Esta semana hemos acudido a una enorme finca de 400 hectáreas en las afueras de Madrid a probar el renovado Skoda Yeti. El Yeti es el único SUV de Skoda, a la venta desde 2010. Lo que Skoda nos ha presentado es una nueva generación del Yeti, en ningún momento negándose que se trata de un lavado de cara de envergadura media. La actualización del Yeti busca actualizar su imagen a la actual línea de diseño, estrenada con el nuevo Octavia, buque insignia de la marca.
Con el cambio de imagen, viene un interior remozado y nuevas combinaciones mecánicas. Para Skoda el Yeti es un vehículo importante, habiendo vendido 281.000 unidades mundialmente desde su lanzamiento en 2010. Para Skoda, el Yeti supone casi un 14% de sus ventas en el mercado español, actualmente altamente influenciado por el Plan PIVE. Entre otros productos como el Rapid o el Spaceback, Skoda espera que su cuota de mercado en España pase del actual 2,0% a un sólido 3% para 2018. Ello requiere productos de calidad a un buen precio.
¿Ayudará el nuevo Yeti a cumplir los objetivos de Skoda?
Dos sabores: Outdoor y City para el nuevo Skoda Yeti
El lavado de cara del Skoda Yeti afecta fundamentalmente a la estética. El diseño del Yeti era hasta ahora bastante polarizante: su frontal con una peculiar doble óptica polarizaba la opinión del potencial cliente de SUV. Lo que Skoda ha hecho es lanzar un Yeti más discreto, menos radical y más sobrio, pero con un aspecto aún más sólido que antes. La parte curiosa es que se lanzan dos sabores para el Yeti: City y Outdoor. El Skoda Yeti City tiene un aspecto más similar al de un compacto, mientras que el Outdoor tiene un aspecto más campero.
Skoda espera que la mayor parte de ventas correspondan a la versión Outdoor, más personal y más aguerrida. La diferencia de precio es de sólo 200€ a favor de la versión City, que francamente me resulta más aburrida que los Outdoor. Mecánica y dinámicamente son vehículos idénticos. Las novedades estéticas del Yeti se centran en un frontal muy correcto, donde se encuentra una nueva calandra y unas nuevas ópticas, que opcionalmente pueden llevar tiras LED diurnas. El paragolpes de las versiones Outdoor integra un protector de bajos plateado.
Nuevos diseños de llantas y ópticas traseras con tecnología LED completan la actualización estética del Yeti. El SUV retiene su característico perfil lateral, con una gran superficie acristalada que imita a la cabina de un avión en su parte delantera, al igual que en las ventanillas traseras de marcos negros. Un detalle que me llama la atención es que existe una gran separación entre rueda y paso de rueda, lo que evidencia un buen recorrido de suspensiones para la práctica del todoterreno. Pero ya llegaremos a ese punto.
Un habitáculo de calidad y muy modulable
A nivel de interior hay pocas novedades. No obstante, el volante de tres brazos es de nueva factura y me parece de lo más bonito. Forrado en cuero de calidad, con un grosor más fino que los volantes Skoda de antaño y con diferentes botones integrados. La otra novedad es una mayor selección de tapicerías y molduras decorativas. Las impresiones del interior no cambian: es amplio y construido con materiales de calidad, sin un excesivo atractivo visual. Es un interior que quizá peca de demasiado sobrio para un vehículo recreacional.
El aire de familia con otros Skoda y el resto de vehículos del Grupo Volkswagen es palpable en la ergonomía y usabilidad de todos los controles, no hay queja alguna en lo que a regulación o comodidad respecta. Me ha parecido que al interior le pesan los años en algunos aspectos, como en una regulación del climatizador igual a la del Octavia de segunda generación o un botón del elevalunas eléctrico de la puerta del copiloto de aspecto vetusto. Detalles poco relevantes en cualquier caso, y que en ningún momento afectan a la usabilidad.
La luminosidad está asegurada en las versiones equipadas con un gigantesco doble techo panorámico. Además, es un vehículo de excelente visibilidad, sin tantos ángulos muertos como otros vehículos actuales.
Alta flexibilidad trasera con el sistema VarioFlex
Si hay algo que diferencie el interior del Yeti del de otros SUV de manera sustancial, es su sistema de asientos VarioFlex. El sistema consiste en que los tres asientos traseros son independientes, y es posible reorganizarlos en diferentes configuraciones. Tienen suficiente anchura para un adulto. Son extraíbles del coche, y pueden reorganizarse de manera que tengamos un Yeti con 2, 3, 4 o 5 plazas. El asiento central puede plegarse como reposabrazos con dos portabebidas, y además, el asiento del copiloto también puede abatirse al completo.
Una manera práctica de poder establecer diferentes configuraciones para el Skoda Yeti, principalmente útiles en caso de que necesitemos cargar grandes objetos. En el maletero se encuentra otra solución interesante, que hemos visto en coches como el Citroën DS4. Se trata de una pequeña linterna LED, que actúa también como luz del maletero. Otro toque práctico es un cofre central climatizado, además de huecos para botellas en las puertas. Para un vehículo de poco más de 4,2 metros, el maletero de 416 litros es francamente impresionante.
Por último, el maletero dispone de sistemas de anillas y redes de sujeción para organización de la carga. La rueda de repuesto es de galleta. Y aquí lo dejamos. Mañana seguiremos con las impresiones de conducción, gama y precios. ¡Estad atentos!
En Diariomotor: Skoda Yeti 2013: todos los detalles del lavado de cara