Aunque hace unas semanas escasas parecía impensable que se pudiera llegar a hablar de Renault en términos positivos al comienzo de la temporada de Fórmula 1, el esfuerzo realizado por la empresa gala entre la finalización de las pruebas de pretemporada y el Gran Premio de Australia ha sido tan intenso y tan bien enfocado, que a la finalización de la prueba australiana ya se ha empezado a marcar el retorno del Circus a tierras europeas (Gran Premio de España, a celebrar el fin de semana del 9 al 11 de mayo próximo), como el momento en que la unidad de potencia de Renault podría empezar a enseñar sus auténticas cartas frente a la de momento todopoderosa plataforma propulsora de Mercedes-Benz, y por supuesto a la más asequible de Ferrari.
El estreno de la francesa en este 2014 no podía haber sido más desastroso. Las primeras pruebas de pretemporada celebradas en el circuito español de Jerez a finales de enero pasado, supusieron en la práctica un rotundo cero en el casillero de Renault, que veía como tres de sus cuatro equipos clientes (Lotus no haría acto de aparición hasta Bahrein) apenas podían rodar por diferentes problemas con el propulsor, con el agravante de que uno de ellos era nada más y nada menos que el vigente campeón del mundo, Red Bull, escudería con la que La Régie lleva colaborando desde 2009 y desde siguiente, obteniendo un aplastante dominio que se ha hecho palpable en los sucesivos dobletes conseguidos en los mundiales de pilotos y marcas a partir de 2010 y hasta 2013.
Con el pie cambiado y jugando en desventaja, Renault se implicaba de manera formidable en resolver la situación a la salida de España pero en el emirato árabe de Bahrein, lugar donde se desarrollarían posteriomente las segunda y tercera sesiones de entrenamientos de pretemporada, los síntomas seguirían siendo demasiado preocupantes, toda vez que Lotus, el cuarto de los equipos que montan la UP francesa, adolecía de los mismos problemas que Caterham, Toro Rosso y Red Bull.
Como decíamos al comienzo, hace unas semanas escasas nadie daba un euro por Renault en Melbourne, pero contra todo pronóstico, el encomiable trabajo realizado en Viry-Châtillon (cuartel general de su división para F1) ha comenzado a dar frutos.
En este sentido, cabe recordar que si bien es cierto que los dos Lotus E22 conducidos por Pastor Maldonado y Romain Grosjean sufrían en propias carnes, problemas directamente relacionados con los soportados en pretemporada en los ERS por la escudería de Enstone y el resto de equipos propulsados por la gala —achacables en todo caso a que el equipo que dirige Lopez es el que menos rodaje acumula—, los Caterham de Kamui Kobayashi y Marcus Ericsson caían en combate por circunstancias ajenas a su motor.
El del primero embestía a unos metros de darse la salida a Felipe Massa y por consiguiente, se veía obligado a abandonar; y el segundo, tenía un problema con la bomba de aceite en la vuelta 27, que así mismo, le llevaba a volver a garajes prematuramente para que el piloto sueco viera desde allí el desenlace de la carrera.
Sebastian Vettel también abandonaba por circunstancias muy similares a las sufridas por Red Bull en los prolegómenos de la temporada, pero a cambio, los dos Toro Rosso de Jean-Éric Vergne y Daniil Kvyat terminaban la prueba (8ª y 9ª plazas, respectivamente), y como sabemos, Daniel Ricciardo, único representante de la de Milton Keynes tras el abandono de Vettel, llegaba a la bandera de cuadros en una segunda posición que aunque no serviría de gran cosa tras su descalificación, habla bien a las claras del enorme potencial de recuperación mostrado por Renault en el transcurso de apenas seis semanas.
En Diariomotor: Fórmula 1. Ocurrió en Imola, 2005