Red Bull quiere mantener intactas sus opciones para este campeonato y tras una pretemporada para tirar a la basura —la austriaca acumuló innumerables problemas en Jerez y Sakhir que la impidieron rodar los suficientes kilómetros y recabar los datos necesarios— y después de sufrir un comienzo de temporada marcado por el abandono de Sebastian Vettel y la descalificación de Daniel Ricciardo en Albert Park (Gran Premio de Australia, primera prueba del Mundial), ha desplegado toda su potencia de fuego en aras de recuperar más pronto que tarde parte del terreno perdido.
Para los neófitos o no avisados, cabe puntualizar que la Fórmula 1 es un universo sumamente complejo en el que a veces, se hace necesario que la política o la labor de pasillos, como vulgarmente nos referimos los aficionados a ello, vaya de la mano con el esfuerzo realizado por los departamentos de ingeniería y los propios pilotos, de manera que conforme a ese cúmulo de normas no escritas que definen nuestro deporte, la plana mayor de Milton Keynes ha salido recientemente a la palestra para luchar de tú a tú con la FIA para lograr la recuperación de unos puntos que perdidos en Melbourne, pueden acabar resultando cruciales en la lucha por el título de marcas.
En este sentido, el máximo representante de Red Bull, Dietrich Mateschitz, propietario de la escudería, tomaba la batuta de la guerra política y lanzaba un órdago a la Federación amenazando con el abandono de su equipo como contestación a la descalificación de Daniel Ricciardo en el pasado Gran Premio de Australia: «Estaremos en la Fórmula 1 mientras tenga sentido hacerlo. No se trata de que sea rentable económicamente, sino de que mantenga su espíritu deportivo. Si las influencias ajenas siguen aumentando, hay un límite claro que no estamos dispuestos a rebasar.»
Sin duda la sangre no llegará al río. Mateschitz escenifica el malestar de Red Bull pero en el fondo está tratando de ganar tiempo. La vista para resolver la apelación de Milton Keynes sobre el caso Ricciardo se resolverá el próximo 14 de abril, mientras tanto, todo el equipo está trabajando a destajo para tener lista una versión «B» del fallido RB10 de este año, antes de que El Circo desembarque en Europa (Gran Premio de España, a celebrar del 9 al 11 de mayo próximos).
Christian Horner, director deportivo de RBR, ha incidido en el aspecto escenificado por Dietrich Mateschitz: «Estamos respaldados por el reglamento técnico y deportivo al 100%. El artículo 5.1.4 de la normativa técnica dice que no se pueden superar los 100 kg/h de caudal de combustible y no lo hemos hecho», pero de sus palabras se extrae que durante el Gran Premio de Malasia, Red Bull va a tener sumo cuidado en no transgredir la jurisprudencia técnica establecida por Jo Bauer y su equipo en tierras australianas.
Las espadas parecen estar en lo alto pero en el fondo, Milton Keynes busca una salida honrosa a su impertinencia de Australia, cumpliendo a partir de Sepang el reglamento con la vista puesta en la restitución de Daniel Ricciardo en el segundo puesto logrado en Albert Park, porque el suceso fue totalmente inesperado y porque como decíamos más arriba, en definitiva, el saldo puede resultar imprescindible en la lucha por el Mundial de Marcas para una escudería, Red Bull, que necesita que estas tres o cuatro carreras iniciales del campeonato 1014, transcurran lo más rápido posible.
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