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Dream Cars: El arte de imaginar el futuro

No hay nada que pase antes de moda que el Futuro. Sin embargo desde finales del siglo XIX pocos temas han sido tan recurrentes en la sociedad como las anticipaciones del mundo del mañana, y especialmente el coche del mañana. Esas fantasías futuristas, aunque no siempre hayan llegado a nuestras calles, han influido tanto en el diseño y en la fantasía colectiva que ya forman parte no sólo de la historia del automóvil, sino de la cultura visual de nuestro tiempo. El High Museum of Arts de Atlanta inaugura mañana una exposición dedicada a esas anticipaciones rodantes del futuro, algunos de los coches que han inflamado la imaginación de ingenieros y consumidores en los últimos 100 años. “Dream Cars: Innovative design, visionary ideas” reune 17 Concept Cars creados entre 1934 y 2010cuyas soluciones de diseño fueron en su momento no sólo avanzadas sino tan visionarias que se hicieron imposibles. Desde el Voisin C25 Aerodyne hasta el Porsche 918, pasando por los diseños de Harley Earl o los dibujos de Syd Mead, “Dream cars” es una exposición para soñar con un futuro que nunca llegó. Una oda a los coches del futuro en el pasado.

Coches en el museo


Que el automóvil sea objeto de estudio y exposición en museos de arte no es algo nuevo, pero siempre es algo fascinante. Desde hace 60 años diversos museos han dedicado exposiciones a los coches en diferentes formatos, y uno de los temas que nunca ha faltado ha sido el vehículo del futuro, como en “Moving Beauty” (Montreal 1995) o “Curves of Steel” (Phoenix, 2007). Sin embargo “Dream Cars” es la primera exposición de coches en un museo de arte (al menos hasta donde he podido investigar)

Los coches son un registro de la sociedad su tiempo, por eso los museos de arte les prestan cada vez más atención

dedicada exclusivamente a esos automóviles que anticipan el vehículo del mañana, en muchos casos piezas únicas, diseñados como una imagen del futuro en el presente, vehículos tan icónicos que tienen tanto de Ingeniería como de Sociología por lo que cuentan del “mañana”… y del “hoy”

El automóvil es un reflejo y un registro de la sociedad de cada tiempo y lugar, algo así como lo que los arqueólogos llaman un “fósil director“. Esa cualidad por la cual podemos averiguar de qué década es una fotografía por los coches que se ven en ella. Con los coches futuristas sucede igual. En función del diseño de una de estas anticipaciones podemos saber de qué pasado se trata y a qué futuro se refería. Las fantasías tecnourbanísticas de los años 30, las aspiraciones de la era espacial en los 50 y el futuro veloz y crudo de los años 70 tuvieron su plasmación en coches que prometían un mundo distinto a una o dos generaciones de vista. “Dream Cars” ofrece un recorrido personal pero reconocible de la evolución de estos mensajeros del futuro sobre ruedas, desde la Gran Depresión a la Era de Internet.

Sueños premonitorios


La selección de coches de la exposición ofrece un repaso a las visiones del futuro en el automóvil que podemos agrupar en tres periodos. Los años 30 fueron los de la invención del urbanismo moderno, el momento en que las ideas del Movimiento Moderno en arquitectura comenzaron a plasmarse en las ciudades con más entusiasmo que reflexión y el automóvil como centro. Ciudades animadas por una euforia tecnológica que bien se plasma en los planes y edificios de Le Corbusier, Sant Elia y Matte – Trucco. Por eso los coches de la época, con una industria todavía en sus primeras etapas, se replanteaban constantemente su concepto, su estructura y su cometido. De ese periodo “Dream Cars” rescata algunos coches esenciales. La preocupación aerodinámica se percibe en cada detalle del monumental Voisin C25 Aerodyne de 1934 (inspirado por la experiencia de Gabriel Voisin en aviación) y por una recreación moderna del perdido Bugatti Type 57 Aerolithe de 1935. El atrevido y conocido Stout Scarab de 1936 representa esa exploración del transporte en términos de eficiencia energética de la que participaban el extravagante Alfa Ricotti o el Dymaxion de Buckminster – Fuller.

Pese a que a menudo queda como un periodo casi baldío en la historia del diseño, los años 40 dieron interesantes conceptos a ambos lados del Atlántico de los cuales “Dream Cars” recupera algunos exóticos ejemplos.

“Dream cars” presenta prototipos únicos como “L’Oeuf electrique”, un utilitario eléctrico de aspecto futurista creado por Paul Arzens durante la Segunda Guerra Mundial

Uno de ellos es el “L’Oeuf electrique“, un diseño del ingeniero y artista Paul Arzens construido en Francia en 1942. El “Huevo eléctrico” fue creado por el propio Arzens para moverse por la ciudad en tiempos de restricción de energía y, visto hoy, bien parece un proyecto futurista de los creados por el MIT Media Lab. En un contexto diferente se encuentran el Norman Timbs y el Tasco, de 1947 y 1948 respectivamente, creaciones individuales que cabalgan entre el estudio de la aerodinámica de los años 30 y el de la aeronáutica de los años 50. Sin embargo quizá el más interesante de este periodo en la exposición sea el precioso Chrysler Thunderbolt de Alex Tremullis (1941). Tremullis pasa por ser un diseñador no demasiado conocido, pero en su currículum constan dos coches que son hitos de la historia del automóvil y de la cultura popular: el Cord 810 y el Tucker. El extraplano Thunderbolt bien parece ser un coche salido de un capítulo de los “Supersónicos“…

Los coches del espacio


En una exposición sobre Concept Cars futuristas no podía faltar una nutrida representación del trabajo de los diseñadores americanos en los años 50 y 60. Buena parte de nuestra cultura visual y automovilística proviene de este periodo, y estos coches son el pivote en torno al cual todo giraba. En pleno periodo de esplendor económico del capitalismo estadounidense, los “Motorama” de General Motors presentaban anualmente, entre 1949 y 1961, los nuevos modelos de la temporada, junto a visiones futuristas que calaron en la fantasía popular de forma fulgurante e indeleble.

