Durante estos días está en el garaje de Diariomotor el nuevo Mazda 3. El renovado compacto nipón va por su tercera generación, y en esta ocasión es más tecnológico y avanzado que nunca. En la primera parte de la prueba nos hemos centrado en la habitabilidad y ergonomía interior del compacto. Hemos quedado muy satisfechos con la calidad del habitáculo, a un nivel superior a la media del segmento generalista, sin fallos reseñables de usabilidad o comodidad.
Ahora nos ponemos en marcha para ver si un motor atmosférico de 100 CV es capaz de cumplir, y estar a la altura de los modernos motores turbo de sus rivales. El motor es un 1.5 de cuatro cilindros en línea, desarrollado desde el principio con la filosofía Skyactiv en mente, cuya principal peculiaridad es una relación de compresión de 14:1. Simplificando al máximo, en Mazda han conseguido compaginar la eficiencia de un motor de altísima compresión eliminando las desventajas. Teoría cuya práctica descubriremos ahora mismo.
Ligereza y dinamismo, regreso al futuro
La filosofía Skyactiv ha hecho que la construcción del Mazda 3 sea muy ligera, gracias al uso de materiales como acero reforzado. Con este motor, su peso es de sólamente 1.265 kg, una cifra a la que algunos utilitarios llegan, en un compacto de 4,46 metros. El motor no tiene unas cifras espectaculares: 100 CV a 6.000 rpm y 150 Nm de par máximo a 4.000 rpm, asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones. Suspensión independiente en las cuatro ruedas y frenos de disco en las cuatro ruedas. No sorprende, pero no defrauda.
Arrancamos el motor de inyección directa, que incluso en frío se caracteriza por una total ausencia de vibraciones. Es virtualmente imperceptible, tanto que a veces hay que mirar el cuentavueltas para ver si está encendido. El 1.5 de cuatro cilindros se caracteriza por una exacerbada suavidad de funcionamiento, sube de vueltas de manera alegre, pero de forma sedosa. En un ámbito urbano tiene fuerza suficiente para moverse con agilidad, e incluso ser el primero en llegar a la salida de la rotonda o a ese cruce complicado.
La sensación de empuje es contundente y lineal, y sorprendentemente con una buena patada que hace que nos olvidemos del turbo, al menos en ciudad. La dirección asistida y la caja de cambios tienen un tacto delicioso, con mucha responsividad y una gran precisión en su accionamiento. Por desgracia, no he sido capaz de hacer suavemente el cambio de primera a segunda, algo que achaco a la enorme sensibilidad de los controles. El sistema Stop&Start – Mazda lo llama i-Stop – es de serie, y es posiblemente el mejor que he probado en un vehículo no híbrido.
Es imperceptible el apagado del motor y el encendido es muy rápido y sin sacudidas. No dan ganas de desactivarlo, como sucede en otros coches. Centrándonos en otros aspectos prácticos, la suspensión es bastante firme, incluso en una versión de acceso con llantas de 16 pulgadas. En carretera revirada es un plus a tener en cuenta, pero en un firme urbano hace que nos sacudamos bastante dentro del coche si hay muchos baches: puede incluso ser molesta. No llega a ser del todo incómoda, pero sorprende incluso a pesar del perfil 55 de los neumáticos.
En general la visibilidad urbana del Mazda 3 es buena, aunque hay que tener en cuenta que el capó es bastante largo y que el diseño del pilar C condiciona la visión hacia atrás. Una lacra de la que no se salva prácticamente ningún coche moderno. Para referencia, el consumo urbano del Mazda 3 haciendo uso del i-Stop, ronda los 7 litros a los 100 kilómetros, según las mediciones que hemos efectuado.
Un chasis dinámico para un motor que pide más caballos
Al salir de la ciudad se empiezan a revelar las debilidades del motor atmosférico del Mazda 3. Es un motor que gira a casi su par máximo en autopista – unas 2.750 rpm a 120 km/h – pero que en pendientes muy pronunciadas de autopista puede perder velocidad si vamos muy cargados. Llanear no es un problema, pero es cuando hay que hacer frente a recuperaciones o pendientes fuertes cuando el 1.5 Skyactiv-G no puede competir con un motor turbo. El motor 2.0 Skyactiv-G de 120 CV para el Mazda 3 es una opción con más respuesta, aunque un consumo mayor.
El consumo del motor 1.5 es muy bueno, tanto como un diésel de hace apenas unos años. Desde Madrid a Gijón – un trayecto de 500 km – pasando por puertos de montaña y carretera nacional el consumo ha sido de 6,0 l/100 km, según el ordenador de a bordo. En autopista o carretera se revela que el aislamiento acústico – que en general es bueno – deja pasar bastante ruido de rodadura. Abandonamos la autopista en busca de una carretera de curvas, y es ahí donde nos damos cuenta de lo bien resuelto que está el chasis del Mazda 3… necesita más potencia.
La manera de enlazar curvas, movimientos contenidos de la carrocería, una dirección con mucha respuesta, asientos con un buen apoyo, una zaga juguetona… y 100 CV. Me gustaría mucho ver qué tal va el hipotético Mazda 3 MPS, porque con este chasis va a ser una bomba. Los 100 CV son suficientes para divertirse bastante, pero a partir de cierta velocidad el empuje decrece, a pesar de que el motor puede estirarse casi hasta las 7.000 rpm. La caja de cambios es directamente deliciosa, y me ha recordado muchísimo a la de un MX-5 que probé hace años…
Muchos rivales, pero pocos tan especiales
En la franja de potencia en la que nos movemos – los 100 CV – las alternativas al Mazda 3 no son tan dinámicas a nivel de chasis, a no ser que optemos por un Audi A3 o un BMW Serie 1, con un incremento en precio de lo más considerable. Por posicionamiento, nuestro Mazda 3 compite contra las versiones de acceso de coches como el Volkswagen Golf o el Seat León, en ambos casos con prestaciones ligeramente mejores con el motor 1.2 TSI de 105 CV. El Honda Civic 1.4 i-VTEC o el Citroën C4 1.4 VTi son algunas de las pocas opciones atmosféricas.
Con todo, el consumo medio de sólo 5,1 l/100 km y por ello, no paga Impuesto de Matriculación al emitir menos de 120 g/km de CO2. Con lo que nos quedamos es con que el Mazda 3 es un atmosférico muy convincente, una opción a tener en cuenta si buscamos un compacto de acceso con un motor vivo y eficiente. Dentro de la gama Mazda 3, la versión Sttyle es la más equilibrada de todas. Nuestra unidad apenas tenía extras más allá de automatismos de luces y lluvia, y un módulo de navegación para el sistema MZD Connect de serie.
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