Miércoles en vísperas de Le Mans. 18:28 de la tarde. Marc Gené se dirige al paddock, preparándose para salir a pista con el LMP2 #38 de Jota Sport, su máquina para las 24 Horas de Le Mans de 2014. Cuando aún no ha llegado al box el speaker que mantiene informados por la megafonía a los espectadores, se sobresalta. Un Audi se ha estrellado, el choque ha sido brutal. Marc se dirige hacia la pantalla más cercana y constata la gravedad del accidente. Llega a temer por la vida de su compañero Loic Duval, piensa en lo peor, como creo que todos pensamos al ver aquel prototipo número #1 destrozado junto a la barrera en la retransmisión de Eurosport.
Minutos más tarde Marc habla con Tom Kristensen, le tranquiliza y le cuenta que Duval apenas ha sufrido unos rasguños. Lo más importante ha pasado, no hay que temer por la vida de Duval, pero las dudas asaltan al equipo Audi. Se han quedado sin un coche, los mecánicos tendrán que trabajar a destajo para mantener su trío para la carrera, tras un choque tan fuerte – incluso sin haber sufrido lesiones de importancia – Duval tendrá que permanecer en observación. Habrá que recurrir a un piloto reserva y ese reserva no es otro que Marc Gené.
Inesperado. Marc Gené reconoce que, siendo piloto reserva, nunca imaginas que pueda suceder algo así, un vuelco en tu suerte – muy a pesar del pobre Duval – que te ponga a los mandos del Audi #1 en Le Mans, haciendo relevos con su antiguo compañero Di Grassi y con un tal Tom Kristensen, un chaval con casi 47 años que “solo” ha ganado nueve veces en Le Mans. Gené inicialmente iba a correr con un LMP2, curiosamente a petición de Audi, que quiso que compartiera equipo con un joven Harry Tincknell, una joven promesa que ya ha probado el DTM de Audi y a la que desde Ingolstadt se sigue muy de cerca. Su mentor, sin ir más lejos, es un tal Allan McNish…
Audi tuvo que reconstruir un coche partiendo de cero. Nuevo chasis, vuelos last minute desde Alemania con ingenieros y técnicos para reforzar el equipo. Los alemanes saben de la importancia de tener un tercer coche en pista en Le Mans, lo cual requiere un gran esfuerzo logístico y económico. Marc, que ya sabe lo que es ganar en Le Mans, nos decía que “es indispensable contar con un tercer coche en Le Mans, es una cuestión de probabilidades”. Probabilidades, suerte, estadística, un factor muy importante en una carrera de resistencia de 24 horas tan exigente como esta.
Tras conocerse que Loic Duval estaba fuera de peligro, el equipo ya sabe que necesita un sustituto y Marc Gené imagina que de un momento a otro le tocará cambiarse el mono. Reconstruido el coche, un Audi #1 completamente nuevo estará en pista. Gené comparte box con el que fuera su compañero en 2013, Di Grassi; y también por primera vez con el gran Tom Kristensen, un piloto exigente y muy ambicioso, que no abandona la carrera más importante del año pese a sus nueve victorias.
Marc reconoce que Kristensen le acogió muy bien, con un trato casi paternalista. El trato de recibir a un piloto inesperado, un compañero que a priori sabes va a trabajar en desventaja, con menos experiencia con el Audi R18 e-tron quattro de este año, menos vueltas en prácticas libres y, por ende, previsiblemente un ritmo inferior al que podría imponer cualquier otro corredor oficial de Audi.
La suerte de Marc Gené ha dado un vuelco inesperado. Sale a pista al atardecer, un momento muy duro para el piloto, un cambio muy drástico en las condiciones lumínicas que por un momento te hacen ver de otra forma las referencias de cada tramo. Marc reconoce que en la estrategia del equipo se optó por que saltara a pista en dos momentos muy delicados, el atardecer y el amanecer, pero a la vez tranquilos en pista, puesto que a esas horas no suelen jugarse las grandes batallas y de una forma u otra la suerte está echada.
En ese momento en que el piloto, como nos ha reconocido en más de una ocasión Marc, huele los choricitos y la panceta de las barbacoas de los espectadores mientras circula a más de 300 km/h en Hunaudieres; o en el que el aroma del café de los comisarios, a primera hora de la mañana, se filtra en el habitáculo, Gené se siente cómodo.
Marc comienza a clavar los tiempos, tiene ritmo y sobre todo constancia. Física y psicológicamente se encuentra en las condiciones idóneas para hacer un gran papel en esta carrera y así se lo hace saber a su equipo. De hecho, cerraría la carrera logrando algunas de las mejores medias de estas 24 Horas de Le Mans (la mejor referencia en una carrera de resistencia tan larga no es la vuelta rápida, sino el tiempo medio de todas las vueltas que realiza cada piloto en sus stints).
Audi se encontró con una carrera complicada, con un ritmo inferior al marcado por los Toyota y con un reglamento que penaliza a los diésel. Marc Gené nos cuenta algunos secretos. En esta edición de las 24 Horas de Le Mans, el consumo energético se ha convertido en un factor determinante, la eficiencia de cada vuelta es vital para cumplir con los límites estipulados por el reglamento y salirse de ellos puede costar una penalización.
