China se enfrenta a un serio problema de superpoblación en sus carreteras. Las autoridades estiman que el parque automovilístico habría superado ya la barrera de los 250 millones, de los cuales, más de la mitad se corresponden con turismos privados. La situación ha llegado a ser insostenible en muchas ciudades, que ya cuentan con un parque superior al millón de coche. Ocho de ellas ya pertenecerían incluso al club de los dos millones, por no hablar de Pekín, que supera con creces los cinco millones.
Ante el problema que supone una concentración tan alta de coches, la elevación de la polución en áreas urbanas y más de 50.000 accidentes graves al año, las autoridades han optado por emplear mano dura – como de costumbre – e imponer estrictos límites a la adquisición de coches. Cada vez son más las ciudades que están restringiendo las ventas de vehículos privados y Pekín, Shanghai, Guangzhou, Guiyang y Tianjin ya cuentan con su propio sistema de sorteos y subastas de licencias.
¿Cómo se subastan las licencias para comprar un coche privado?
Por lo tanto ya hemos visto que para que un pequinés o un tianjinés se pueda comprar un coche particular, primero necesitará ser beneficiario de la licencia estatal que le otorga tal derecho. Generalmente estas licencias se otorgan mediante un sorteo aleatorio y una subasta. En el caso de Tianjin, la última ciudad que ha tenido que restringir la venta de turismos, se ofrecerán 100.000 licencias anuales que se repartirán en 60.000 otorgadas mediante sorteo y otras 40.000 mediante subasta, al mejor postor.
En una ciudad tan congestionada como Pekín, el limite actual es de 150.000 licencias al año, lo que ha generado un mercado negro en el que se están pagando hasta 200.000 yuanes (más de 24.000 euros) por una licencia. Aunque la venta de licencias esté terminantemente prohibida, muchos ciudadanos no dudan ni un momento en pagar tanto como por un Volkswagen Golf para gozar de su derecho a comprar un coche.
Siempre estará el cliente adinerado que pueda permitirse comprar licencias para aumentar su “fondo de armario” y tener un garaje completito, pero también hay muchos trabajadores que viven a las afueras y sencillamente no se pueden permitir el lujo de vivir sin vehículo privado. Con tantas dificultades para acceder a un coche en Pekín, ya podéis imaginaros la situación que estarán atravesando muchas familias. Y ojo, porque esto no es más que la punta del iceberg. Antes de que termine el año podrían aumentarse las restricciones en otras ocho ciudades.
Fuente: China Auto Car Times | Ecns.cn | International Business Times
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