Ningún periodo de la historia del diseño ha mirado al futuro de forma tan evocadora como los años 50 en Estados Unidos, recogidos en la exposición en 5 prototipos

En “Dream Cars” esta era fundamental está representada por cinco coches simplemente fascinantes: del enorme equipo de Harley Earl en GM proceden el precioso y bajísimo Le Sabre XP1 de 1951, el Buick Centurion de 1956 y el Cadillac Cyclone de 1959 (con sus conos – radar de proximidad en el frontal). El cuarto es uno de los tres Firebird construídos, el XP21 de 1953, un auténtico avión reactor con ruedas que representa, para bien y para mal, la cumbre del diseño futurista en Estados Unidos en aquella época. Por mucho que Chrysler fuera un grande, las dimensiones de GM eran sencillamente incomparables (en 1964 las ventas de GM en el mundo igualaban el PIB de Francia), de ahí que el trabajo de Virgil Exner en la marca siempre quedase ensombrecido por el apabullante volumen de trabajo del equipo de Earl. Pero el hermoso e irreal Chrysler Streamline “Gilda” de 1955, es una maravillosa y realista aproximación a la aerodinámica moderna con un toque de estilo aportado por el carrocero Ghia y su diseñador Giovanni Savonuzzi. El coche fue bautizado, en efecto, en homenaje al personaje de Rita Hayworth en la película de Charles Vidor (1946).

De la crisis del petróleo a la era de Internet


A menudo se indica que la crisis del petróleo de 1973 fue el fin de un periodo de diseños exuberantes y el inicio de una industria del automóvil más anclada a la realidad. En cambio los años 70 acumulan algunos de los más fascinantes diseños de la historia del automóvil, y sus líneas duras, rectas y minimalistas son tan reconocibles como apreciadas, y “Dream Cars” presenta dos coches que fueron arquetipos de este lenguaje del diseño de este periodo.

Los deportivos “ultraplanos” como el Lamborghini Countach no se entenderían sin un concept como el Stratos HF Zero de Gandini para Bertone

El Lancia Stratos HF Zero (1970) diseñado por Marcello Gandini para Bertone es una obra maestra de enorme trascendencia. El Stratos inspiró no sólo al admirado Lancia de rallyes, sino que avanza las líneas del deportivo más influyente de la década, el extraplano Lamborghini Countach presentado como prototipo sólo un año más tarde. El otro ejemplo es el extraterrestre Pininfarina Módulo (1970), un ejercicio de diseño muy inteligente con una estética absolutamente visionaria. El Módulo era un ensayo con mucha inteligencia puesta en el diseño del espacio interior, y con un aspecto exterior digno de “La Fuga de Logan“.

Los dos coches más recientes de la muestra son el BMW Gina de 2001 y el Porsche 918 Spider Concept Car. El Gina, con su carrocería de tela evocando a algún futuro metal autoadaptable, es quizá la más atrevida creación del controvertido Chris Bangle, el diseñador más importante del cambio de siglo junto con Walter De Silva. La visión de Bangle sobre el futuro del automóvil encaja perfectamente con la definición de “visionario”, como demuestra su novela “Peter Teuful: una historia sobre diseño de coches en tres partes“. El Porsche 918 es probablemente la encarnación del ultradeportivo del siglo XXI: un arsenal de tecnología al servicio del rendimiento y con la sostenibilidad como horizonte. Porsche no sólo es uno de los patrocinadores de la exposición, es también una marca cuyo idilio con Estados Unidos dura ya 60 años, razones por las cuales se ha preferido al 918 antes que al McLaren P1 o el Ferrari LaFerrari.

“Dream Cars: Innovative design, visionary ideas” se podrá visitar hasta el 7 de septiembre en el High Art Museum de Atlanta. El 28 de agosto, como un evento absolutamente imprescindible, se sumará a los coches expuestos otro icono del futuro en nuestro tiempo: Syd Mead, ex-diseñador de Ford y creador, entre otros, de los escenarios y coches de “Blade Runner”. Mead, cuyos dibujos completan la muestra, junto con los de Carl Renner y Wayne Cherry, participará en un coloquio con los visitantes que, sin duda, será especialmente inspirador.

Hasta principios de septiembre nuestros mejores recuerdos del futuro se encuentran en Atlanta…

Fuente: High Art Museum
Fotos: High Museum of Art
En Diariomotor: 1955 Lincoln Indianápolis Boano Coupé, alta costura italoamericana

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Luis Ortego

Historiador del arte y aficionado a los coches a partes iguales. Desde 2005 trabaja en la investigación de las relaciones entre el automóvil y la cultura, abarcando arte, literatura, cine, diseño, publicidad o arquitectura. El urbanismo y la movilidad urbana son otro de sus intereses principales. Revisar, actualizar, desentrañar y si hace falta reescribir la historia del automóvil es otro. Seguir leyendo...

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