómetros. Con un depósito de 55 litros es factible superar los 1.000 kilómetros con un único repostaje.
Estos consumos no están nada mal para un diésel con cambio de cinco marchas, aunque son cifras similares a las que hemos logrado en otros coches del Grupo Volkswagen más potentes (un Octavia TDI de 150 CV, por ejemplo). En este caso, el hecho de contar con un cambio manual de cinco relaciones no es un gran handicap para los consumos, puesto que las relaciones están escalonadas de forma que el cuentavueltas ronde las 2.200 rpm a 120 km/h, un régimen bastante bajo.
Lo mejor…
La relación entre espacio de carga y para los pasajeros por euro invertido solo es comparable a la que puede ofrecer un familiar derivado de un utilitario, de un segmento B.
Tras la prueba dinámica no haré otra cosa que volver a destacar las peculiaridades del Skoda Spaceback, las que ya os apuntábamos en la primera parte de esta prueba. Skoda ha encontrado su sitio en la categoría compacta, con un producto que nada tiene que ver con un León, un Golf o un A3, pero bien puede ser alternativa de cualquiera de ellos. Demostrándonos una vez más la delgada línea existente entre los segmentos B y C y las razones por las que hoy en día nos resulta cada vez más difícil encasillar a muchos modelos en un segmento determinado, las mejores cualidades de este Spaceback estarán en el espacio que ofrece por euro invertido.
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