Ese cambio reglamentario ha añadido complejidad a la conducción de los pilotos de Audi. Gené reconocía que antes de llegar a las chicanes de Hunaudieres, en vez de apurar la frenada hasta los 100 o 120 metros, debían soltar el acelerador y desplazarse “a vela” 300 metros antes del viraje para frenar por completo a partir de los 100 metros.
Otro de los secretos de Gené y quizás la razón por la cual clavó los tiempos, fue su obsesión por ahorrar energía adaptándose a las condiciones del tráfico. Hacer una conducción eficiente y fina, anticiparse al tráfico y a los coches que debía adelantar, aprovechar al máximo los periodos de retención y recarga de baterías para aprovechar esa energía no consumida en tramos limpios en los que podía rodar más rápido.
El Audi #1 rozó la victoria. Los favoritos de esta carrera, los Toyota, se encontraron con una carrera en la que ningún equipo se libró de problemas, de accidentes, de averías, de meter el coche en boxes y ver como tus rivales te meten vueltas. Audi también sufrió de lo lindo, se quedó muy pronto sin un coche, pero fue capaz de mantener dos en pista y muy alto, de aprovechar el problema de Toyota para que el Audi #1 se situase a la cabeza.
Finalmente, un problema del dichoso turbo, que tantos quebraderos de cabeza generó en los boxes de Audi, evitó la victoria del coche #1. La reparación se realizó en solo 15 minutos, pero el Audi #2 ya apuntaba a la cabeza de carrera y el ritmo del Porsche #20 no se antojaba suficiente como para detener las ansias de Audi por revalidar su título. Una avería dejaría a Webber sin las pocas posibilidades que ya de por si tenían de ganar.
Gené no pudo repetir el título que alcanzó en 2009 con Peugeot, pero la victoria de Audi y un meritorio segundo puesto hacen que se sienta ganador, por no hablar de los méritos personales logrados en esta carrera.
Marc Gené es consciente de que firmó una participación impecable y de que eso debería hacerle mejorar su posición en el equipo Audi. Los propios responsables de la marca de Ingolstadt le hicieron saber que más adelante hablarán con él, quién sabe si para ofrecerle un asiento oficial en 2015. La situación de Gené es un tanto peculiar. Su trabajo se divide entre el equipo Ferrari de Fórmula 1, la participación en resistencia con Audi y un sinfín de eventos de marketing y prensa con las marcas del grupo Fiat, Ferrari y Audi. Pluriempleado, pero afortunado por tener tantas oportunidades de hacer lo que más le gusta.
El que para muchos es el mayor defecto de Gené, sus compromisos con diferentes marcas y equipos, según el mismo reconoce también es su mayor virtud. Audi compite con dos coches en el mundial de resistencia, el WEC, pero para Le Mans siempre prepara una tercera máquina. Gené, quiere y puede competir en Le Mans y alguna carrera del WEC, pero no puede comprometerse a un campeonato completo por su compromiso con la Scudería.
Para Audi es fácil encontrar buenos pilotos que quieran correr en Le Mans y el WEC, pero no tanto buenos pilotos que se conformen con Le Mans y alguna carrera más.
Cuando a Gené se le pregunta por un tema tabú, como es el fin de su carrera, o al menos el fin de sus participaciones en Le Mans, donde lleva corriendo los últimos siete años, no hace un quiebro para salir del paso sin dar una respuesta clara. Marc entiende que no se ve corriendo en Le Mans por más de dos o tres años y no porque Le Mans no sea “país” para viejos, sino porque los riesgos que asumen los pilotos son muy altos.
Marc no niega del todo que pueda aprovechar ocasiones para correr en LMP2, pero las probabilidades de que se despida de Le Mans así son bajas. Tampoco quiere jubilarse compitiendo en GT, una categoría en la que es fácil encontrarse con equipos con pilotos imberbes y con equipos con pilotos que ya superaron hace tiempo la cincuentena.
Gené aún se estremece cuando recuerda su brutal accidente con el Peugeot en 2008, en las mismas curvas Porsche por las que ahora ruedan con el pie derecho a fondo, a unos 270 km/h.
El tema de la seguridad es algo que siempre le recuerda a su compañero en Ferrari, Fernando Alonso, un as que mira con ilusión a Le Mans, que indudablemente encontrará su sitio en unos años en la carrera de resistencia más grande de todas. En confidencia, Gené nos cuenta que Fernando también afrontó con ilusión la carrera de este año. Fue el encargado de dar el banderazo de salida, una de las estrellas del paddock y también pudo vivir por primera vez y en primera persona el ambiente de Le Mans.
Todo esto es lo que nos contó Marc Gené en su primer encuentro con la prensa a su regreso tras las 24 Horas de Le Mans de 2014. Y un servidor, por si no fuera poco, tuvo la suerte de luchar, curva a curva, subido en un kart, contra un piloto que hace unos días estaba peleando por vencer en Le Mans. Evidentemente, me llena de orgullo y satisfacción, y algún día le contaré a mis nietos que aguanté, dos curvas, no más, a Marc Gené pisándome los talones.
¿Necesito más razones para estar contando ya los días que quedan para las 24 Horas de Le Mans de 2015?
En Diariomotor. Marc Gené se sincera antes de Le Mans: “Mi momento de mayor alegría, y también de mayor miedo, lo he vivido en Le Mans”