No te sorprenderé si te digo que la conducción autónoma será la verdadera revolución del automóvil, un hito sin precedentes. Será cuestión de tiempo que las autoridades definan el marco en el que los coches puedan viajar sin la intervención de un conductor humano, la tecnología ya la tenemos. Bajo esta premisa, es probable que mucho antes de lo que nos imaginamos nos encontremos con coches muy diferentes de lo que hasta ahora tendíamos como tal, sin puesto de conducción al uso, ni plazas para acompañante y pasajeros, incluso nos encontraremos con coches sin volante.
Esa es la idea que ha perseguido Rinspeed con su último prototipo, transformar el habitáculo de un coche en una cabina de primera clase, digna de un vuelo transoceánico en las mejores aerolíneas del mundo. Sin conductor, un coche puede optar por la flexibilidad de asientos que roten, se tumben por completo y nos permitan ver una película en una pantalla de 32” como la que tienes en la sala de estar. Puede parecer una locura, pero no lo es.
Tan impresionante y prometedora es la idea de este habitáculo de primera clase, que el hecho de que el último prototipo de Rinspeed, el Xchange, se haya construido sobre la base del eléctrico de moda, el Tesla Model S, es casi anecdótico.
Por otro lado, e independientemente de que el mayor potencial de este coche estuviera en su capacidad autónoma, esa flexibilidad en la distribución de los asientos también ha permitido idear un puesto de conducción flexible. El volante cuenta con un soporte deslizante que nos permite situarlo en la posición que nos resulte más cómoda, conducir en un puesto central o incluso cambiarlo del lado izquierdo al derecho para adaptarlo a las carreteras con sentido de la marcha invertido.
Para conseguir esto último, Rinspeed ha apostado por otro de los avances que damos por hecho estarán presente en los utilitarios del futuro, lo que los anglosajones denominan drive-by-wire. La conexión mecánica entre el volante y las ruedas está condenada a morir, al menos en aquellos coches que no tengan cierto enfoque deportivo o pasional. El volante y los pedales no serán más que una interfaz que enviará impulsos eléctricos al sistema de dirección y al motor para que estos decidan el ángulo de giro de las ruedas y den gas, perdón, voltios, al motor eléctrico.
La cantidad de tecnologías que se han empleado en este prototipo es realmente elevada. Hay algunas especialmente curiosas que estoy convencido veremos muy pronto en algunos modelos de producción. El Rinspeed Xchange carece de llave al uso y cuenta con un sistema de reconocimiento táctil que automáticamente desbloqueará el coche y accionará el motor cuando posemos las manos sobre el volante.
Como también os habíamos contado en más de una ocasión, en el futuro cualquier superficie del salpicadero es susceptible de convertirse en un panel que nos muestre información, a modo de ordenador de a bordo o equipo de entretenimiento, con capacidades táctiles. En poco tiempo tendremos que acostumbrarnos a coches que carecen de botones físicos al uso aunque, mientras tanto, el súmmum del lujo y el confort, el Mercedes Clase S, lleva 156 botones a bordo.
Viajar mientras ves una película o respondes los emails del trabajo, dejará de ser una utopía.
¿Por qué no tumbar el asiento y disfrutar de una siesta?
Azafata, por favor, ¿podría servirme un café macchiato?
Rinspeed también ha aprovechado para utilizar una tecnología de techo de Plexiglass e iluminación LED desarrollada por Evonik Industries, que permite cambiar la atmósfera del coche con 358 tonos diferentes.
Lo dicho. Detalles de primera clase.
Fuente: Rinspeed
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