Tras una caída ininterrumpida del tráfico en los últimos 7 años, en la que se han perdido el 33% de los usuarios de vías de peaje, el gobierno se plantea medidas correctoras para intentar frenar la sangría y dar un mayor uso a las autopistas de pago de nuestro país. La idea es rebajar el precio en las horas valle, cuando su infrautilización es máxima.
Aún no hay fecha prevista para el cambio, pero la propuesta fue publicada el pasado viernes en el “Plan de medidas para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia”, recién aprobado por el Consejo de Ministros y según fuentes oficiales la medida se desarrollará próximamente.
El planteamiento, por el momento, pasaría por hacer que las autopistas fuesen más baratas a las horas en las que el tráfico desciende (noches, fines de semana) para intentar incentivar una mayor utilización, al menos cuando están casi totalmente vacías.
Desde un punto de vista económico la idea es sencilla y recuerda un poco a la tarificación eléctrica rebajada en horas valle. La razón principal de utilización de vías de peaje frente a las gratuitas es que aportan un plus de seguridad y rapidez y eso tiene un valor añadido para el usuario que, en teoría, está dispuesto a pagar.
Siguiendo este razonamiento, en las horas en las que hay menos tráfico (pero es menor en todas las vías) ese valor añadido es claramente menor porque ya no estaremos evitando atascos ni ahorrando tanto tiempo como en horas punta. Si el valor añadido del servicio decrece, parece sensato reducir el precio para no disuadir todavía más a los posibles usuarios.
Dando una vuelta de tuerca más al razonamiento económico, lo que no alcanzo a comprender es por qué no se plantea de una vez la bajada generalizada (por tramos horarios aún mejor, pero generalizada) de los peajes. Si se ha perdido ese volumen enorme de usuarios, aparte de estar relacionado con la menor actividad económica, probablemente también tenga que ver con que cada vez menos gente se puede permitir ese “lujo”.
Teniendo en cuenta que los costes de operación de una autopista son en su inmensa mayoría fijos (entre otras cosas por la enorme inversión inicial que implica su construcción) y que apenas tienen un coste variable adicional por cada vehículo más que circula por ellas (en términos de mantenimiento y cobro), podemos pensar que su sostenibilidad económica pasa por alcanzar una ocupación mayor que la actual aún a costa de bajar los precios.
Con unos niveles de tráfico en vías de peaje que están en cifras equivalentes a 1996, al menos parece un buen momento para intentar hacer algo al respecto.
Y lo de las radiales de Madrid y otros regalos de dinero público, mejor lo dejamos para otro día.
Fuente: La Opinión de A Coruña
En Diariomotor: La última afrenta de las autopistas de peaje: solucionar su crisis obligándonos a todos a pagar |