Cuando hablamos de la historia del monovolumen, tal y como lo entendemos actualmente, Renault suele sacar pecho recordando que ellos fueron los pioneros de un concepto de automóvil que ganó popularidad de un tiempo a esta parte. Es difícil determinar quién llegó primero, pero no tanto reconocer a los galos el mérito de haber popularizado una alternativa tan familiar como esta, de revolucionar en cierta medida el mercado europeo con su concepto de minivan, su solución paralela a las Chrysler y Ford que ya estaban triunfando al otro lado del Atlántico. El Renault Espace.
El punto clave en el que decidirían apostar por el minivan, desarrollar el Renault Espace, se producía a finales de 1982. La compañía gala Matra, dirigida entonces por Philippe Guédon, había estado trabajando duro en el concepto de un gran monovolumen, bajo el encargo de PSA. Pero, una vez presentado el proyecto, ni Citroën ni Peugeot lo vieron viable. Fue entonces cuando Matra se puso en contacto con Renault para mostrarles un prototipo muy avanzado.
Y Renault, no solo aceptaría, sino que autorizaría el desarrollo final sin proponer demasiados cambios sobre el trabajo ya realizado por el equipo de Philippe Guédon.
Dicen que Philippe Guédon fraguó esta idea revolucionaria tras un provechoso viaje a Estados Unidos. El francés se percató de que al otro lado del Atlántico proliferaban furgonetas muy bien equipadas que se habían erigido como una solución excelente para las familias, que hallaban en su espacioso habitáculo una solución ideal para viajar por las interminables autopistas estadounidenses. Matra veía futuro en la idea de un vehículo tan funcional y espacioso como este en Europa y tras la negativa de Peugeot, fue llamando puerta a puerta para que alguien diera luz verde a su propuesta.
De aquella idea nacieron diferentes prototipos, el P18 y el P23, recurriendo incluso a la base de modelos como el Talbot Solara y piezas del Peugeot 604. Tras el interés de Renault y la negativa de PSA, se efectuarían nuevas modificaciones y se comenzaría a emplear una base Renault 18 con motor longitudinal, contando con la colaboración del equipo de diseñadores de Renault.
Renault recuerda que en los años cuarenta ya trabajaron en un concepto de monovolumen con función de taxi, que hoy en día nos recordaría a una extraña interpretación del Fiat 600 Multipla. A finales de los años cincuenta, incluso, se presentaría el prototipo 900-type que vemos más arriba. ¿Adivinas cuál es su sentido de marcha? Su producción no se llevaría a cabo, pero algunos ya lo consideraron un adelantado a su tiempo.
Antes de la llegada del Espace, Renault ya había explorado otras posibilidades, como la de transformar su vehículo comercial Trafic en un producto familiar.
Pero, así las cosas, hacia 1983 ya se había cerrado un acuerdo entre Renault y Matra, que no solo diseñaría el Espace definitivo, sino que también se encargaría de su producción con los suministros que Renault les proporcionase.
En 1984 no solo había nacido el Renault Espace, sino también el concepto de monovolumen tal y como lo entendemos actualmente. Renault abogó por una filosofía muy concreta, por ofrecer la máxima modularidad a bordo. El objetivo era que este producto consiguiese atraer a familias, y a los aficionados a ciertas actividades de ocio y tiempo libre, como la pesca o el esquí.
Y por qué no, también a clientes que hallasen en su espacio la posibilidad de realizar un uso mixto, personal y laboral, del Espace. Nota: la foto superior es de un Espace II de 1991.
El Renault Espace supondría una verdadera revolución, un siete plazas capaz de utilizar dos o tres filas de asientos independientes, sencillos de desmontar y con la posibilidad de pivotar para cambiar la configuración y orientación de las plazas. Su inmensa superficie acristalada también se convertiría en una de las señas de identidad del Espace.
Los comienzos no fueron nada sencillos para el Espace. Renault reconoce que con un precio similar al de su berlina más lujosa, el Renault 25, las ventas tardaron en arrancar. Pero, cuando por fin empezaron a despegar, se mantuvieron constantes a lo largo de su vida comercial. Entre 1984 y 1991, el primer Renault Espace vendería más de 190.000 unidades.
El primer Espace no dejó de evolucionar. Inicialmente lanzado con un motor de 1.995 cm3 de carburación, no tardó en recibir un diésel y cuatro años después un lavado de cara, el Phase 2, con nuevos motores y la versión Quadra, de tracción total. Antes de que cesase su comercialización en 1991, el primer Espace aún se permitió ciertos lujos, como versiones con tapizados de piel y suspensiones neumáticas.
Pero hasta 1991 no se produciría la verdadera eclosión del monovolumen y un anticipo de lo que sucedería años más tarde, la proliferación de una moda como alternativa a las berlinas que se habían comercializado hasta entonces. La Espace II llegaba con un diseño más elegante y moderno, más redondeado, siguiendo las tendencias estéticas de la época, aquellas que ya se habían dejado ver en la primera generación de Renault Clio y que pronto llegarían a nuevos segmentos con modelos como el Renault Twingo.
Hacia 1996, las ventas de Espace habían crecido exponencialmente. En apenas seis años, la Espace II ya había vendido el doble que su predecesora en todo su ciclo comercial. En julio de 1996 se vendió la Espace número 500.000 y Renault tuvo que reorganizar su producción en nuevas fábricas.
Con el objetivo de demostrar que era algo más que un Phase II, Renault lanzaría en 1997 la Espace III, una actualización muy completa de la segunda generación que además supondría la llegada en 1998 de una versión de batalla larga, la Grand Espace.
En Renault habían empezado a volverse locos. Empezaron a lanzarse diferentes ediciones especiales de Espace, con el objetivo de convencer al grueso de sus clientes de la necesidad de un minivan. Renault pudo pagar caro aquella vorágine, sobre todo a tenor de lanzamientos tan incomprensibles como el Avantime, el eslabón perdido entre el Espace y un coupé, un monovolumen de tres puertas. Tal vez fuera un adelantado a su tiempo.
Con más pena que gloria, el Renault Avantime permaneció durante apenas un par de años en los concesionarios, con poco más de 8.000 unidades fabricadas junto con Matra. En esa misma época, Renault abogó por modelos no menos polémicos, como Vel Satis.
Y definitivamente, en 2002 comenzaría la producción, en sus propias instalaciones, de la Espace IV.
A día de hoy, Espace no es un modelo de gran volumen, como tampoco lo es ningún gran monovolumen del mercado. Pero la llegada de Scénic y Grand Scénic no supuso cerrar las puertas a este gran monovolumen, que en todos estos años nos ha dejado también momentos épicos.
Momentos épicos como el de aquel prototipo de los años noventa en el que la Renault Espace se convirtió en un superdeportivo, con el motor V10 que en su día utilizaban los Fórmula 1 de Williams.
Jamás lo llegaríamos a ver en los concesionarios. Pero se me pone la piel de gallina solo de pensarlo, un monovolumen adelantando a cualquier deportivo que se le pusiese por delante. La Renault Espace F1 llegó a alcanzar los 312 km/h, en 2,8 segundos realizaba el 0 a 100 km/h y en 4,1 segundos más alcanzaba los 200 km/h. Son registros apabullantes, incluso para los deportivos actuales.
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Escucha el sonido de su motor y observa a Alain Prost conduciendo este monovolumen. ¡Ver para creer!
Fuente: Renault
En Diariomotor: Renault Twingo, retrospectiva. Aquel verano del 92