La escudería más laureada de toda la historia de la Fórmula 1, Ferrari, fue la principal promotora del cambio de escenario que se ha originado con la aplicación del nuevo reglamento técnico de la FIA para 2014 y años posteriores. Se pretendía una menor importancia global de la aerodinámica en los vehículos de competición y un mayor protagonismo de las áreas mecánicas, fundamentalmente de los propulsores, y bien, tras una pretemporada en la que la de Maranello generaba abundantes y halagüeñas expectativas, tanto en términos de fiabilidad como de prestaciones, el resultado del pasado Gran Premio de Australia, celebrado este pasado domingo, caía como un jarro de agua fría tanto sobre los numerosos seguidores de la italiana, como sobre el propio equipo.
Fernando Alonso terminaba cuarto tras la descalificación de Daniel Ricciardo y así mismo, Kimi Raikkonen acababa en la octava posición pero por idéntica circunstancia, concluía el Gran Premio en una rácana séptima plaza. A todas luces, los resultados no eran los esperados.
Bien es cierto que cerrar la primera prueba del campeonato con los dos coches oficiales puntuando cuando la mayoría de escuderías punteras solo lo conseguían con uno, habla a las claras del buen trabajo realizado por la de Il Cavallino en Jerez y Sakhir durante los meses de enero a marzo, pero en la máxima categoría lo que cuenta es lo que se hace en carrera, y en este sentido, Ferrari defraudó en su estreno con el F14-T.
Ante las numerosas quejas y el desencanto generalizado, James Allison, ex de Lotus y hoy militante en la italiana en el puesto de director técnico, salía al paso del asedio informativo que buscaba respuestas para el bajo rendimiento de Ferrari en Albert Park, afirmando que la competitividad mostrada por el vehículo rosso en Australia, resultaba de todo punto de vista inaceptable.
No obstante y a pesar de aceptar la cuota de culpa que corresponde a Maranello, Allison enfocaba la situación de manera positiva, señalando a la fiabilidad puesta de relieve en Melbourne como el elemento a destacar, y haciendo pivotar alrededor de ella los aspectos menos agradables, como la falta de velocidad punta y la ausencia de estabilidad en las frenadas.
«La fiabilidad del F14-T es motivo de satisfacción, pero está claro que hay que trabajar muy duro para mejorar el monoplaza y poder competir en igualdad de condiciones con Mercedes. Hay aspectos del F14-T que están funcionado bien, sobre todo en la arrancada y en el paso por curva de alta velocidad. Son puntos fuertes [recalcaba el británico], mientras que habrá que mejorar la estabilidad en la frenada y la velocidad en recta.»
En Diariomotor: Fórmula 1. El Gran Premio de Australia contraataca